Goran Dragic, feliz con su nueva vida en Miami

El esloveno ha encontrado su sitio tras dejar Phoenix

Fuente: Nora Kuby (CC)
Fuente: Nora Kuby (CC)

Con calma y mucha paciencia, Goran Dragic empieza a encontrar su lugar en Miami. El base llegó procedente de los Suns bien mediada la temporada, por lo que no fue sencillo para él enfrentarse a todos los interrogantes que se plantaban frente a él: adaptarse al equipo, a la ciudad, la llegada de su segunda hija… Y a todo eso hay que añadir que en verano sería agente libre y podría haber recalado en cualquier otra ciudad apenas dos meses después de llegar.

Por suerte para él – y para todo aficionado de los Heat -, el esloveno firmó con los de Florida. Además, las molestias que padeció en la recta final de temporada han desaparecido, por lo que cuando el equipo ponga rumbo a Boca Raton para preparar el training camp, Dragic estará disponible y el pasado, olvidado.

«Fue mucha presión para mí. Sólo quería jugar a baloncesto, y ahora estoy en un gran lugar. Todo aquello ya pasó, tan sólo me centraré en el equipo, el baloncesto y mi familia. Eso es lo más importante ahora.»

Para Goran, jugar con Chris Bosh será la gran novedad este año. Pese a que todos los miembros del presumible quinteto titular (Dragic – Wade – Deng – Bosh – Whiteside) ya jugaron en el equipo el año pasado, no jugaron ni un sólo segundo juntos en la pista, pues, el mismo día que llegó Dragic, se diagnosticaba a Bosh su dolencia. Irónica cuanto menos la situación ya que la llegada del base tenía por objetivo explotar el pick and roll al máximo con Bosh, cuya presencia «marca la diferencia» para Dragic.

Mientras en Miami ya se frotan las manos con los que pueda salir de esa dupla, Bosh ha estado trabajando concienzudamente a pesar de no poder jugar para entenderse con él, ya fuera viendo vídeos suyos para conocer sus tendencias o entrenando juntos.

«He jugado con bases de perfil similar. Con su talento, creo que podremos entendernos a la perfección si trabajamos y pasamos tiempo en la pista. Creo que nuestra compenetración puede afectar muy positivamente, y se verá en la cancha