Se citaban en el Santiago Martín dos equipos con destinos diferentes. Por una parte, el Iberostar Tenerife volvía a casa luego de dos victorias convincentes en las primeras dos jornadas, y la sensación de estar ofreciendo muy buen basket. En el lado sevillano, luego de vencer en la apertura en Madrid, una dura derrota en el estreno en casa dejaba un sabor amargo para esta visita a las islas. Con todo ello, Txus Vidorreta partía con San Miguel, Grigonis, Beirán, Bogris y Hanley, mientras que Zan Tabak optaba por Radicevic, Lorbek, Nachbar, Lockett y Zoric.
Precisamente era Niko Radicevic el que nos dejaba la peor nota del partido nada más comenzar. Y es que a los treinta segundos de juego, un golpe con Bogris en su rodilla derecha dejaba fuera del partido al serbio, el que tuvo que retirarse de la cancha con gestos ostensibles de dolor y no volver más en todo el encuentro. Tras la mala noticia, los primeros compases del juego fueron cosa de Giorgios Bogris. El griego, que acabara en la decena de puntos, comenzó haciendo mucha mella en la pintura sevillana, dejando buenos puntos para los intercambios de canastas iniciales. Repartiéndose parciales entre ambas plantillas, por parte sevillana era Boki Nachbar el que parecía en estado de gracia, sumando once puntos en el cuarto. Con todo esto, el primer episodio dejaba claro que iba a ser un partido de mucha anotación, y acababa con un 22-24, tras las primeras pinceladas de un Davin White que iba a tener una mañana de las que se recuerdan.
Ya en la segunda manga, era precisamente White más allá del 6.75 el que empezaba a generar ventajas para los locales. Con trece puntos en el cuarto, y sus primeros tres triples sin fallo (acabaría en 5/6), Iberostar Tenerife llegaba a tener ventajas de hasta seis puntos (47-41 min. 18), aunque el cuadro bético sabía contrarrestar a base de mérito individual y el talento de un Kenny Chery que tuvo que jugar los cuarenta minutos casi sin descanso. Aportando el canadiense mucho desde la suspensión, siete puntos suyos en el periodo daba resuello a los sevillanos, que se marchaban al descanso con un 47-43 que hacía justicia a lo visto, aunque sí mostraba quizá a un Tenerife más aguerrido y acertado.
A la vuelta de vestuarios se terminaría de romper la lata para el equipo de La Laguna. Endosándose ambos equipos parciales, entre un 8-0 local y otro visitante, era el momento de Rodrigo San Miguel. El base nacional, que acabó inmaculado desde el triple (5/5), anotaba dos en el cuarto, dando razón a la estadística en triples del cuadro canario, el que anotó hasta quince en el encuentro. Mientras los insulares se iban despegando alcanzando la decena de diferencia en el periodo (69-58 min. 27), por parte sevillana, como si de un apagafuegos se tratara Nachbar seguía teniendo un día muy dulce en el tiro, sumando entre él y Chery casi todo el peso anotador de los verdiblancos. Finalmente, el cuarto acabó con un +9 canario que daba visos de ruptura para Iberostar Tenerife, el que comenzaba a encontrarse muy cómodo ante un Real Betis Energía Plus que no conseguía ajustar las tuercas en defensa (71-62).
Y en la última manga, se acabó el partido. Arrancando el periodo con un excelso Marius Grigonis, que anotara once puntos consecutivos para los suyos, el partido se instauraba ya en casi la veintena de diferencia (81-64 min. 34). Muy atorados los sevillanos, a los que ya les pesaban las piernas más de lo debido, el Santiago Martín era una fiesta. Apareciendo también Fran Vázquez con potencia dentro, Txus Vidorreta pudo hasta darle minutos a un Wally Niang que cerraba el partido con un alley-oop muy vistoso. De esta forma, con un 96-74 final que era la máxima del encuentro, los béticos se llevaron un saco quizá un tanto alto para lo visto en el partido, pero sí justo viendo la gran segunda mitad del Iberostar Tenerife, que volvió a demostrar que va a ser un equipo rocoso, y que si anda acertado en el tiro, será un rival que promete ofrecer muchas alegrías a su hinchada en Tenerife.