Hoy me ha dado por volver a las canchas, craso error, uno ya no está ni para el spinning del gimnasio. Para colmo me ha tocado defender a un gigantón, bueno gigantón al lado mía que soy un «pívot» de 180 centímetros y él tendría dos metros y poco. Aún así, mientras el físico me ha durado he cumplido, gracias también a que el chaval era regular nada más, pero destacaba por una cosa muy especial, jugaba con unas gafas deportivas y me he puesto nostálgico porque me ha venido a la memoria un grande, el mítico Antoine «The Big Dawg» Carr, uno de los componentes de los Utah Jazz de finales de los 90 que pusieron en jaque al mismísimo Michael Jordan.
Para la inmensa mayoría de los aficionados al baloncesto, la culpa de que John Stockton y Karl Malone se quedaran sin anillo es de Michael Jordan y sus Bulls, pero para quien les escribe uno de los grandes culpables de que los fantásticos Jazz de finales de los 90 se quedaran sin anillo es Antoine Carr. Si como lo oyen, Antoine Carr.
Realmente, el pobre de Antoine no tiene ninguna culpa de ello, la culpa es de su no renovación por parte de los Jazz. Una auténtica ofensa que los Utah Jazz de Jerry Sloan no renovaran al mejor pívot de la plantilla tras «El Cartero», así de sencillo, y es que la no renovación de Antoine Carr dejó un juego interior bastante por debajo del nivel que se espera para un campeón de la NBA, en especial, tras la retirada de Jordan. Para redondearlo todo se fichó a Thurl Bailey que llevaba retirado cuatro años, por muy histórico de los Jazz que fuera, y a uno de esas pifias históricas del Draft de la NBA, Todd Fuller.
Tal era el nivel del juego interior que el gran Greg Ostertag disputó una media esa temporada de casi 30 minutos por partido, aportando casi seis puntos, más de siete rebotes y casi tres tapones por partido, que no está nada mal para el «abducido» Ostertag.
Tras la retirada de Michael Jordan, todos daban como grandes candidatos al anillo a los Utah Jazz de Jerry Sloan, pero tras el lockout no consiguieron fortalecerse lo suficiente y la marcha de Antoine Carr dejó un juego interior bastante débil que tenía que enfrentarse, entre otros, a Duncan y Robinson en San Antonio (que acabaron campeones), a Barkley y Olajuwon en Houston (donde acabaría Antoine Carr), y Sabonis y Rasheed Wallace en Portland (que serían los verdugos de los Jazz en playoffs)
El mítico Antoine Carr promedió en su carrera NBA 9,3 puntos por partido, 3,4 rebotes, 1,1 asistencias y 0,9 tapones. Curiosamente, los mejores números del pivot nacido en Oklahoma, se dieron en los Sacramento Kings, llegando a promediar 20,1 puntos, 5,5 rebotes, 2,5 asistencias y 1,3 tapones por partido en la temporada 90/91, pero por lo que es mundialmente conocido es por ser uno de los jugadores clave de los Jazz de Malone y Stockton.
En Salt Lake City, Carr promediaría algo muy parecido a la media de toda su carrera, pero su experiencia sería clave para que los Jazz firmaran cuatro grandes campañas, siendo segundos en la Conferencia Oeste las dos primeras temporadas y líderes en sus dos últimas.
Una anécdota curiosa de la carrera de Antoine Carr es que, a pesar de ser elegido en el número 8 del draft por Detroit en el año 1983, decidió marcharse a jugar a Italia, en concreto al Simac Milano, donde promedió más de 20 puntos y más de 8 rebotes.
El gran Antoine Carr jugó con el número 33 en los Hawks, con el 35 en Hawks, Kings y Spurs, y con el 55 en Jazz Rockets y Grizzlies, pero sería reconocido por el uso de sus míticas gafas que lo hacían inconfundible dentro de la cancha.
A pesar de jugar en varios equipos en la NBA, el pívot de Oklahoma recuerda sobre todo su paso por los Jazz y, así, lo reconoce en su cuenta de Twitter @AntoineCarr55, donde suele dar muestras de cariño a «sus» Jazz. De hecho, ha sido invitado para jugar el partido de homenaje de aquellos Jazz de finales de los noventa.
Antoine Carr era un jugador bastante completo, con buen tiro de media distancia, buenos movimientos al poste y muy aplicado en defensa, la gran pena fue que los Jazz no lo consiguieran algo más joven para lograr el ansiado anillo en Salt Lake City.
Os dejamos un tweet recordando algunas de las mejores jugadas de Antoine Carr:
Grande Antoine Carr… Tampoco le ayudaba su afición a ponerse ciego a comer, le sobraron kilos casi toda su carrera…Pero que calidad tenía!!!