Salto tecnológico en la indumentaria NBA
La incorporación de un microchip y el debate que genera
Algo que impresiona a todo fanático de la NBA es la cantidad de estadísticas que acompañan el análisis del juego, las hay absolutamente para todo – o casi todo – desde las más clásicas como el conteo de puntos o rebotes hasta las más sutiles como la llamada +/- que mide el aporte de cada jugador a la hora de entrar en juego, cada uno de esos datos permiten distinguir elementos importantes a la hora de tomar una decisión por sobre otra.
Para avanzar en el desarrollo de más y mejor análisis del juego, la NBA en conjunto con la Clínica Mayo, empresa asociada a los Minnesota Timberwolves han venido desarrollando la incorporación de microchips en la indumentaria de los jugadores para medir entre otras cosas cuanto y como corren, el nivel de fatiga, impacto en el salto y caída, entre otros registros. Según lo informado por Grantland el proyecto ha sido puesto a prueba tanto en las sesiones de práctica como en equipos de la D-League, con resultados sumamente positivos, ahora solo se espera que un número mayoritario de franquicias de su visto bueno para aprobar definitivamente la idea. Algunas las han implementado en estudios preliminares: Timberwolves, Warriors, Bucks y Mavericks con resultados más que interesantes.
Estas tecnologías no son del todo nuevas puesto que ya son utilizadas en otros deportes, pero significa un paso más que se da con la nueva administración en el desarrollo de cambios en la mejor liga del mundo. La tecnología además de servir en el estudio del juego, permitirá anticipar situaciones de riesgo a la que se vean enfrentadas los jugadores, por ejemplo indicar que pierna fuerzan más, cuando están utilizando una sobre fuerza en situaciones de fatiga, momento en que según los médicos se producen las principales lesiones y con ello cuando se recomienda ser cambiados.
En el caso que se decidiera acoger esta idea la situación debe resolverse finalmente en conversación con el Sindicato de jugadores, que según diálogos preliminares lo han visto con buenos ojos, puesto que significa un aporte a carreras más largas y un mayor cuidado de la integridad física de cada profesional. Es más, la noticia podría servir como pie de argumento para reducir el número de partidos u otra demanda que vaya en relación a recortar el agobio que significa un calendario de 82 partidos viajando por todo el país en cada semana.
Por el momento a la buena idea sólo se han manifestado dos contrapuntos:
- El primero proviene del propio Sindicato de jugadores quienes alertan sobre el manejo que pudiera existir de estos datos, y de si la filtración de aquellos pueda significar una variable a la hora de las negociaciones contractuales. Así lo ha indicado el secretario ejecutivo de la organización Michele Roberts, quien en una declaración ha señalado:
«Mi mayor preocupación es cómo parte de esta información pueda ser filtrada o utilizada en las negociaciones de contrato»
- En segundo lugar se abre un debate interesante sobre si estos datos puedan restar a la propia alma de un juego que consiste en dar el máximo esfuerzo en cada partido. Por ejemplo, según datos aportados bajo el sistema Catapulta, dos de los jugadores con situaciones criticas de fatiga y por ende consideraciones de riesgo fueron Stephen Curry y Klay Thompson en las recientes Finales ¿significará eso que Steve Kerr llegado el momento piense sentar en el banco a uno de esos jugadores? ¿Que sucede si se filtran esos datos y sabemos que un jugador se ha lesionado porque un entrenador ha hecho caso omiso a los datos aportados exponiendo la carrera del propio jugador?