La relación entre los Dallas Mavericks y Deron Williams ha terminado. No porque haya habido terceras personas ni otros pretendientes que se hayan entrometido entre ellos. Simplemente porque ambas partes se encontraron en el camino cuando una buscaba algo que la otra no le podía dar. Es el final de una historia de amor corta, pero intensa. Tanto que dejará huella a los dos antiguos amantes.
El rumbo de los Dallas Mavericks ha cambiado. Con los movimientos realizados en el trade deadline del pasado jueves el destino de la franquicia dio un vuelco que muchos aficionados y expertos le venían solicitando desde hacía unas cuantas temporadas. La apuesta por el rejuvenecimiento de la plantilla es un hecho. La incorporación de Noel hace que los Mavs vayan a contar con un bloque de ocho hombres con 26 o menos años: Seth Curry (26), Dwight Powell (25), Harrison Barnes (24), A.J. Hammons (24), Yogi Ferrell (23), Dorian Finney-Smith (23), Nicolas Brussino (23) y el propio Nerlens Noel (22).
Con esta base de jugadores, la reconstrucción del equipo tiene unos cuantos pasos ya andados. El proceso quedará terminado, o al menos consolidado, este verano mediante dos vías distintas. Por un lado con la elección del pick en el Draft, que si todo sigue igual estará entre el número 10 y el 15. Y por otro lado con la contratación de un agente libre joven con los aproximadamente 20 millones con los que contarán los Mavericks si es que deciden renovar a Noel (agente libre restringido).
Parece que a Mark Cuban y a Donnie Nelson les ha costado declinarse al cien por cien, pero una vez se han decidido, lo han hecho con todas las de la ley. Sin importarles dejar por el camino a piezas fundamentales en el presente de la franquicia en beneficio del futuro a corto y medio plazo. Y sino, que se lo pregunten a Deron Williams.
Después de días con rumores que involucraban a D-Will colocándolo lejos de Dallas, el cierre del mercado llegó como un alivio para mí, fanático del base. No había noticias sobre un traspaso de Deron. Ni Utah ni Cleveland habían convencido a los Mavericks y todo hacía indicar que Williams finalmente no se movería. Pero no. En este negocio todo puede pasar (eh DeAndre). Inexplicablemente, los Mavs rescindieron su contrato sin recibir nada a cambio. Por qué, nos preguntábamos todos. Muy sencillo si tenemos en cuenta la premisa anteriormente explicada: potenciar la reconstrucción del equipo dándole más minutos y un rol más importante a los jugadores más jóvenes.
Con este movimiento, la cúpula de los Mavericks le otorga las llaves del equipo al recién llegado Yogi Ferrell en detrimento de Deron. Lo cierto es que el joven ha explotado con actuaciones ilusionantes, pero creo que aún es pronto para colocarlo por delante del ya ex jugador de los Mavs. Considero que lo ideal hubiera sido mantenerlos juntos el resto del año intercambiando minutos para que Ferrell sumase experiencia y conocimientos de su compañero a partes iguales. Pero de condicionales no merece la pena hablar.
Entonces, si la decisión era prescindir de Deron, ¿por qué no intercambiarlo por unas rondas del Draft y un jugador como Shumpert? El motivo es que los Mavericks no querían asumir contratos que les hipotecaran de cara al próximo verano. En el caso de Shumpert, su llegada implicaba tener que pagarle el próximo año unos 10 millones, dinero que los Mavs quieren invertir en la agencia libre.
Pese a la ruptura, ambas partes guardan un cariño especial mutuo. Rick Carlisle fue el primero en dedicarle unas bonitas palabras a Deron, quien horas más tarde agradeció a través de sus redes sociales todo el apoyo recibido.
«Ha sido genial tener a Deron y su familia de vuelta en casa en Dallas durante buena parte de estas dos temporadas. En este momento se ha tomado la decisión de centrarnos en que jueguen los jóvenes, y la organización siente que dar a Deron la libertad de elegir su próximo equipo era lo correcto. Deron todavía juega a un nivel alto y creo que va a marcar la diferencia para algún contender al final de esta temporada. Le deseamos a él y a su familia todo lo mejor», expresaba Carlisle.
«Estos dos últimos años en Dallas han significado mucho. Estoy muy agradecido a la franquicia por darme el honor de jugar para el equipo de mi casa. Gracias a los entrenadores, al staff, a mis compañeros y a los aficionados por apoyarme y hacer de esto una gran experiencia», afirmaba Williams en su Instagram.
He de reconocer que durante esta campaña no esperaba ver cómo este divorcio se hacía realidad, pero las preferencias de los Mavs han precipitado la decisión. No ha dado ningún motivo Deron para que se le cortase. Tanto dentro como fuera de la cancha su comportamiento ha sido muy notable. Como ya expliqué, su compromiso y sus números le estaban convirtiendo en el base más sólido que han tenido los texanos desde Jason Kidd. Sin embargo, los Mavericks en este momento de su historia necesitan sabia nueva. Armar un nuevo proyecto enfocado a la era postNowitzki que esté liderado por un núcleo de jóvenes jugadores.
Evidentemente Deron ya no cumple este requisito, pero se ganó el derecho de seguir contando con él. De convertirlo en una pieza veterana que diese cordura a tanta juventud. Un sabio consejero. No puedo esconder mi tristeza al verlo marchar y al teorizar sobre qué hubiese sido de estos dos enamorados si en aquel verano de 2012 Williams hubiese dado el «sí quiero» a su pretendiente de Dallas. Aunque ya saben, de condicionales no merece la pena hablar.