La temporada baja de los Knicks fue, a priori, positiva para la franquicia. Hubo varios movimientos de entrada y salida de jugadores, expectativas encontradas por la decisión en torno al pick de Draft, con críticas por parte del jugador más importante del plantel, que luego fueron retiradas y re formuladas para convertirse en elogios. Pero hay algo que es indiscutible, y es que la gerencia ha hecho los movimientos necesarios para dejar de ser un mal elenco de teatro para convertirse en un equipo de baloncesto.
Entre esos movimientos, uno de los jugadores que llegó para dar una nueva apariencia es el ex Orlando, Kyle O’Quinn. El ala pívot de 2.08 metros de altura y 110 kg, fue cayendo en la rotación del Magic debido a la cantidad de jugadores en los puestos interiores, y su promedio de minutos fue de 16.2. En ese tiempo,se las arregló para promediar 5.8 puntos, 3.9 rebotes y 1.2 asistencias, con un 49.2% desde el campo.
La idea de los Knicks, es constituir una plantilla que pueda jugar el triángulo ofensivo, y que sea sólida en defensa. O’Quinn tiene los brazos largos, y una buena habilidad para colocar tapones, y si añadimos su fortaleza, puede hacer las veces de pívot para jugar por momentos el tan actual Small Ball. Está listo para hacer todo lo que esté a su alcance para que su equipo pueda ganar juegos.
En cuanto la ofensiva, la temporada anterior lanzó un 29.7% detrás del arco, y este verano se ha puesto a trabajar ese rubro. Al jugar con una figura ofensiva que toma una elevada cantidad de lanzamientos y decisiones, y que atrae defensas, va a ser un complemento interesante, abriendo el campo, y castigando a las ayudas con su tiro de media y larga distancia. En la ofensiva también, con la presencia de Robin Lopez, podrán explotar las situaciones de alto-bajo que genera el sistema ofensivo.
Dicho esto, los Knicks pueden convertirse en un conjunto de básquet sólido, o en un grupo de matones, con la presencia de jugadores como Robin Lopez, Kevin Seraphin, Derrick Williams y el propio O’Quinn. Pero el oriundo de Queens, ya en su tercer año en la liga, debe estar listo para aceptar el reto, y tener un rol importante ahora que juega cerca de su casa.