Temporada crucial para DeAndre Jordan

EL PÍVOT SERÁ AGENTE LIBRE EL PRÓXIMO VERANO

DeAndre Jordan fue elegido en la posición 35 de la segunda ronda del Draft de 2008 por Los Angeles Clippers. ¿Quién iba a decir que este jugador se volvería uno de los más importantes de la franquicia en tan sólo 6 años?  Sus números de su primera liga como jugador de la franquicia se vieron condicionados por su escaso lugar en la rotación, y finalizó con 4,3 puntos, 4,5 rebotes y 1,1 tapones por partido. Sin embargo, con el paso de los años se ha vuelto un jugador tremendamente importante para los Clippers, tanto que ha pasado en 2008 de jugar 14,5 minutos, a una media de 35’0 minutos.

Su evolución está más que clara, y ya se podría decir que Jordan ha sido uno de esos famosos “robos del Draft”, como en su día fue por ejemplo Manu Ginóbili. Pero, ¿es esta evolución lo suficientemente buena, y es actualmente un jugador tan impactante como para poder llegar a jugar el All Star de este año? Es un jugador que lleva tiempo reclamando un puesto como jugador del equipo Oeste del All Star, y si bien es cierto que se necesitan números de superestrella para jugar ese partido tan emblemático, también es verdad que Jordan ha llevado a cabo una evolución bastante considerable desde su llegada a los Cipppers y se ha convertido en un jugador imprescindible.

En cuanto a su repercusión económica, actualmente el salario de DeAndre Jordan es de 11.350.000$, en la temporada 2013-14 cobró un salario de 10.900.000$. La aparición del jugador de Texas en el All Star podría suponer un aumento, pudiendo llegar a superar los 12 millones de dólares anuales.

¿Conseguirá finalmente Jordan un puesto en el All Star y su consecuente subida de sueldo este año, o habrá que esperar otro año más? Una cosa está clara, méritos está haciendo para conseguirlo y antes o después lo conseguirá.

DeAndre Jordan ha jugado mejor que nunca durante la pasada temporada, y en ese progreso ha tenido mucho que ver la llegada de Doc Rivers. Desde el primer día, el entrenador confió en él para que fuese el líder de la defensa y aumentó su tiempo en pista en más de 10 minutos respecto a la temporada 2012-13. Bajo la tutela de Rivers, Jordan ha aprendido a moverse mucho mejor en ataque sin balón, convirtiéndose en una amenaza más para las defensas rivales, y ha mejorado todavía más su rendimiento defensivo, a tal punto que su presencia en la pintura ha sido un auténtico muro para sus rivales.

Las estadísticas corroboran que la temporada 2013-14 ha sido la mejor en la carrera de Jordan.  El pívot finalizó la temporada regular con unos números sobresalientes: 10.4 puntos (67.6% en tiros de campo), 13.6 rebotes, 2.48 tapones y 1 robo por partido. Unas cifras que le han convertido en el máximo reboteador de la NBA (ha promediado 6.4 rechaces más que hace dos campañas, la diferencia más grande en toda la liga),  y que le han llevado a liderar la clasificación de porcentaje en tiros de campo y a ser tercero en la de taponadores. A sus 26 años, DeAndre Jordan se ha convertido en una de las piezas angulares de los Clippers y ha dado señales de que puede llegar a ser un “all-around player”.

DeAndre Jordan finalizó tercero en la votación al Mejor Jugador Defensivo del Año, pero el pívot no se conforma con el bronce y quiere el oro. Uno de sus grandes objetivos individuales para la próxima temporada es ser nombrado el mejor jugador defensivo de toda la NBA. Doc Rivers tiene claro que tiene lo que necesita para lograrlo, y sus palabras en el Media Day no dejan dudas: “DeAndre es nuestro capitán defensivo. Debería ser candidato”.

Si Jordan mantiene la progresión mostrada el año pasado, tiene muchas posibilidades de conseguir el prestigioso galardón. El pívot de los Clippers es uno de los poquísimos jugadores de la NBA que es capaz de decidir partidos desde la defensa. Tiene un gran tamaño (2,11 metros), una enorme envergadura y una capacidad atlética extraordinaria. Su sola presencia intimidatoria en la pintura supone un muro casi infranqueable para sus oponentes, pero es que además se mueve a gran velocidad para un hombre de su tamaño. Una combinación devastadora para sus rivales, y que puede otorgarle el premio al Mejor Jugador Defensivo del Año. Como sus saltos, la carrera de Jordan parece no tener techo.