El rookie escogido en el puesto número 12 del pasado Draft, no ha participado en el primer entrenamiento preparatorio de la Summer League, porque aún no ha firmado su contrato.
Pero esto no tiene que ver con el jugador:
«No culpen al chico de esto», dijo Dennis Lindsey. «Los fans tienen que saber que es cosa mía. No tiene nada que ver con Trey».
Si bien parece que hay determinados detalles en el contrato por resolver, de acuerdo con Lindsey, el verdadero problema es una cuestión de flexibilidad en el margen salarial. Ahora mismo, el contrato de Lyles, supone unos 1,8 millones de dólares, pero y como es práctica habitual, en el momento de la firma, su contrato será por el 120% de la escala salarial de novatos, por lo que sería unos 375.000 dólares más.
«Administrativamente lo necesitamos, por falta de una mejor descripción, necesitamos ese espacio salarial para poder tener todas las conversaciones que necesitemos«, dijo Lindesy. «Por lo tanto no se puede firmar el contrato, por que una vez que lo firmes, hemos reducido nuestra flexibilidad».
Preguntado por el tiempo de juego que podría perder el rookie este verano, Lindsey fue algo evasivo:
«¿Vamos a utilizar está pequeña cantidad? Probablemente, no.» Dijo Lindsey. «Pero estamos teniendo un montón de conversaciones, así que mientras tanto, lo puedes llamar gestión del espacio salarial. Pero es cosa mía, no culpen al chico. Si yo fuera él y sus agentes, y no pudiera firmar el contrato con total protección, no estaría aquí».
Y añadió:
«Estamos comunicándonos con Trey y su grupo todos los días. Hay una comunicación constante, todo está bien.»
¿Y por qué ese titular?
Porque los Jazz, tampoco han firmado a Tibor Pleiss ni a Neto, ambos en Utah y el pívot ya entrenando, ni a Ingles, que según han dicho quieren que siga. Con Trey Burke en el mercado, cuatro jugadores con contratos multianuales pero no garantizados, una gran cantidad de picks en los próximos años, y está actitud de Lindsey de querer mantener hasta el más mínimo dólar para poder tener la mayor flexibilidad, son síntomas claros de que la franquicia está intentando moverse de manera muy activa en el mercado, y sí, huele a traspaso en Salt Lake City.