Drazen Petrovic tenía pensado volver a Europa dos años para luego firmar por Boston Celtics

Hoy se cumplen 22 años de su muerte
Foto de Wikipedia (CC)

Hoy, 7 de junio de 2015, se cumplen 22 años del fatídico accidente de coche que arrebató al mundo del baloncesto uno de los mayores talentos que las pistas ha dado: Drazen Petrovic, el Genio de Sibenik, el Mozart del baloncesto, como otros muchos le llamaban.

Sports Illustrated, utilizando un párrafo del libro «Drazen: La remarcable historia y legado del Mozart del Baloncesto», explica como fue el accidente.

Según el escritor del libro, Todd Spehr, el jugador había conocido a una chica en Nueva York: Klara Szalantzy. La joven húngara, de 22 años de edad y también jugadora de baloncesto, había viajado durante la temporada de la NBA a Nueva York de vacaciones, junto a una amiga. Una vez allí, Szalantzy llamó a las oficinas de los Nets para contactar con Petrovic. Desde la franquicia se le informó que no podían dar información sobre sus trabajadores, así que la joven no tuvo más remedio que dejar su número de teléfono.

El hecho despertó la atención de Drazen, que aceptó contactar con la chica, invitándola a ver un partido de los Nets y quedando para cenar tras el mismo. Ambos se sintieron atraídos. Dos días después, Szalantzy y su amiga volvieron a Europa, con la promesa del jugador de seguir en contacto y que, durante el verano, la iría a visitar a Alemania.

Y así fue. Petrovic y Szalantzy mantuvieron el contacto de manera telefónica durante esos meses, hasta que encontraron el momento de encontrarse. El jugador se encontraba el 7 de  junio del 93 en Frankfurt, con la selección croata, con la que debía regresar a Zagreb. Pero Drazen tenía otros planes. Era el momento de seguir conociendo a Szalantzy.

La joven fue a recoger al jugador croata al aeropuerto. Iba acompañada de otra amiga, también jugadora de baloncesto. Las dos chicas, junto al Genio de Sibenik, tenían planeado viajar en coche hasta Munich, donde Petrovic y Szalantzy pretendían pasar juntos una noche de hotel. Los tres subieron al Volskwagen Golf de Szalantzy, que conducía, mientras que Petrovic se situó en el asiento del copiloto. La miga de la chica, llamada Edebal, se acomodó en el asiento de atrás.

El tiempo se había complicado esa tarde, y una tormenta azotaba la zona de Munich. La lluvia había dejado la conocida Autobahn en peligrosas condiciones, y la desgracia provocó que un coche sufriera del temido «aquaplaning». Un camión viajaba tras el turismo, y en su intento por evitar la colisión modificó su rumbo de tal forma que acabó traspasando la mediana de la autopista, invadiendo los tres carriles contrarios.

Foto de Martin Alvarez Espinar (CC)

El conductor bajó inmediatamente del trailer, para intentar avisar a los conductores que se aproximaban del peligro que les aguardaba. Sus intentos no tuvieron éxito. La desgracia quiso que el primer auto en llegar al punto negro fuera el de Szalantzy. La joven conducía a gran velocidad, aprovechando la ausencia de límite en ese tramo de carretera. «A unos 180 kilómetros por hora», Edebal, la acompañante del asiento trasero, confesó posteriormente a las autoridades.

Salantzy frenó bruscamente al ver atravesado el camión, pero la velocidad excesiva y la carretera mojada hicieron que el coche derrapara, estampando el lado derecho del mismo contra el camión. Era el lado donde viajaba Drazen Petrovic.

Salantzy y su amiga lograron escapar con vida, con heridas de diferente consideración, pero Petrovic no corrió tanta suerte. Murió en el acto. Su reloj se paró en el instante preciso del accidente, las 5 y 20 de la tarde del 7 de junio de 1993. Tenía 28 años.

Coincidiendo con tan triste efeméride, otra biografía del jugador recientemente publicada responde a la pregunta que a buen seguro todo aficionado al baloncesto se ha hecho en algún momento, ¿Que hubiera pasado si Drazen Petrovic no hubiera muerto?

Tal como reporta el portal Eurohoops, el libro, titulado «Drazen, los años del dragon» y escrito por Marjan Crnogaj y Vlado Radicevic, explica en uno de sus capítulos que el por entones jugador de New Jersey Nets había decidido no aceptar la oferta de renovación de la franquicia, y estaba resuelto a abandonar la NBA para recalar en el Panathinaikos griego. Su plan era jugar en Europa durante uno o dos años, para luego volver a la mejor liga del mundo. Su objetivo: jugar para los Boston Celtics. Al parecer, la estrella croata tenía predilección por los equipos con un trébol en su escudo.

Así lo explicó a los escritores el ex-director técnico de Panathinaikos, Tassos Stefanou, que describe como informó del fatal accidente del jugador el entonces propietario y presidente del club heleno, Pavlos Giannakopoulos.

Nunca lo olvidaré. Eran las siete y cuarto de la mañana cuando sonó mi teléfono. Era Pavlos (Giannakopoulos).

«Lo hemos perdido Tassos«, me dijo, yo no entendía lo que quería decir.

«¿A quién?», le pregunté. El respondió: «A Drazen»

«Pero teníamos un acuerdo verbal y un pre-contrato que enviamos a tu oficina».

«Ha muerto hoy en un accidente de coche«, me dijo.

Me quedé helado. No sabía que decirle. El presidente (Pavlos Giannakopoulos) lloró al teléfono durante 15 minutos.«

Petrovic se hubiera reunido en el equipo griego con otro mito del baloncesto europeo: Nikos Galis. Quien sabe lo que hubiera pasado a partir de entonces.

Aquel fatídico accidente mató al jugador, pero dio luz al mito. Un mito que siempre será recordado por vídeos como éste.

Sigue descansando en paz, Drazen. Nosotros no te olvidamos.

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Comentarios (2)
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  • Sloan

    Muy buen articulo

  • Uiso Crespo

    Tremendo artículo, tremenda leyenda.