Sin Brett Brown en Philly los cimientos se desvanecerían
Hinkie debe ofrecerle un contrato vitalicio
Voy a decirte la verdad, y nada más que la verdad, soy partidario de Sam Hinkie y su proceso reconstructivo. Cuento con los dedos de una mano las decisiones dónde haya estado en desacuerdo con él.
«Tenemos que concentrarnos en lo que representamos, que es la defensa», dijo Brown tras ver la marcha de MCW y McDaniels. «Y tenemos que tratar de crecer hasta un cierto nivel de comodidad con nuestro ataque. Me siento muy desnudo en ambos lados de la cancha en este momento. No me siento tan organizado como estábamos hace dos semanas, que era justo lo suficiente.« Vía CNSPHILLY
Pero no estás hoy leyéndome para saber más de Hinkie (una eminencia de las finanzas dentro del país), la persona de la que realmente quiero hablar es Brett Brown. ¿Y qué es lo que quiero pedir desde aquí? ¡Es que el tipo se lo merece! Se merece una extensión en su contrato.
Cuando Sixers, Sam Hinkie y Joshua Harris (propietario del equipo), se aventuraron en 2013 a realizar esta larga travesía, estaban buscando a un maestro, promotor y persona capaz de mantener la paciencia para realizar su carrera en base a un plan reconstructivo. El chico que encontraron fue el señor Brett Brown. ‘Coach Brown’ sabía que iba a hacerse cargo de un ‘roster’ que estaría más marcado por las continuas entradas y salidas de jugadores que de las victorias al final de campaña.
Esta fue una de las primeras palabras de Brown ante los medios de comunicación en una derrota de Sixers en octubre de 2013 (Noel aún estaba lesionado):
«Lo primero que tengo que decir es que Michael Carter Williams, James Anderson, Evan Turner, Thaddeus Young y Spencer Hawes son los titulares claros. Y después de eso, ¿quién sabe? Tenemos cinco jugadores NBA y a un montón de chicos que están luchando por conseguir puntos y quieren ser vistos y necesitan oportunidades.» Vía Philadelphia Inquirer
Brett Brown sabía desde el principio en lo que se estaba metiendo. Él nunca ha huido de esto tampoco. Léase una reciente cita recogida desde ESPN.com:
«El equipo que estoy entrenando ahora no es el equipo que voy a estar a entrenando en un par de años. Algunas personas lo harán. Algunas personas no lo harán.»
El primer paso que debe dar un entrenador jefe en la NBA es el de conseguir que el equipo llegue a confiar en él sobre todas las cosas que puedan llegar a ocurrir a lo largo de una temporada de 82 partidos. Si los jugadores son capaces de mostrar esa confianza el desarrollo dará lugar en Philadelphia. Aunque el equipo sea uno de los menos talentosos dentro de la liga, la organización de Sixers deben de hacer permancer a Brett Brown como entrenador jefe en años venideros.
Y mirando en el presente, no debemos de pensar en otra cosa en Philly. A la vista están los grandes ejemplos que nos ha dejado Brown, elevando su candidatura a ser uno de los mejores entrenadores de la NBA.
Primero ha hecho de Nerlens Noel un candidato muy serio a ser el Novato del Año cuándo a principio de temporada absolutamente nadie le daba el crédito suficiente al pivot de Sixers para que pueda llegar a ser un pilar fundamental en la reconstrucción. Noel está promediando casi un doble-doble en puntos y rebotes esta temporada, algo muy satisfactorio para un ‘rookie’, además promedia dos chapas por partido. Otro ejemplo claro, es que Brown ha hecho de Jerami Grant un jugador NBA.
Brown tiene que exprimir también la calidad, el tiro y la defensa de Hollis Thompson; saber sacar el alma de jugador de élite de Robert Covington; ambos agentes libres no reclutados. Cuando MCW y KJ seguían en el equipo, Brown los estaba llevando hacia el camino para ser una de las mejores defensas de toda la NBA. Maldita sea, incluso Brandon Davies (que ha acabado en la liga francesa) era capaz de disputar minutos.
«A veces es difícil con el personal que tenemos. Tengo que entrenarlos, tengo que recordarles todos los días que tienen que centrarse en el proceso, no en el resultado. Tienen que centrarse cada día y tengo la confianza y la fe que esos días se sumen, y habrá recompensas si podemos mantener el rumbo.»
En caso de que os lo pregunteis, estas palabras de Brown llegaron un día después de perder un partido contra Dallas Mavericks por 123-70.
¿Quién más podría ser capaz de encadenar este tipo de frases después de ser bombardeados por 53 puntos?
Hay pocos entrenadores en la liga que parezcan que les guste entrenar tanto como a Brown. Su habilidad para mantener una actitud positiva durante algunos de los peores momentos es crucial para el éxito de Sixers.
El general manager Sam Hinkie hizo sus jugadas, movió sus fichas, con el fin de recortar la lista a casi nada con la esperanza de conseguir recoger la mejor ronda del draft posible. Brown fue contratado para dirigir unos años, pero ha terminado por exprimir al máximo todo el talento que ha estado disponible a su disposición.
Si Brown ha sido capaz de mantener los Sixers lejos del peor récord de la NBA durante dos años, entonces se puede imaginar lo bien que lo va a hacer con un equipo verdaderamente talentoso.
Brown ha hecho un buen trabajo con Philadelphia 76ers, equipo diseñado deliberadamente para perder, equipo del que muchos habían vaticinado la peor catástrofe de todos los tiempos en la NBA. Pero los escritores y locutores que votaron tales cosas probablemente tendrían que modificar sus criterios, ya que Brett Brown está olfateando el premio al Entrenador del Año.
En 52 años, la NBA sólo ha entregado el premio a un entrenador con un balance de derrotas negativo: Red Kerr en la 1966-67 dirigiendo a Chicago Bulls (33-48).
Él se preocupa por sus jugadores, y no les permitirá que confundan perder, con sentirse unos perdedores. Eso ha sido tal vez su mayor éxito en esta primera etapa del proceso de reconstrucción: mantener al vestuario juntos, por no hablar de emocionados y orientados a objetivos, durante temporadas perdedoras. «Estamos tratando de construir un sistema. Estamos tratando de construir una cultura.»