Generalmente, cuando se hace una hagiografía sobre un personaje famoso se suele recurrir a grandes frases u opiniones sobre el mismo dichas por otras personas, pero en SomosNBA estamos hechos de otra pasta y hemos decidido repasar la vida de un gran jugador de Basket a través de sus propias opiniones y, sobre todo, frases. De todos modos, como nos gusta ser innovadores, pero tampoco trabajar mucho, hemos ido a lo fácil: qué mejor jugador para analizar desde este punto de vista que el gran Charles Barkley, hoy que cumple 52 años. Además, a él le da igual lo que pongamos aquí sobre él, si no se leyó su propia AUTObiografía «La culpa es mía, debería habérmela leído antes de publicarla», no creo que esto le moleste. Vamos a ello.
Charles Wade Barkley nació el 20 de febrero de 1963 en Alabama, en los suburbios de Leed, en la más absoluta pobreza. Nacer negro en el estado sureño por excelencia de los EEUU no es nada fácil, más aún en una época en la que los derechos civiles acababan de ser extendidos a la población negra del país: «A la gente negra no se le deja acercarse demasiado a casa del gobernador de Alabama, a no ser el día que toca limpiar el edificio», y pobre no es cómodo en general: «He sido pobre y he sido rico, ser rico es mejor» . Por suerte Charles tenía un don para el baloncesto pero, como le faltaba altura y le sobraba peso, casi no jugó demasiado de titular en su equipo del High School hasta que su último año, tras crecer bastantes centímetros ese verano.
Esto que en principio puede parecer una desventaja, para un chico con la autoestima de Barkley: «Tienes que creer en tí mismo. Demonios, yo creo que soy el tío más guapo del mundo y creo que tengo razón», pronto se tornó en algo bueno. Ante su falta de altura: «La altura está sobrevalorada, he jugado con muchos paquetes muy altos», jugó muchos partidos en posición de alero, consiguiendo un gran manejo del balón que le sería muy útil en el futuro. A pocos pívots hemos visto subir el balón corriendo y dejando atrás a sus rivales para marcarse un «coast to coast», para finalizar machacándola. Además contaba con una agilidad y una especial habilidad para coger rebotes: «Si, tengo una técnica para coger rebotes, simplemente se llama coger el puto balón», así que su camino a la Universidad pasaba por el deporte: «Yo no me gradué en la Universidad, pero tengo a un par de tipos trabajando para mí que sí lo hicieron», tras hacer un gran último año 19.1 puntos y 17.9 rebotes,
Eligió la Universidad de Auburn, donde ya jugó de pívot con una altura de 1.98 y algo pasado de peso, llegando a pesar 136 kilos. ¿Cómo puedes jugar al máximo nivel y convertirte en uno de los mejores reboteadores de todos los tiempos con ese físico? Charles lo hizo con dos virtudes, la comentada agilidad y: «Juego duro, muy duro, si tuviese la altura de Robert Parish me declararían ilegal en seis o siete estados» , «Oakley me dió un codazo, y mi abuelita se hubiera enfadado si no me defiendo» o «Pego a todos por igual, en eso soy muy consistente». Allí lo haría realmente bien con unos promedios de 14.1 puntos, (65.2% TC), 9.6 rebotes, 1.6 asistencias y 1.7 tapones, llegando a ser elegido dos temporadas, y posteriormente de la década, mejor jugador de su conferencia, la «Southeastern» . También sería elegido para el torneo de la NCAA en su último año en la Universidad, 1984, donde acabaría con 23 puntos (80% TC), 17 rebotes, 4 asistencias y 2 tapones.
Sería elegido en el draft de 1984 (¿El mejor de la Historia?), solo dos puestos por detrás de Michael Jordan, por los Philadelphia 76ers. Allí coincidiría con Julius Erving y Moses Malone, que le ayudaría definitivamente a controlar sus problemas de peso. En defensa de Barkley hay que decir que ya había controlado este problema mucho antes… pero le había tocado las narices y lo solucionó a su manera. Al agente de Charles le habían llegado rumores de que le iban a elegir en quinta posición pero que, utilizando su sobrepeso, le iban a ofrecer menos dinero. Su solución, engordar todo lo posible para que no lo eligiesen ellos. No le saldría bien la maniobra (pese a llegar a los 130kg), y se tuvo que tragar (perdón) la decisión.
En su primer año entraría dentro del mejor quinteto de rookies, y los tres siguientes años serían igualmente buenos en lo deportivo, alcanzando incluso las finales de conferencia, pero algo menos en lo personal. Habiéndonos hecho ya una idea del carácter y cabeza del bueno de Charles, no extrañará saber que tras cuatro años en la mejor liga de baloncesto de nuevo, tuvo que empezar de cero tras haberse arruinado y quedado en bancarrota: «Cuando eres negro es muy difícil decir que no cuando te piden dinero. Si dices que no te dicen «tío, ya no eres de los nuestros, te crees mejor que nosotros». Pero al final tuve que dejar de ayudarlos cuando uno de ellos me pidió dinero para el funeral de su abuela por cuarta vez. Le tuve que decir, «¿Pero cuantas abuelas tienes?»».
Tras estas cuatro temporadas, el equipo entraría en reconstrucción y el sería el jugador franquicia tras la retirada de Erving. En la temporada 1989/90 recibiría más votos que nadie para el MVP de la temporada aunque este recaería en Magic Johnson tras promediar 25.2 puntos (60% en tiros de campo) y 11.5 rebotes y, en esa misma, sería nombrado MVP del All-Star. Eso si, un vez más, se quedaba a mitad de camino al anillo tras caer con los Bulls de Jordan. Siete años en la NBA brillando con luz propia, y dominando en el poste como muy pocos lo han hecho, sin conseguir nada, hacían que la frustración de Barkley creciese por momentos. No le gustaba ni el uniforme: «Es como si a mi hija le hubiesen dado un puñado de lápices».
Tras una última temporada 1991/1992 en la que volvió a quedarse sin anillo pese a ser, de nuevo, uno de los mejores jugadores de liga, Charles tuvo abiertos frentes con jugadores: «Hueles a marica» o «Querido Bill, Que te jodan. CB.» (dedicadas a Bill Laimber, a quién admiraba: «Laimber es el tipo más despreciable y desagradable de todo el basket…pero siempre le respeté como jugador» y árbitros: «Si pienso que un árbitro es malo, se lo voy a decir, sin importarme qué es lo que me pueda hacer la NBA, entre otras cosas porque las multas son deducibles de impuestos», acabaría pidiendo el traspaso: «Es una mierda jugar en esta cancha. Los espectadores no animan. Parecen que están muertos y alguno debería estarlo».
Ese año es en el que pronunció la que quizás es su frase más recordada, tras remontar un partido a los Nets: «Este clásico partido que si lo pierdes vuelves a casa y la emprendes a palos con la mujer y los niños. ¿Habéis visto a mi mujer saltando de alegría al final del partido? Eso es porque sabía que yo no iba a pegarle” . El periodista, que estaba perplejo y, para qué negarlo, tenía algo más de cabeza que el grandioso pívot, le preguntó si no quería «matizar» sus palabras, dado que ya había tenido problemas con las feministas tras decir: «Que mierda de partido, solo he cogido cuatro rebotes, eso lo hace hasta mi mujer» , la respuesta: «Escríbelo si quieres, que se jodan las feministas«. Al público siempre le habían hecho gracia las boutades del jugador ya que casi nunca solían ser tan ofensivas como graciosas, además, para multarle y juzgarle ha estaba ahí la NBA ¿No?: «Iba a donar la cantidad de mis multas a los sin hogar, pero es que al final iban a tener mejores casas que yo», pero todo eso había cambiado en la temporada anterior.
Si bien es cierto que Barkley siempre había caído simpático entre los aficionados a la NBA, ese cariño no se reflejaba casi nunca en las distintas canchas de la liga: «Los niños son geniales. Es de las mejores cosas de este negocio, la cantidad de niños que llegas a conocer. Es una pena que luego crezcan, se conviertan en adultos y vengan a los partidos a insultarte» y, un día en que los aficionados estaban cebándose especialmente con él, se le cruzó el cable y escupió a uno de ellos… con tal mala suerte que le dió a una niña pequeña. La NBA y los aficionados se le echaron encima.
Pero volvamos a lo deportivo. Una vez consumado su fichaje por los Suns en Julio de 1992, llegó uno de los mejores momentos en su carrera y de cualquier seguidor del Basket: los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. El Dream Team, los doce mejores jugadores de la NBA… y un novato. Si el ya legendario equipo americano es recordado, imaginaos lo que hubiese sido si el elegido para ir hubiese sido el otro principal candidato, Shaquille O´Neal, en lugar de… Christian Leattner: «En lo único que se parecen Christian Leattner y Larry Bird es en que ambos mean de pie» o «Pese a ser un rookie, el año que viene Christian Leattner va a ser el jugador más fuerte de la NBA, se está pasando el verano llevando las maletas de 12 tíos».
El camino a los JJOO comenzó para los estadounidenses con un pequeño staff en el Principado de Mónaco: «40$ por una cerveza. Montecarlo es un buen sitio para vivir cuando eres alcohólico. No puedes permitirte ser un borracho aquí». Allí sería cuestionado, ignorancia de la época, sobre si no tenían miedo de jugar con Magic, que acababa de reconocer que tenia el VIH: «Joder, vamos a jugar a baloncesto. No vamos a Barcelona a tener orgías con Magic sin usar protección» y conocería al príncipe de Mónaco: «¿Se supone que debemos parar de comer cuando él lo haga? ¿Y qué ocurre si seguimos teniendo hambre? Joder, puede que él haya picoteado algo antes de venir a comer». Acabado este staff muniqués, se trasladaron a Barcelona, donde comenzaron los entrenamientos, algunos más intensos que los partidos que luego disputarían. En uno de ellos Barkley, con diferencia el jugador que más en serio se estaba tomando la competición, le dio un golpe a su compañero Chris Mullin: «Si es el cerebro, estarás bien, es el órgano más pequeño de tu cuerpo», pero, en general le sirvió para entablar relaciones personales: «Nunca bebas cerveza con Larry Bird, tendrá que llevarte alguien a casa. A mí me ha pasado» con unos jugadores con los que, por su estilo de juego, generalmente estaba a la gresca: «Estamos en el negocio de patear culos y es un negocio muy, muy bueno».
Todos los españoles que vivieron esos JJOO, sin duda, recuerdan dos partidos de la competición. El que se disputó contra los EEUU y, por desgracia, el que se jugó contra Angola. Seguramente, la derrota contra esta selección semi-profesional es un de los momentos más vergonzosos del baloncesto nacional, pero ellos tampoco guardan un gran recuerdo del torneo, especialmente por Charles Barkley, quien ya calentó la previa: «No sé nada de Angola. Bueno, sí, que están en problemas». Las cosas no acabaron ahí, y demostrando lo que dijimos antes de que Barkley iba a ser quién más en serio se tomase el torneo (en un équipo con Magic, Bird o Jordan, él sería el máximo anotador), en el encuentro le dio un codazo a un jugador angoleño, sus explicaciones: «Bueno, él me podía haber sacado una lanza». Finalmente, tras pasearse por Barcelona (EEUU promedió 117 puntos por partido) ante selecciones netamente inferiores a ellos «¿El objetivo del partido frente a Panamá? Que nos devuelvan el canal».
Charles Barkley era, por primera vez, campeón olímpico. Lograría serlo una segunda vez en 1996.
De regreso a EEUU, recalaría en su nuevo equipo, los Phoenix Suns. El cambio le sentó de maravilla a él, que ganaría su único MVP de la temporada y al equipo, que acabaría con el mejor récord de la liga (62/20). Tras unas semifinales y finales de conferencia al máximo nivel, 44 puntos y 24 rebotes en el 7º partido de las finales contra los Spurs, llegaron a la final de la NBA frente a los Bulls de Jordan. No pudieron empezar peor las mismas y perdieron los dos primeros partidos en casa, resultado que nunca remontarían, para acabar perdiéndolas 4-2.
Tras esta gran temporada empezaría un lento pero constante declive en la carrera de Barkley, cada vez peor acompañado y lastrado por las lesiones. Fue seleccionado por séptima vez consecutiva para el All-Star, aunque no podría asistir al estar de baja por lesión. Tendría que verlo por la tele y, con ello, cómo Brent Barry ganaba el «Drunk Contest»: «¡Un blanco ganando el concurso de mates!. La NBA está en decadencia. Necesitamos otra Marcha del Millón de Hombres». Aún así llegarían a las semifinales de conferencia tras superar en primera ronda a los Warriors (con 56 puntos de Charles, jugando con molestias, en el tercer partido de la serie), donde caerían 4-3 frente a los posteriores ganadores, los Houston Rockets.
La siguiente sería su última temporada en Phoenix, a los que lideraría en puntos, rebotes y robos. También jugaría el All-Star y se convertiría en el décimo jugador en conseguir 20000 puntos y 10000 rebotes, cayendo en primera ronda frente a los Spurs. Ese verano sería traspasado a Houston. Aquí se juntaría un equipazo con grandes hombres ya en el final de su carrera: Olajuwon, Drexler y Barkley que no sería suficiente para superar a unos Jazz (los de Stochkton y Malone) frente a los que caerían en las finales de conferencia.
Las cosas no mejorarían al año siguiente donde en lo personal Barkley fue noticia tras una pelea en un bar, en la que arrojaría a un hombre por la ventana, cosa de la que se arrepentiría en el juicio siguiente: «Si, me arrepiento… de no haber estado en un décimo piso»; y en lo deportivo caería en primera ronda. Fue otra temporada plagada de lesiones, aunque esto no le impedirían en convertirse en el primer jugador desde Wilt Chamberlain en conseguir 23000 puntos, 12000 rebotes y 4000 asistencias.
Los Houston reaccionarían al año siguiente uniendo a sus filas al ex-compañero de Charles en el «Dream Team», Scottie Pippen, aunque sin éxito. Volverían a caer en primera ronda frente a Utah y, para colmo, acabó fatal con Pippen, al que denominó: «Traidor e inseguro» una vez que este le llamase: «Gordo, egoísta e irresponsable». El buen rollo se respiraba en cada esquina de ese vestuario, ¿verdad? Así que Barkley, agotado de ser de los mejores de la liga y quedarse una y otra vez sin el anillo y muy lastrado por las lesiones, cada vez más frecuentes, meditaba seriamente la retirada: “Recuerdo sentarme con los Rockets y decirles: ‘Sí, me voy a retirar’. Ellos dijeron: ‘Bueno, te daremos nueve millones de dólares’, a lo que respondí: ‘¿Tenéis un bolígrafo encima?’. Continuaría una temporada más, pero solo jugaría 20 partidos, hasta el 8 de Diciembre de 1999 cuando se rompió el tendón de cuadriceps izquierdo. Solo volvería a las canchas para que su última imagen no fuese esa y jugaría un partido contra los Vancouver Grizzlies el 19 de abril de 2000. Jugaría dos minutos para coger un rebote, dar una asistencia y meter una canasta, tras la cual se retiró y puso fin a una carrera de 16 años.
Tras retirarse diría: «Justo lo que América necesita, otro negro sin trabajo». Pese a confesar que su día a día consistía en: «Me levanto por la mañana, decido dónde jugar al golf y bebo cerveza todo el día. El sexo y el golf son las únicas cosas en las que aún siendo malo en ello, puedes pasar un rato agradable», no estaría mucho tiempo parado y pronto empezaría una exitosa carrera en la televisión como comentarista en TNT. Eso sí, primero pasaría por la cárcel cuando, tras ser detenido por un agente de policia … Bueno, en este caso me voy a saltar el espíritu del reportaje, y que lo cuente el policía, yo soy demasiado joven para ello: «Me dijo que se saltó la señal porque tenía prisa por estar con la chica que le acompañaba en el asiento del copiloto. Me dijo que la chica estaba caliente y me preguntó si quería saber la verdad. Cuando le contesté que sí me comentó que condujo mal para tener sexo oral, y que con esa chica había practicado el mejor sexo oral de su vida». Muy bien lo tienes que hacer para que te guarden el puesto de trabajo tras pasar por la cárcel por eso, y Charles lo es. Si no, que se lo pregunten a su compañero de cadena, el también ex-jugador Kenny Smith: «Olajuwon nunca pudo darte una patada en el culo porque siempre estabas demasiado cerca de él, besando el suyo», que cuando comentó que había regalado sus anillos de campeón a sus familiares y amigos porque le habían ayudado mucho a conseguirlos, Barkley le contestó: «En ese caso se los tenías que haber dado a Hakeem Olajuwon».
Aquí, para cerrar, una muestra de sus mejores análisis para TNT:
- «Cada vez parece más grande. Dentro de poco, ¿qué llevará? ¿un turbante?” . Sobre LeBron James.
- “Stanley, serías un gran jugador si fueses capaz de decir dos palabras: estoy lleno”. Sobre Stanley Roberts.
- «Es un montón de pasta. Y lo está ganando un negro. Qué gran país es este. Imagínate si supiese jugar”. Sobre Kevin Garnett.
- «¡Ni siquiera puedes saltar lo suficiente para tocar el aro a no ser que te pongan un Big mac en lo alto!». Sobre Stanley Miller.
- «Danny Ainge me ha llamado hoy. Tengo que disculparme con él. Aunque es cierto que está haciendo un trabajo lamentable en Boston, él no quiere que diga estas cosas en televisión. Danny Ainge es un buen amigo. Ha hecho algunos traspasos horrorosos, pero no quiere que lo diga en televisión, así que desde aquí le pido perdón».
- «A los Lakers no les preocupa la defensa sobre Michael Olowokandi. Incluso si juega el partido de su vida y explota toda su capacidad ofensiva no pasará de los 8 puntos».
- «Soy la persona más inteligente de este estudio. Vosotros dos estáis aquí como decoración». Hablando con sus compañeros comentaristas Kenny Smith y Ernie Johnson.
- «Si crees en serio que Tony Parker es mejor que Manu Ginobili, deberías dejar de beber antes de venir aquí». Al bueno de Kenny Smith otra vez.
- «No creo que esté muy decepcionado, juega en los Knicks». Sobre Nate Robinson, después de que fallase un mate en el Dunk Contest.
Fuente Videoscbmurcia.
El articulo esta muy bien, muy currado pero deveriais tener cuidado al escribir. Jorda en lugar de Jordan. 62/2 en lugar de 62/20. alguna N que no estaba en el final de alguna palabra…
Pero repito que el articulo es genial
Me alegro de que te haya gustado, gracias por avisarme de los fallos, siempre se cuela alguno, ya están todos corregidos. Un saludo.
A seguir asi cracks
deberiais jajaja
[…] vida es ver que estás de acuerdo en algo con Charles Barkley. Coincidir en algo con el que ha sido el bocazas más grande que ha puesto un pie en la NBA podría ser motivo de sonrojo y vergüenza, pero la verdad es que justo en este caso, en el charco […]