Mike Conley no entiende de lesiones
El base suma tres lesiones seguidas
Mi madre siempre me ha dicho que la vida es cosa de días, unas veces más, otras veces menos. Al final, cosa de días. Y mi madre siempre tiene razón, o eso dice ella. Y visto lo visto en la enfermería de Memphis Grizzlies termino por pensar que madre solo hay una, la mía. Si no estuviera en el cierto – y espero equivocarme – Mike Conley sabría que después de una lesión hay que guardar reposo, tanto como sea necesario.
El base titular de la franquicia, siempre con la misma canción del tipo duro, evasiva con la que ha evitado en numerosas ocasiones el dique seco, suma hasta tres dolencias consecutivas; dos en el tendón de Aquiles. Un bonito final de temporada que recuerda a título mitológico, las páginas del semidiós griego.
HISTORIAL INTERMINABLE
La primera lesión aparecía apenas pasadas las navidades. 4 de enero. Esa es la fecha en la que, tras un partido ante Portland, se despedía de las pistas. Pero solo transcurrieron dos semanas para verle de nuevo vestido de azul – esta vez contra Pelicans -, y todo salió como tenía que salir: Memphis vivió una nueva victoria en casa y Conley consumó 15 puntos y 10 asistencias en 27 minutos. Qué más se podía pedir. Al final, cosa de días.
El segundo achaque llegó en febrero por el flanco derecho, con un esguince en el tobillo, pero no fue más que un susto de una semana. Y como el vaivén de un traqueteo, la fortuna que parecía ya instalada en el tren inferior de Mike Conley pasó de un pie a otro en menos de un mes. Una molestia, la tercera, en la parte anterior del tobillo izquierdo aparecía como un reflejo. De nuevo el renqueante tendón. Esta vez, una tendinitis que llegaba para quedarse. Al final, cosa de días.
Hasta 4 semanas de reposo subía la cifra – después de las esperadas reevaluaciones del cuerpo médico – que le daban al armador del al final 5º puesto de la temporada regular, un periodo que casi ha concluido y aún no es público su estado ni su decisión de ir a los juegos olímpicos próximos con la selección estadounidense. De ese carro ya se han bajado Anthony Davis y Chris Paul, dos compañeros que saben de la importancia de mantener el físico a punto.
Davis por sus repetidos dolores en la rodilla y el hombro, y Paul por la experiencia que le precede. Pero Mike Conley presume de ser un luchador poco común entre las filas de los equipos de la NBA, y marchará a jugar a Río de Janeiro en caso de entrar en el equipo definitivo y con Aquiles a sus espaldas.