La pasada madrugada, Dwyane Wade provocó grandes estragos en la defensa de Minnesota merced de sus 25 puntos y 8 asistencias para liderar junto a Bosh (24 puntos, 7 rebotes) la victoria sobre los Wolves 92-102. Uno de los que tuvo que sufrirle en el otro bando fue Andrew Wiggins. El rookie, que aportó 10 puntos, intercambió unas palabras con D-Wade al finalizar el encuentro.
«Me preguntó si quería ser un gran jugador. Asentí y me respondió que tengo todo lo necesario para serlo. Sólo tengo que seguir trabajando».
Por el momento, el que fuera número uno del pasado Draft no ha empezado tan bien como esperaba (9,2 puntos y 3,5 rebotes en 27 minutos por partido hasta el momento). Pese a disfrutar de muchos minutos aún no ha podido desplegar el baloncesto que atesora y con el que ya disfrutamos cuando jugaba en la NCAA. Es por esto que las palabras de Wade tienen mucho valor para él.
«Esas palabras al final del partido me motivan. Ya las tengo en mi cabeza y van a acompañarme durante mucho tiempo. Crecí viéndole jugar, era uno de mis ídolos. Es un gran jugador».
El potencial de Wiggins es indudable, y las palabras de Wade más que acertadas. El jugador aún tiene 19 años, por lo que se espera que necesite algún tiempo para aclimatarse a una liga que exige mucho más física y mentalmente que la universitaria.
Pasa por lo último escrito a Wiggins aún le falta desarrollarse físicamente para estar a la altura de sus emparejamientos en los partidos de NBA. Cuando se acerca al aro aumenta su porcentaje, pero cuando vive del tiro -donde se siente más seguro- le esta costando un poco más.
El chico tiene 19 años y toda la confianza y paciencia del mundo puesta en sus hombros, lo mejor es que de compañero tiene a Bennett que sabe de malos ratos y más de un consejo le puede dar.
El gimnasio y los minutos de juego van a traer frutos, el flaco brilla con luz propia y va a ser un gran jugador en unos años ¿donde estabamos nosotros a los 19 años para ser tan críticos con él?