Houston le para los pies a Dallas

Dallas Mavericks 92-95 Houston Rockets

Houston y Dallas medían ayer sus fuerzas por la supremacía de Tejas. Amén de  su condición de derby, el choque tenía infinidad de alicientes más, como la acalorada guerra dialéctica que mantenían Mark Cuban y Daryl Morey hace ya un tiempo o el retorno de Chandler Parsons a la que fuera su casa.

Comenzaba intrépido el partido,con un nivel de acierto muy elevado en ambos bandos. Houston,que de por sí se cimenta sobre el triple y el galope, había de echar mano con más frecuencia de lo habitual de dichos factores, puesto que Dwight Howard causaba baja anoche. Abonados al desorden, ambos equipos anotaban con fluidez y corrían con elocuencia. Empate a 29  al término de un primer cuarto que prometía deparar una noche de campanillas en cuanto a puntuación se refiere.

Al inicio del segundo asalto Houston entraría en ebullición, dominando el arte del contraataque con destreza y martilizando la línea de tres (6/7 en los primeros 7 minutos), lo que redundaría en un colchón a su favor que oscilaba entre los 9 y 13 puntos. El ímpetu de los muchachos de McHale contrastaba con la quietud de los de Carlise, pastosos en la circulación de balón e ineficaces en la transición defensiva. Sin embargo, Dallas lograba marcharse con vida al descanso, aunque con el partido donde se le antojaba a Rockets; imperaba el descontrol, Mavericks llevaba hasta 8 balones perdidos que propulsaban el galopar de Houston y el juego en la zona no gozaba de relevancia alguna: 60-51 para los locales.

Al regreso de vestuarios, Dallas conseguía cortar la hemorragia. El repliegue de Houston era ahora más embolicado y el rifle de asalto se transformó en escopeta de feria: 2 de 16 en triples para los red en este periodo. Así mismo, el ataque estático de los Mavericks continuaba siendo pésimo, lo que les impediría materializar la mejoría defensiva en ventaja en el marcador. Entre piedras y pedradas transcurrían los minutos del zarrapastroso encuentro, rubricado por algún que otro severo mamporro. Sin embargo, casi finalizado este espantoso tercer periodo, Dallas lograba un parcial de 10-0 que igualaba el choque y prometía emoción en el cuarto y definitivo asalto.

Con Parsons desaparecido en combate y Nowitzki hastiado, Mavericks se encomendaba a Barea, Ellis y Wright, mientras que Houston seguía enneciada en lanzar triples que rara vez entraban. Con el desatino por bandera, ambos equipos se mantenían en el encuentro gracias a los fallos del oponente. Dallas entraba en el último minuto  con una pequeña ventaja de apenas un par de puntos que James Harden se encargó de igualar en primera instancia y superar a la postre gracias a un solemne dos más uno que ponía la guinda a su excelso concurso (32 puntos para él), y al gris retorno al Toyota Center de Parsons, cómplice de la decisiva canasta. Tres puntos abajo, Dallas buscaba un triple con más fe que cordura: Balón para Nowitzki, que apenas lograría sacar un forzadísimo tiro que fue escupido por el aro. El partido  concluía con una balsámica victoria por 92-95 para los de Kevin McHale, que cortaba la racha de seis victorias consecutivas de los visitantes.

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