
Cuando el base de segundo año de Utah, Dante Exum, sufrió una rotura del ligamento anterior cruzado de su pierna izquierda jugando con la selección australiana a principios de agosto, no solo se quedaron los Jazz sin su base titular y una parte importante de su esquema defensivo, sino que también creaba un gran escollo para su desarrollo como futura pieza clave del equipo, ya que iba a estar fuera toda esta temporada e iba a perder una gran oportunidad para seguir madurando y creciendo.
La ausencia de Exum probablemente no tenga nada que ver en la supuestamente discreta campaña de los Jazz, ya que la plaga de lesiones ha afectado a todos los jugadores importantes del equipo en mayor o menor grado, y Raul Neto antes y Shelvin Mack ahora han suplido medianamente bien la producción del australiano. Lo que sí trastocó fueron los planes de la franquicia, que querían que tanto la plantilla como Exum siguieran desarrollándose juntos y que el joven base siguiera aprendiendo en la pista.
Una lesión tan desoladora como la del ACL – anterior cruciate ligament en sus siglas en inglés – puede hacer que el afectado tarde bastante tiempo en recuperar su nivel anterior a dicha lesión, e incluso algunos nunca vuelven a ser los mismos. Exum todavía es muy joven y con apenas 20 años y un físico privilegiado, y también ausencia de una elevada carga de minutos a su espalda, hay que ser optimista, aunque también paciente. Lo bueno es que los Jazz tienen un ejemplo donde mirarse, ya que el compañero de promoción de Exum, Jabari Parker, también sufrió esa lesión la campaña pasada, y ahora se está convirtiendo en ese jugador que todo el mundo vislumbró que terminaría por ser cuando jugaba en Duke.
Mientras Exum cayó al número 5 del draft 2014, Parker fue seleccionado en el 2 por los Bucks, solamente detrás del canadiense Andrew Wiggins. En su único año en la universidad el alero de 2,03m. demostró ser capaz de anotar desde todas las posiciones además de poder jugar tanto de tres como de cuatro, y su defensa ofrecía muchas posibilidades gracias a su envergadura e inteligencia. Tras un inicio de temporada rookie no muy alentador Parker se rompió el ACL y no volvió a jugar hasta este año.
Parker comenzó este 2015 de manera discreta, como los Bucks, pero tras el All-Star ha subido varios niveles en producción, alcanzando los 19,1 puntos, 6,4 rebotes y 2,1 asistencias en un true shooting de 54,9%, subiendo cinco puntos su usage %. El ex compañero de Rodney Hood en Duke parece por fin estar al 100% y listo para seguir mejorando tras un año y medio marcado por su adaptación a la liga y la dura lesión que sufrió.
En el caso de Exum ya serían dos temporadas las que habría tenido el australiano para adaptarse al baloncesto profesional tras no haber pasado del nivel amateur en su país, y si el joven base es capaz de seguir el ejemplo de Parker, los Jazz podrían tenerlo en plenitud al final del verano, antes de que empiece el nuevo curso y con la posibilidad de recuperar sensaciones junto al resto del equipo. Su lugar como base titular de Utah sigue estando ahí, como lo demuestra el hecho de que la franquicia que entrena Quin Snyder fuera a por un parche en el mercado en invierno en vez de a por un jugador contrastado que les ayudara aún más en la lucha por los Playoffs.