Los Sixers (0-8) rindieron visita al American Airlines Center de Dallas con la mente puesta en lograr su primera victoria de la temporada con su joven estrella Michael Carter-Williams de vuelta. Para ello tenían que sorprender a unos Mavericks (6-3) que han arrancado la temporada con más dudas de las esperadas debido a su irregularidad.
Carter-Williams, nombrado Rookie of the Year de la pasada temporada, volvía a las canchas tras su paso por el quirófano para reparar su lesión en el labrum del hombro derecho que le ha mantenido apartado de las canchas desde el pasado mes de mayo. Los 76ers también recuperaron de cara al partido frente a Dallas a Noel, que volvía tras estar apartado de la dinámica del equipo tras sufrir un esguince en el encuentro ante los Magic.
El partido, jugado en un ambiente muy frío para lo que están acostumbrados en el AAC debido a lo poco atractivo que resulta recibir a los Sixers para cualquier afición de la liga, se rompió desde el principio. Los Mavericks lograban anotar con facilidad ante la pasiva defensa Sixer, hecho principalmente motivado por la gran circulación en los ataques estáticos, que hacía que encontraran en todo momento a un compañero desmarcado y las rápidas transiciones defensa-ataque provocadas por las 9 pérdidas cometidas por los pupilos de Brett Brown durante el este primer cuarto.
Los Sixers no tuvieron el control sobre su propio ataque y solo la entrada de MCW, cuando faltaban 6:42 para el final del primer cuarto, pareció arrojar algo de luz sobre el ataque de su equipo. Aunque esto no se tradujera en puntos anotados. Así el primer cuarto finalizó 10-38 con una clara superioridad de los de Dallas.
Durante el segundo cuarto se vivió más de lo mismo. El periodo comenzó con un parcial de 7-0 para los Mavs y continúo con la misma tendencia vivida durante el primer cuarto hasta el final de la primera mitad. Al descanso se llegó con 30-73 en el marcador a favor de los locales. 43 puntos de ventaja que representan perfectamente lo vivido sobre el parqué. Dominio y superioridad absolutos de los Mavs y unos Sixers impasibles ante lo que les estaba pasando.
Con el paso de los minutos en el tercer cuarto, comenzaron las rotaciones en ambos equipos. El marcador se movió en una ventaja alrededor de los 40-50 puntos en todo momento y el partido se convirtió en una ida y vuelta continua de una a otra canasta. Este tercer acto terminó 53-95, con una victoria del parcial para los Sixers por 24-22.
Para cerrar el partido tanto Carlisle como Brown decidieron sentar a sus jugadores más importantes y dar minutos a los suplentes, que intentaron demostrar a sus entrenadores que merecen más minutos de juego.
El partido terminó 70-123. Lo que supone que los Mavericks establecieron varios récords de la historia de la franquicia.
– Mayor diferencia de puntos a favor en un partido: +53. El anterior récord eran 50, en una victoria ante los Knicks en Febrero de 2010.
– Mayor diferencia de puntos a favor en el primer cuarto: + 28.
– Mayor diferencia de puntos a favor en la primera parte: +44.
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Al término del partido MCW declaró:
» Estoy seguro que recordaremos esto para que no nos vuelva a suceder. Nadie en el vestuario está acostumbrado a perder de esta manera, a que nos pasen por encima. Tampoco estamos acostumbrados a encajar esta racha de derrotas. Nos sentimos mal después de cada partido perdido».
Y es que con la de anoche los Sixers han encajado su octava derrota consecutiva y se están acercando peligrosamente al dudoso récord de derrotas seguidos al inicio de la temporada de la franquicia que ostentan los Sixers de la temporada 1972-73, los cuales comenzaron la temporada con 15 derrotas consecutivas.
Los jugadores más destacados de la noche fueron Nowitzki con 21 puntos en 20 minutos de juego (7-8 en tiros de campo), Monta Ellis con 17 puntos y Tyson Chandler con 9 puntos y 10 rebote. Por parte de los Sixers solo se salvó de la quema Michael Carter-Williams, el cual anotó 19 puntos, capturó 8 rebotes y repartió 5 asistencias.
Los Sixers visitan el Toyota center de Houston esta noche y por su parte los Mavericks tienen descanso hasta el sábado, día en el que recibirán a los Minnesota Timberwolves.