
La campaña 2014-15 casi no existió para Alec Burks. Podría decirse que ésta es realmente su cuarta temporada en la NBA. Burks y Utah decidieron que tendría que pasar por el bisturí mucho antes de la era post-Kanter, época en la que los Jazz hicieron click y sorprendieron a la NBA por su eficiencia defensiva. El escolta jugó su último partido de la temporada en una victoria frente a los Grizzlies el 22 de diciembre, dejando a los Jazz con su novena victoria tras 29 encuentros.
«Me acuerdo de eso, fue la última vez que tuvimos a Alec», afirmaba Snyder para The Salt Lake Tribune. «Tiene un largo recorrido por delante, y lo digo como un cumplido […]. Siento que su capacidad de pase está creciendo y es cada vez más maduro«.
Curiosamente, la victoria más reciente de la franquicia mormona fue contra el equipo de Marc Gasol. Esta vez, el récord es distinto y las ilusiones son otras. Y Burks acabó con un máximo de carrera en asistencias, con ocho.
Burks pasó mucho tiempo en traje y corbata. Sentado, ya sea en partidos fuera de casa o en el – antes – EnergySolutions Arena, fue un habitual con los asistentes técnicos de los Jazz la temporada pasada. Sobre esto se refería también para el mismo periódico:
«He ralentizado [mi juego] mucho. Creo que estaba yendo tan rápido como podía año pasado. Ahora creo que soy más maduro y tomo mejores decisiones«.
Burks se ha estabilizado como un sexto hombre de los Jazz. Alguien para darle un golpe ofensivo a la segunda unidad de la franquicia del Lago Salado. A pesar de lo que puede parecer un rol más secundario, lo cierto es que está finalizando en pista casi todos los encuentros.
Pero también es cierto que el antiguo jugador de los Búfalos de Colorado tiene algunas cuentas pendientes para ser mejor jugador, y sobre todo para ayudar a su equipo:
- Off-ball defense/Defensa sin balón: una de las asignaturas pendientes de Burks desde que llegó a la liga. Quién sabe si parte de que no ocupe un puesto titular en el quinteto. Responder al porqué es complicado. Viéndolo jugar, parece despiste y dejadez. Muchas veces pierde a su jugador por mirar demasiado al contrario que tiene el balón. Con su rapidez y atletismo, debería ser un problema de fácil solución. Hay que recordar que es casi su primera temporada bajo las órdenes de Quin Snyder, el hombre que ha construído una muralla en Salt Lake City.
- Tiro de tres puntos: Quizá la faceta más importante para el desarrollo de los Jazz. Utah se encuentra mientras escribo estas líneas a dos lugares del fondo en lo que se refiere a lanzamientos de triples, con 19,7 por encuentro. Los Warriors son el barómetro de esta liga. Golden State realiza 30,4 lanzamientos y es el más eficiente, con un acierto de 38%. El problema de Utah no es la eficiencia – se encuentra en tercer lugar, detrás de Warriors y Bulls -, sino el bajo número. En un momento de la liga en que la línea de tres puntos se hace cada vez más importante, no puedes estar en el pozo en cuanto a intentos. Esto no quiere decir que no juegue con sus fortalezas, claramente el juego interior, pero sí encontrar un balance en la fluidez ofensiva, ya que los Jazz tienen jugadores capaces para anotar desde el perímetro: Hayward, Hood, Ingles y el mismo Burks. Éste último solo ha lanzado 8 triples en 6 partidos. Tiene que balancear esos números, aumentar su número de lanzamientos. Es sabido que le encanta penetrar y finalizar en la pintura – y si es en contacto, mejor -. De hecho es eficiente en este apartado, finalizando las jugadas un 52% de las ocasiones. El problema es que 81% de sus puntos vienen así. El año pasado, con hombro mal incluido, promedio un respetable 38% desde la línea de tres, camino a los 3 intentos por encuentro. Por lo tanto, sí es capaz de anotar con relativa eficacia. Este año debería intentar aumentar es número para cinco intentos. De hecho, Snyder ha dicho en varias ocasiones que quiere que Burks lo haga más a menudo. Quizá después de tanto tiempo fuera de las pistas, el jugador natural de Missouri prefiera hacer lo que más le ha gustado: tirarse contra los frontcourt rivales y realizar contorsionismos varios para meter la pelota en la red. Pero debe aumentar su repertorio ofensivo, y principalmente su número de triples intentados, no solo por el bien del equipo, sino por dificultar la tarea de los scouters y defensas rivales, y por ende, aumentar su eficacia anotadora.
Sin embargo, sí se han visto mejoras en su juego en otros apartados. Se ha vuelto un escolta reboteador, una faceta que dada sus condiciones físicas, Snyder estimulaba con ferocidad a principios de la temporada pasada. Su promedio de rebotes por 36 minutos es de 5’5, su mejor marca de carrera. Además, es cierto que sus penetraciones las está aprovechando para atraer a las defensas rivales y asistir. Quizá un poco menos de lo que debería y sigue mirando al aro demasiado (aunque al fin y al cabo, es un anotador), pero sí es verdad que ha hecho progresos en ese sentido. No hay más que ver sus 8 asistencias contra Denver.
Así, Burks tiene aspectos que pulir en su juego. Después de muchos meses parado, poco a poco está poniendo en práctica los conocimientos aprendidos en los banquillos, junto al staff de los Jazz. Está batallando por hacerse un jugador más completo. Los resultados se verán a final de campaña.