Nativo de Nueva York, Joakim Noah ha pasado sus nueve primeros años en la NBA en la franquicia de los Chicago Bulls. Después de debutar con los Knicks en Cleveland, el pasado sábado, llego la hora de hacerlo como local, en el Madison Square Garden y como jugador de los de azul y naranja.
Noah sintió muchas emociones, cumplió su sueño de niño. Al finalizar el partido, compartió con la prensa todas esas emociones.
«Al crecer aquí, he estado en este pabellón muchos partidos. Así que ser capaz de llevar esta camiseta es más que especial para mí. Sólo quiero ser parte de algo especial para la franquicia.»
A pesar de que solo anoto 6 puntos de los 111 de los Knicks, Noah fue uno de los mejores jugadores sobre la cancha durante el partido. Capturó 10 rebotes y fue muy importante en el juego ofensivo repartiendo 7 asistencias. Tanto es así que acumuló un +16 el equipo con él en pista. Todo ello en solo 22 minutos de acción ya que fue eliminado por 6 faltas.
Más allá de sus números, Joakim Noah supo meterse al público del Madison Square Garden en el bolsillo, que coreo su nombre en un par de ocasiones. Y es que su energía en pista no pasa desapercibida para el espectador, Noah estuvo especialmente activo y efectivo en defensa, con diferentes jugadas de mérito que enamoraron a la gran manzana.
Y es que si Noah siempre quiso jugar para los Knicks, los fans de los Knicks siempre han adorado a jugadores como Noah, que más allá de mirar por sus estadísticas se centran en el equipo y en hacer esa faena oscura que es tan necesaria para un equipo campeón. El pívot será una de las claves que determine el resultado final de los Knickerbockers al terminar la temporada.