Justin Anderson es un escolta/alero de 1.98 metros de altura y 103 kilos de peso que ha jugado durante su periplo universitario para los Virginia Cavaliers. Con 21 años de edad, todos los mock draft le sitúan en la parte final de baja de la primera ronda, donde es fácil que acabe siendo seleccionado por los Memphis Grizzlies, los Cleveland Cavaliers o los San Antonio Spurs.
Análisis anteriores en el Mock de Somosbasket: Karl Towns, Jahlil Okafor, D’Angelo Russell, Emmanuel Mudiay, Justise Winslow, Kristaps Porzingis, Mario Hezonja, Stanley Johnson, Kelly Oubre, Myles Turner, Frank Kaminsky ,Willie Cauley-Stein, Booby Portis, Cameron Payne, Sam Dekker, Robert Upshaw, Tyus Jones, Kevon Looney, Rondae Hollis-Jefferson, Jarell Martin y Christian Wood.
Justin Anderson es un jugador que lleva varios años en el foco de la NBA gracias a su físico y a su buena predisposición defensiva, que si bien puede que no le sean suficientes para acabar siendo el base titular de un equipo, sí que le valdrían para ser tener un rol bastante importante en la segunda unidad de casi cualquier equipo.
Sus capacidades físicas le permiten defender varias posiciones. Su velocidad de pies y largos brazos le hacen ser un buen defensor perimetral, mientras que puede fajarse en el poste bajo frente a jugadores no mucho más grandes ni fuertes que él gracias a su buen uso de la parte superior del cuerpo. A pesar de todo esto, dado el juego practicado por su entrenador en Virginia, sus estadísticas defensivas solo muestran un muy mejorable robo y 0.9 tapones cada 40 minutos.
Tiene también una buena velocidad en el desplazamiento lateral y es capaz de cambiar la dirección de su carrera de manera muy habilidosa, lo que le hace ser un jugador muy correoso a la hora de defender al hombre que tiene el balón en sus manos; gran defensor en el 1×1. Pese a que sus fundamentos defensivos son muy buenos, no son siempre perfectos, cosa que compensa sobradamente con sus herramientas físicas. Además, este margen de mejora que tiene en sus fundamentos le permitirían convertirse en una bestia aún más grande de la que ya es defendiendo el perímetro y el poste.
En cuanto a sus capacidades ofensivas, si este siguen siendo su gran debe, hay que decir que ha mejorado de manera ostensible desde su llegada a la NCAA. Ha pasado de lanzar con unos promedios de 30.3 % en sus tiros de dos y del 29.4 % en tiros de tres a meter 47 de los 104 triples que ha intentado este año (45.2 %). Hablando de estadísticas avanzadas, sus puntos 0.845 puntos por posesión han pasado a ser de 1.146, lo que supone un incremento del 32 %.
Todo ello da muestra de su intención de mejorar, especialmente en aquellas zonas más débiles de su juego, siendo su tiro en suspensión – tanto de media como, sobre todo, de larga distancia – a lo que más horas le ha dedicado. De él ha mejorado casi todo, la mecánica, la recepción del balón y la selección de tiro; curioso esto puesto que además ha incrementado notablemente el número de tiros intentados por partido.
En cuanto a las puntos flacos de su juego, muy fácil: todo su repertorio ofensivo excepto el tiro en suspensión del que hemos hablado y que aún tiene que seguir trabajando. Pese a ser mu hábil cambiando la dirección de su carrera no es el mejor dribblador del mundo, mostrando una poquísima creatividad en este aspecto. Tampoco destaca por realizar ni muchos ni muy buenos amagos de tiro; en resumen, tiene mucho camino por delante antes de que se pueda decir de él que es un jugador que sepa generarse sus propios tiros. Pese al increíble avance que ha hecho con su selección de tiro (61 %), Anderson tiene que seguir mejorando lo que era el principal agujero de su juego cuando llego a la Universidad con un 51.6 & de true shotting.
Ahora mismo, la selección de tiro ocupa un segundo lugar en el ranking de las lagunas más grandes de su juego, quedando por detrás de las pérdidas cometidas, pese a que de nuevo está corrigiendo el defecto. En su primer año alcanzó guarismos de 2.8 pérdidas concedidas cada 40 minutos (un 18.4 % de sus posesiones acababan en manos del rival), consiguiendo rebajarlo al 1.9 en el mismo tiempo (13.2 %). Quizás no es una laguna muy importante si se tratase de un jugador grande, pero cuando quieres conseguir un rol importante en un equipo jugando como base, aunque sea como actor secundario, es algo que tienes que pulir lo máximo posible.
En definitiva, Justin Anderson es un jugador que con solo mejorar un poco su aspecto ofensivo y teniendo más cuidado con las pérdidas, tiene un físico y una predisposición a las tareas defensivas que le sobrarían para hacerse su hueco en la liga. De momento, parece que voluntad para trabajar y mejorar no le faltan.
Encajaría a la perfección en un equipo como Grizzlies, Spurs o Pacers.