Reggie Miller relata la famosa pelea del Palace
El alero nos explica lo que ocurrió esa fatídica noche

Reggie Miller fue uno de los protagonistas de una de las efemérides más populares del mundo de la NBA, y lo que le pasó lo ha contado en una reciente entrevista. Los Detroit Pistons ya son famosos por utilizar unas tácticas bastante agresivas desde la época de los ‘Bad Boys’, y en 2004, esa filosofía estaba renaciendo de sus cenizas para volver a traer el éxito a la Motown durante un buen porrón de años.
El 19 de noviembre de 2004, los Detroit Pistons estaban ganando un partido en el Palace de manera bastante cómoda ante los Indiana Pacers de Reggie miller, Jermaine O’Neal o el anteriormente llamado Ron Artest. Cuando el partido se estaba a punto de terminar, un incidente entre ambos equipos provocó una tangana que terminaría por ser la más recordada de la historia del deporte. Así nos lo cuenta Reggie Miller:
«Todo ocurrió después del incidente con Ben Wallace. Ron se tumbó en la mesa de anotación, y yo le pedí que se calmara. Instantes después, por el rabillo del ojo vi un vaso rojo a cámara lenta, yendo directo hacia Artest. Él abrió los ojos con furia, y yo por dentro grité «Noooooooooooo». De repente se convirtió en Hulk, nada podía pararle. Se levantó de la mesa y el resto, es historia.»
«Cuando Ron estaba en la grada, Stephen Jackson le acompañó. Chuck Person y yo fuimos a buscar a Ron, que era nuestro objetivo principal, y llevarle a la pista para que se tranquilizara y dejara al público tranquilo. Fue cuestión de 35/45 segundos. Cuando llegamos a la pista, un policia se acerca a nosotros, dispuesto a rociar a Ron con spray de pimienta. De mientras, los aficionados empiezan a invadir el campo, y la cuestión es alejar a Artest de ese jaleo, para no complicarlo todo más. El oficial de policia está a punto de rociar a Artest, pero yo le pongo la mano delante para impedirlo y le grito que no lo haga. Le decía que debía preocuparse de los aficionados, que estaban invadiendo la pista, y en ese momento abandonamos el campo, siendo rociados con cerveza y palomitas a nuestra salida. Ron todavía quería volver.»
La curiosidad es que el aficionado que le lanzó el vaso con cerveza, lo hizo debido a una apuesta con su amigo. Artest y el aficionado se reencontraron tiempo después e hicieron las paces. De hecho, Artest quiso hacer las paces con la ciudad de Detroit, y un día en el que su equipo jugaba en Detroit, Artest se marchó a una pista de barrio para jugar con los presentes. La policía tuvo que ir y escoltarlo hacia el hotel.