Rumores y más rumores

Tras un día repleto de rumores, ¿quién no acaba exhausto?

Fuente : GAMEFACE-PHOTOS  (CC)
Fuente : GAMEFACE-PHOTOS (CC)

No sé vosotros, pero yo, como aficionado a la NBA (y comandante de Diggin’ in Denver) estoy al borde de un ataque de nervios.

Me reía yo al principio del día cuando comenzaban a salir los rumores de una posible salida de DeMarcus Cousins, dirigido éste a Los Ángeles Lakers, en una operación que podía incluir a Julius Randle. Discutía yo tranquilamente, sin nervios, y es que no sabes lo que es que una estrella de semejante calibre pueda caer en tu equipo, hasta que los rumores (Malditos rumores, quiero puntualizar) dicen que esa estrella, sí que puede recalar en tu equipo.

Y así, nada más saltar la posibilidad de que ocurriera un Lawson + Faried por Cousins, porque el venerado George Karl ya no quiere a uno de los pívots más dominadores de la liga en su equipo, he vivido en una espiral de emociones. ¿Por qué? Porque cuando un rumor así salta, todo son vaivenes, que ahora sí, y que ahora no, un periodista afirma, el otro desmiente.

Aquí comienzan mis dolores de cabeza:

Una oferta clara y simple, que cambiaría totalmente los perfiles de ambos equipos. Sin embargo, con un problema nada más comenzar, George Karl quiere a Cousins fuera, la directiva no. Como bien sabido es por todos, George Karl tiene una extraña tendencia a entrar en conflicto con las estrellas de la liga (introduzca aquí el montaje sobre Karl y las serpientes), y parece ser que DeMarcus Cousins no va a ser una excepción en el historial de Karl. Tras leer eso, algo ocurrió en mi interior para lo que ya no hay cuenta atrás, sólo puedo esperar que algo ocurra en relación a Cousins, y si no en relación a Cousins, algo que sitúe a Denver en situación de generar un movimiento que me deje con la boca abierta, ya que cualquier otra cosa me sabría a poco.

Sin embargo, cuando me encontraba en el punto más álgido de la tarde, esto aparecía ante mis ojos:

¿ POR QUÉ ME HACÉIS ESTO ?. Es decir, ante todo, somos aficionados, y si alguien te dice que hay posibilidades de que uno de los mejores jugadores de la liga se una a tu equipo tras unas temporadas bastante bajas en cuanto a éxito, pues obviamente, un pequeño niño danzante y sonriente se alza en tu interior.

Estos dos tweets son sólo dos pequeños ejemplos del sin vivir que supone ser un aficionado en estos días.

No sólo quedándome con la idea de una posible llegada de Cousins, mi mente empieza a pensar en todos los posibles movimientos que mi equipo deberá realizar alrededor de lo que simplemente es un rumor. Así pues, empiezo a dibujar en mi mente los movimientos de la franquicia: Conseguir a Cousins, pickear a Hezonja o Winslow si están disponibles, si no, realizar algún traspaso entorno a la idea de reforzar el acierto desde la larga distancia del equipo, pero que a la par pueda aportar la solidez defensiva de la que tanto se carece…

Y así, hasta que yo solo he dibujado en mi mente lo que la franquicia hará en el draft, qué buscará durante el mercado de agentes libres o en las lejanas tierras de Europa, cómo jugará el equipo entorno a la nueva estrella y el posible balance de temporada.

Todo para que, al día siguiente, aparezca un comunicado oficial en el que se diga que: a) La estrella que debía venir a mi jardín a sembrar la semilla de la victoria, ha decidido trabajar en otro jardín. O b) La estrella que debía venir a mi jardín no tenía intención de salir del jardín en el que se encontraba en ningún momento (Poco probable esta vez dado el tweet que ya todos hemos visto de Cousins).

En fin, tras todo esto quería aclarar primero que no soy ningún fan de la agricultura, simplemente he encontrado el símil interesante para la ocasión, y segundo, que realmente pienso que estas fechas son horribles para cualquier aficionado de buen ser. Son días en que todo puede ocurrir, cualquier rumor salta sobre la mínima base posible, rumores que puede que te den la vida (como ha sido en mi caso), y rumores en que puedes ver como tu jugador favorito está cada vez más y más lejos de seguir jugando en el equipo del cual has sido aficionado desde bien pequeñito.

Sin embargo, hay que entender que la NBA es un negocio en toda regla, y como tal, no se puede nutrir de mejor manera que de una panda de aficionados que anhelan porque su equipo favorito logre grandes cosas. Aficionados que se pasarán las 24 horas al día con un ojo pegado a las redes sociales y con el otro metido en los medios oficiales, esperando que para el día siguiente, ese rumor que decía que una estrella iba a venir a brillar a su ciudad, dejase de ser un rumor, o por el contrario, se quedase en un mero cuento dibujado en las mentes de los aficionados.