Jrue Holiday: Encontrándome a mi mismo

Ha vuelto a alcanzar su mejor nivel
Fuente de la foto: TonyTheTiger
(CC)

Podría titular este artículo de muchas formas. A lo mejor podría ser un «bienvenido a casa, cuanto has tardado», o un «ya era ahora», o un «pobrecito que las lesiones le han (put) jorobado»… Al final he decidido llamarlo «encontrándome a mí mismo», y al final del artículo os explicaré el porqué.

La verdad es que el señor Jrue Holiday no es que haya tenido mucha suerte, la verdad. El base apuntaba a marcar una época en la NBA, pero las lesiones no han dejado de llamar a su puerta. Y si no han sido lesiones (maldita rodilla derecha), han sido restricciones. En definitiva, que el joven todavía base de 25 años no ha tenido la mejor suerte en su carrera (ni los mejores médicos).

Para comenzar el análisis vamos a empezar desde sus inicios. No en NOLA, desde el principio más antaño, desde el Jrue más joven que se conoce, baloncestísticamente hablando, claro.

EL PRIMERO DE LA CLASE

En sus años de high-school, Jrue jugo en el Instituto de Campbell, en California. Empezó a destacar debido a su gran rapidez, y sus primeros entrenadores le calificaban como «el chico bala del equipo». Aún así, no fue hasta su 4º año donde se empezó a ver la estrella que llevaba dentro. Ese año promedió 26 puntos, 11 rebotes, 7 asistencias y 5 robos, siendo nombrado Gatorade Player Of The Year. A parte, llevó a su equipo a ganar el campeonato estatal. Ese niño, sin duda, estaba capacitado para jugar en la NBA en un futuro, pero necesitaba crecer.

PERIODO DE UNIVERSIDAD COMPLICADO

Jrue Holiday cursó sus años de «college» en la Universidad de UCLA, en su California natal. Entró con 17 años y tan solo jugo una temporada en los UCLA Bruins, junto a Darren Collison, cosa que obligó a que Jrue tuviera que ser degradado a la posición de escolta y suplente de éste, aunque siempre se supo que Holiday estaba más capacitado para jugar en la NBA. Gran visión de juego, increíbles capacidades de pase, habilidades de anotación determinantes, un buen rebote… Todo un TOP-10 del draft en toda regla. En ese único año, promedió 8,5 puntos, 3,8 rebotes y 3,7 asistencias en 27 minutos por partido. Nada mal.

LA NOCHE DEL DRAFT DE UN JUGADOR QUE NO HIZO WORKOUTS

Aunque realmente era uno de los mejores prospectos de ese draft, la verdad es que no todo salió como el esperaba. Siendo de la misma camada que jugadores como Stephen Curry, James Harden, Blake Griffin o Ricky Rubio, Holiday era un claro TOP-6 ese año, pero cometió un pequeño error. No veía necesario hacer workouts, y eso afectó a su posición en el draft (al igual que Brandon Jennings, que acabó siendo elegido en el pick 10), siendo elegido en la posición 17 por los Philadelphia 76ers, por delante de jugadores como Ty Lawson, Eric Maynor o Jeff Teague, que si hicieron entrenamientos. También fue elegido por delante de un viejo conocido, Darren Collison. Lo tenía todo: grandes capacidades baloncestísticas, una franquicia en plena reconstrucción para triunfar, Andre Iguodala como mentor… Esto sólo acababa de empezar para un base con cara de niño, que todavía seguía siendo un niño en una liga de hombres.

PRIMERA TEMPORADA PARA APRENDER

El pequeño Holiday llegaba a unos Philadelphia dirigidos por Doug Collins, entrenador que caló mucho al joven base por aquel entonces. En esos Sixers esperaban Andre Iguodala como la gran estrella, Lou Williams como segunda espada y Elton Brand como peso pesado del vestuario… Casi nada. Pero no pasaba nada, porque este año era para aprender. Desde el primer momento, Jrue Holiday fue acogido en el vestuario como uno más, llegando a hacerse gran amigo de Iguodala, del que también aprendió mucho. Pero volvamos por donde íbamos. Temporada 2009-2010, su año de rookie. Doug Collins sabía que tenía un diamante en bruto, pero también sabía que no debía forzarle, que era mejor poco a poco y que ya llegaría su momento. Y así fue, Jrue salió desde el banquillo durante toda la temporada hasta el mes de Marzo, donde llegó una lesión de Lou Williams, aunque después volvió todo a la normalidad. Promedió en su primer año 8 puntos, 3,8 asistencias y 1,1 robos por partido en 24 minutos, con un total de 72 partidos.

TEMPORADAS 2 Y 3, EL NIÑO SE IBA HACIENDO MAYOR

Llegó la temporada 2010-2011, y con el llegaron los cambios. Jrue se consolidó como el base titular del equipo y dió un salto de calidad en sus números respecto a su temporada rook, con 14 puntos, 4 rebotes, 6,5 asistencias y 1,5 robos en 35 minutos por partido. Jrue ya no era ese jugador que entraba en la pista sin hacer ruido. Ahora, cuando estaba, estaba. Y se le notaba.

La tercera temporada también fue muy similar, promediando 13,5 puntos, 4,5 asistencias y 1,6 robos (promedios un poco más bajos que la anterior campaña debido a una pequeña lesión). Cada vez si veía más y más el talento de ese niño que seguía teniendo cara de niño, pero que ya se había convertido en un hombre.

LA EXPLOSIÓN TOTAL

El verano de 2012 para los Philadelphia 76ers fue un tanto movido. Andre Iguodala dejaba el equipo para viajar rumbo a Denver y Nikola Vucevic armaba las maletas destino a Orlando incluidos en el traspaso que enviaba a Dwight Howard a los Ángeles Lakers, quedando para Philly un tal Andrew Bynum, que empezaba su decadencia. A parte, también causó baja Lou Williams, que se fue a los Atlanta Hawks en la agencia libre. En definitiva, eran unos nuevos Sixers.

Y en esos nuevos Sixers, Jrue tenía que dar un paso adelante y asumir la responsabilidad del equipo, y no defraudó. Esa temporada, Andrew Bynum no jugaría debido a recurrentes recaídas en su lesión de rodilla, con lo que Holiday se quedó prácticamente sólo, cosa que no le afectaría en su rendimiento individual. Esa temporada, Jrue Holiday se convirtió en uno de los mejores bases de la liga a base de actuaciones estelares dignas de TOP 5 de bases en la NBA… con 22 años. Sus números fueron los mejores de su carrera, promediando 17,7 puntos, 8 asistencias, 4,2 rebotes y 1,6 robos por partido, números que le sirvieron para hacerse un hueco en el All-Star de Houston de 2013, donde alcanzó la cumbre de su carrera. Jrue Holiday ya había pasado a ser don Jrue Holiday, y nadie podía bajarle de dondes estaba, pero una vez más, el baloncesto nos dió una lección.

NOLA, UN LUGAR PARA TRIUNFAR

Jrue Holiday ya no tenía sitio en los planes de futuro en Philly y fue traspasado en la noche del draft del año 2013 a los New Orleans Pelicans a cambio de Nerlens Noel, el pick de ese año. Era la franquicia perfecta para triunfar, siendo el director de un equipo que tenía en sus filas a Anthony Davis, una estrella emergente que había tenido una temporada de rookie un tanto desafortunada, a parte de grandes jugadores como Ryan Anderson, Eric Gordon y Tyreke Evans. Pero no pudo ser. Ese año todas las expectativas se rompieron cuando Jrue Holiday se lesionó de la rodilla derecha que sólo le dejó disputar 34 partidos. Ese año se dispersó a base de lesiones todo el hype que había al principio con esta franquicia, pero todavía era un equipo joven.

SEGUNDO INTENTO, SEGUNDA RECAÍDA

Jrue comenzaba su segunda temporada en la ciudad de las lesiones totalmente recuperado y al 100% para por fin así conseguir los ansiados playoffs, pero hubo más contratiempos. Promediaba 15 puntos y 7 asistencias cuando en enero de 2015 volvió a sufrir una lesión en su rodilla derecha, que posteriormente se agravó por estrés, lo que le obligó a abandonar las pistas durante un tiempo. Volvería a final de temporada, pero con restricciones de minutos.

¿QUE PODRÍA HABER SIDO JRUE?

Aún así, no vale de nada lamentarse. Es más, aún no está todo perdido, ni mucho menos. ¿Recordáis lo del título al principio del artículo? Pues bien, me refería a que, tras 2 años de lesiones que parecía que iban a fastidiar su carrera, ha conseguido encontrar su mejor nivel. No nos vamos a engañar, las lesiones han ralentizado su progresión, pero no la han parado por completo. Si es verdad que ya no será el jugador que prometía, pero se acercará lo máximo posible.

Jrue Holiday comenzó la temporada saliendo desde el banquillo con una restricción de minutos de 10 por partido, que fue aumentando gradualmente conforme iba pasando el tiempo y jugando sólo el partido de casa en los back-to-backs. Después, la cantidad aumentó a 20, después a 25… Así hasta que en enero, la restricción de los back-to-backs fue eliminada y en febrero, también la de minutos. Esta temporada Jrue ha encontrado su mejor versión, la mejor desde que dejara Philadelphia. Esta temporada ha promediado 16,8 puntos, 6 asistencias, 3 rebotes, 1,4 robos y un 43% en tiros de campo (6,3 tiros encestados de 14,3 tiros efectuados por partido). Y ya no solo estadísticamente, sino que también se nota en cuanto a ritmo de juego se refiere. Con él en pista, Anthony Davis juega mucho mejor que con cualquier otro base del equipo, incluido Tyreke Evans. Son la mejor pareja de pick&roll de la liga, siendo Davis el jugador que más puntos anota tras un bloqueo y continuación de la liga, y eso es gracias a Jrue.

¿QUÉ SIGNIFICA ESTO EN LOS PLANES DE FUTURO DE LA FRANQUICIA?

Pues bien, ahora ya con Jrue Holiday al máximo nivel y como mejor compañero de Anthony Davis, se convierte en la segunda pieza mas importante del proyecto de futuro. Me refiero a que, el jugador, aún tiene 25 años, y todavía puede seguir mejorando. Resumiendo, Jrue es el base que hará de Anthony Davis uno de los mejores de la liga (no me refiero con esto a que no lo sea ya, pero esta temporada ha estado un poco lejos de su mejor versión), sacará de él su mejor potencial y logrará, quien sabe, hacerle MVP. En NOLA lo saben, Jrue debe ser el base de estos Pelicans por mucho tiempo, porque aún es joven y no todo está perdido. Eso es, Jrue Holiday ha pasado de pufo de fichaje a imprescindible en tan sólo una temporada, dando así a los de Louisiana una de las pocas buenas noticias de la temporada.

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