Anoche Houston Rockets jugó su peor partido del año, en ningún momento dio la impresión de que pudiese estar a la altura de Memphis Grizzlies, líder absoluto y merecido en el Oeste, con un récord de 10-1. Los Grizzlies funcionaron como un acordeón y los Rockets no supieron cómo atacarles, ni cómo defenderles. El resultado lo dice todo, 93-119.
Las reacciones no se hicieron esperar después del partido, caras muy largas en la zona mixta, y pocas ganas de hablar, pero es lo que tocaba.
El primero en hablar fue el entrenador Kevin McHale, que señaló el problema en la defensa «nuestra defensa se desintegró y fue un paseo para ellos. El partido se convirtió en un infierno para nosotros«. También señaló las veintiuna pérdidas de balón, «han anotado canastas muy fáciles«.
Dwight Howard fue el mejor con 15 puntos y 9 rebotes, y le quitaba hierro al asunto, «no vamos a poner excusas, nos han machado. Esto ocurre, somos humanos. Está claro que vamos a mejorar«.
Trevor Ariza achacó la derrota a la cantidad de errores que cometieron tanto en ataque como en defensa:
«Nos han hecho pagar todos y cada uno de nuestros errores. No dejaron de golpearnos y no supimos reaccionar, esa es la verdad del partido. Simplemente nos han pateado el culo«.
Jason Terry, un veterano curtido en mil batallas lo tenía claro:
«No hay que martirizarse, es solo una derrota, ahora hay que pensar en Lakers, pero este partido no se nos irá rápido de la cabeza».
El próximo partido de los texanos será la noche del miércoles al jueves, a las 03:30 de la mañana, en el Toyota Center y ante Los Ángeles Lakers, que a día de hoy están con un récord de 1-9, y llegarán al partido después de jugar ante Atlanta Hawks, en un backto-back, algo que deberían aprovechar los de McHale para recuperar la senda de la victoria y las buenas sensaciones de principio de temporada.