El culebrón (o mejor dicho, los culebrones)sobre Rajon Rondo no parece tener fin. Si no ha sido suficientemente con todo un verano en el que cada semana salían tres noticias situándolo fuera de la franquicia de Massachusetts y dos afirmando que iba a continuar muchos años de verde -todo esto acompañado por declaraciones de amor y confianza de su entrenador Stevens, y ambiguas respuestas sobre su status dentro del equipo por parte de su General Manager, Danny Ainge– el pasado viernes saltó la noticia de que Rondo se había operado la mano izquierda tras habérsela fracturado en una caída en la ducha.
Esta horrible noticia para el base de Kentucky y los aficionados Celtics dejaba al jugador con 8 semanas de baja por delante, perdiéndose el primer mes de competición, pero bueno, al menos era una noticia deportiva sin más, normal y cerrada a especulaciones… Hasta ayer. Y es que en la jornada del domingo, numerosas voces son las que han dudado de la veracidad de las informaciones remitidas desde Boston sobre que el máximo quinto asistente de la historia de la franquicia -con tan solo 28 años – se había lesionado de la manera explicada oficialmente.
Estas voces, entre las que se encuentran numerosas figuras relacionadas con la medicina – y que rápidamente expresaron su opinión por twitter – y, más importante aún, algunos reputados periodistas como Adam Kaufman de «Boston.com» (fuente de esta noticia) señalaron que este tipo de lesión es una lesión que solo suele producirse con el puño cerrado y que es conocida como «fractura del boxeador». A esto añadían que difícilmente podría haberse causado esta lesión cayendo en la ducha, puesto que el acto reflejo es parar la caída con la palma abierta y nunca con el puño cerrado. Veremos si hoy, durante el «Media day» de los Boston Celtics que cubriremos desde esta página y desde el Twitter de la franquicia (@celtics_snba), se aclaran algunas de las interrogaciones sobre su lesión y se disipan – o confirman – aquellos rumores que hablaban de que Rajon Rondo se encontraba de fiesta en un parque de atracciones – concretamente en uno de camas elásticas – en el momento que se produjo la lesión.