Especial Navideño: Decepciones Conferencia Oeste
Por juego o expectativas, estos equipos no cumplen con lo esperado
El Salvaje Oeste parece no apagarse y su llama vuelve a brillar. Equipos élite de la competición, como Warriors, Spurs o Clippers, preparan sus armas para la guerra de los Playoffs. Sin embargo no todo son sonrisas en el Oeste. Todos los años hay decepciones y, como no podía ser de otra forma, varios son los conjuntos que dejan mal sabor de boca en este inicio. Algunos, como los Wolves y los Suns, por su juventud, parecen montañas rusas; otros, como los Mavericks, parece que se les termina el fuelle tras años sacándose ases de la manga; y, para terminar, equipos que simplemente no llegan al escalón en el que teóricamente deberían estar, como Pelicans y Blazers.
Portland Trail Blazers
Los movimientos de este verano de Portland se consideraron bastante arriesgados por muchos, y lo cierto es que hasta la fecha no están saliendo realmente a cuenta. Muchos millones invertidos en jugadores como Allen Crabbe, Evan Turner o Festus Ezeli que no han acabo de rendir como se esperaba (especialmente este último, con aportación inexistente dados los problemas físicos). A pesar de que en su momento algunos de esos movimientos no terminaran de convencer, tras el gran trabajo realizado el pasado año por Terry Stotts, la presencia de un más maduro Damian Lillard y la explosión de C.J. McCollum como gran escudero, se esperaba una temporada bastante diferente para los de Portland.
Sin duda alguna, las expectativas eran de Playoffs, algo que hasta la fecha se está consiguiendo, pero posiblemente lo que no era de esperar era la fragilidad del equipo. Las grandes estrellas del equipo prometían buen rendimiento, y aunque se sabía que el resto del equipo no estaba al mismo nivel, se esperaba que con las directrices de un Terry Stotts que llegó a optar seriamente al COY, se lograran solventar algunas predecibles dificultades.
Desde luego, y dada la composición del equipo, es fácil apreciar que en la ofensiva no es donde encontramos el problema real del conjunto de Portland. Prueba de ello es contar con el séptimo mejor rating ofensivo de la competición (108.1 puntos anotados cada 100 posesiones). Aunque, lógicamente, de nada sirve el contar con buen balance ofensivo, si defensivamente te encuentras entre los peores equipos de toda la liga, y esto es precisamente lo que les ocurre a los de Terry Stotts. Se sitúan en la última posición de la liga en cuanto a rating defensivo, encajando nada más y nada menos que 110.7 puntos cada 100 posesiones, un dato que deja en anécdota el valor ofensivo del equipo.
Dificultades para defender los tiros exteriores, y falta de intimidación en la zona. Basándonos en los datos, no parece que exista ninguna área defensiva en la que los de Portland puedan sacar pecho con relativa confianza, puesto que, por ejemplo, son el décimo equipo que más puntos permite en la pintura por partido, y el equipo que defiende con peor porcentaje los lanzamientos entre 25 y 29 pies de distancia (triples ligeramente por detrás de la línea que marca el tiro de tres puntos).
De cara a los próximos meses de competición, resulta complicado vislumbrar cómo Portland podría ser capaz de solventar todos sus problemas defensivos, aunque ello posiblemente no les impida terminar clasificándose para la postemporada, con Damian Lillard y C.J. McCollum como candidatos para participar en el fin de semana de las estrellas. Por último, la prioridad del equipo este verano debería ser la de encontrar un verdadero protector del aro, a menos que lograran hacerse con uno con anterioridad mediante traspasos. Esta opción no debe ser descartada, puesto que cuentan con algunos jugadores cuyo nivel no está rindiendo a la par de las expectativas de sus contrato.
Dallas Mavericks
Los Dallas Mavericks lograron sumar a sus filas a dos exmiembros de los Golden State Warriors, Andrew Bogut y Harrison Barnes, y a pesar de que no eran nombres que se esperaba conviertieran al equipo en candidato a algo realmente serio, lo cierto es que se esperaba que, como mínimo, les permitiera competir de tú a tú con el resto de rivales de la Conferencia Oeste.
A estos dos nombres hay que sumarles los de grandes veteranos como Deron Williams o el propio estandarte de los de Rick Carlisle, Dirk Nowitzki. También contaban con jugadores jóvenes que prometían bastante, como Justin Anderson, o el hermano del dos veces MVP Stephen Curry, Seth Curry. Una combinación de jugadores contrastados y jóvenes talentos que se esperaba dejaran un buen sabor de boca tanto a los aficionados como a un Nowitzki que cada vez cuenta con menos tiempo en esta liga.
Por último, la propia presencia de Rick Carlisle. El entrenador de los Dallas Mavericks, al igual que el anteriormente mencionado Terry Stotts, es uno de los nombres que se esperaba se volviera a tener en cuenta para el premio a mejor entrenador del año, siendo capaz de armar nuevamente una referencia en la Conferencia Oeste.
A pesar de las esperanzas que habían puestas esta temporada, las lesiones han sido un grave problema que han trastocado los planes de este año. En este apartado encontramos especialmente al alemán Dirk Nowitzki, máxima expresión del conjunto de Dallas, cuya aportación se ha visto reducida prácticamente a la nada debido a una lesión en el talón de Aquiles que únicamente le ha permitido disputar cinco encuentros en lo que llevamos de temporada. Además, muchos otros jugadores como Justin Anderson o Wesley Matthews han tenido problemas para encontrar su ritmo, y aunque Harrison Barnes ha estado rindiendo a gran nivel (estadísticamente hablando), no parece estar capacitado (por el momento) para ser un líder sobre la pista.
Sin duda alguna, los problemas físicos han sido un claro atenuante que en cierta medida hace algo injusto el pensar en ellos como una de las decepciones de la temporada, pero cuando se espera de un equipo que sea un claro candidato a las dos últimas plazas de Playoffs, y transcurrido un cuarto de temporada lo encontramos con el segundo peor balance de la competición, es inevitable pensar en ellos como uno de los grandes chascos del año.
A estas alturas parece muy complicado que los Dallas Mavericks logren remontar lo suficiente como para ser serios candidatos a Playoffs, por lo que la posibilidad de traspasar a algunas de sus referencias (como el recién llegado Andrew Bogut) por rondas de un Draft que este año promete tener muchísimo potencial, debería ser la principal prioridad de un equipo cuyos objetivos para el año se han visto totalmente trastocados. Seguir dando minutos a los que prometen ser las referencias de futuro del equipo, como Harrison Barnes, Justin Anderson o Seth Curry, y esperar que el próximo año las lesiones no sean tan duros con ellos como lo han sido esta temporada.
Minnesota Timberwolves
Tras firmar este verano a Tom Thibodeau como nuevo entrenador, y seleccionar a Kris Dunn como base de futuro para el equipo, muchos se aventuraron a situar a los Timberwolves en posición de Playoffs en la temporada posterior a la retirada de uno de los mejores jugadores de la historia de la franquicia, Kevin Garnett. Con el potencial ofensivo mostrado por jugadores como Andrew Wiggins y Zach LaVine, y con la presencia del ROY Karl-Anthony Towns, que apunta a ser uno de los grandes dominadores de la liga, se tenían grandes esperanzas puestas en ellos.
Era obvio que gran parte del éxito que el equipo lograra cosechar caería en manos de Tom Thibodeau, uno de los mejores entrenador de la competición, especialmente en el apartado defensivo. Era por ello que se esperaba que la presencia de Thibodeau lograra solventar rápidamente los problemas defensivos de un grupo lleno de jóvenes que a pesar de todas las luces de su juego, parecían faltos de la disciplina necesaria para sentirse comprometidos en el apartado defensivo del juego.
Nada más lejos de la realidad. Los jóvenes Wolves han mostrado graves problemas de concentración y disciplina que les han costado muchas derrotas tras haber llegado a contar con grandes ventajas en los partidos. Este es el motivo por el que actualmente se encuentran con un balance de 9-19, siendo el tercer cuarto de los partidos su mayor verdugo. Tal es así, que los de Tom Thibodeau contaron durante muchas semanas con uno de los mejores net ratings en las primeras mitades, viéndose este buen rendimiento revertido de forma brutal al comienzo de la segunda mitad.
Las preocupaciones comenzaban a surgir, especialmente sobre Kris Dunn y Andrew Wiggins. El primero por no estar rendimiento en absoluto como se esperaba para el cartel con el que había llegado a la competición, y el segundo porque, lejos de alejarse de su faceta anotadora, la cual sigue manteniendo a buen cuidado, no parece ser capaz de evolucionar en ningún otro aspecto del juego, con Zach LaVine superándole poco a poco como segunda máxima referencia del equipo. Si Tom Thibodeau quiere que Andrew Wiggins logre vivir a las expectativas que se crearon tras su temporada de novato, deberá lograr que la mentalidad de los jóvenes lobos tome un giro mucho más competitivo.
Para los próximos meses de competición, los Timberwolves deberían centrarse en conseguir algún veterano de renombre que ayude a Tom Thibodeau en la dura tarea de lograr que sus jugadores se mantengan concentrados durante los 48 minutos del encuentro. Además, se deberían dejar a un lado las expectativas que se tenían para antes del inicio de la temporada, centrándose simplemente en el desarrollo colectivo e individual de un conjunto que, de hacerse las cosas bien y con paciencia, siguen llamados a ser una de las máximas referencias de la liga en los años venideros.
New Orleans Pelicans
Con la llegada de Buddy Hield, que había impresionado de gran manera durante su etapa universitaria, se esperaba que Anthony Davis hubiese logrado encontrar suficientes complementos en el equipo de New Orleans que le permitieran aspirar a luchar por la última plaza de Playoffs de la sufrida Conferencia Oeste. Y es que además de la llegada de Buddy Hield, se habían logrado las firmas de hombres como Lance Stephenson, E’Twaun Moore y Terrence Jones, jugadores que prometían ser un apoyo constante y de relevancia.
Jrue Holiday iba a ser la otra gran pieza del rompecabezas que, junto al mencionado Anthony Davis, debiera cargar con el peso y las esperanzas de un equipo que esperaba de una vez por todas ganarse la etiqueta de conjunto competitivo. Con Holiday el gran interrogante volvían a ser las lesiones, ya que los problemas físicos habían empañado durante los últimos años la perspectiva de futuro de uno de los que fuera de los bases con más potencial de la liga. En una categoría similar encontrábamos a Omer Asik, cuyo rendimiento había caído en picado en las últimas temporadas, y cuya recuperación supondría algo crucial para el equipo.
A pesar de las lógicas esperanzas depositadas en la temporada de este año, los New Orleans Pelicans comenzaron la competición de la peor forma posible, perdiendo nueve encuentros de forma consecutiva hasta lograr la que fuera su primera victoria oficial de la temporada. Las lesiones, al igual que con el caso de los Dallas Mavericks, resultaban ser el mayor enemigo que podría enfrentar el equipo al inicio de temporada.
No solo no contarían con la presencia de Tyreke Evans, jugador esencial para la creación de la ofensiva, sino que poco antes del inicio de la temporada se conocía la noticia de la baja indefinida de Jrue Holiday por motivos personales (su esposa debía ser operada y él quiso permanecer a su lado). De repente, los de New Orleans se encontraban sin ningún miembro de su backcourt titular, aunque la cosa no terminaría ahí. Lance Stephenson se lesionaría posteriormente, y los Pelicans se verían en la obligación de cortarle para comenzar a firmar jugadores que pudieran competir.
La situación física del equipo resultaba tan grave que las idas y venidas de nuevos jugadores resultaban una constante, dada la necesidad de contar con activos para poder competir. Ante la desgracia de su equipo, Anthony Davis realizaba esfuerzos sobrehumanos que en muchas ocasiones no se veían justamente recompensados.
A pesar del terrible arranque de temporada, lo cierto es que el contar con una superestrella del calibre de Anthony Davis les sigue dando esperanzas de poder luchar por Playoffs. Portland Trail Blazers no se están afianzando como el claro octavo clasificado y hay múltiples equipos que podrían luchar para arrebatarle el placer de seguir compitiendo durante la postemporada, siendo uno de estos candidatos los New Orleans Pelicans. La evolución de Buddy Hield, que parece estar despertando en los últimos partidos, será clave para permitir que Anthony Davis pueda ‘relajarse’ en cierta medida en ataque, utilizando sus capacidades para afectar cuantos más aspectos diferentes del juego, mejor.
Phoenix Suns
Los últimos años en Arizona no han sido fáciles. Traspasos, despidos y otros problemas marcan parte de las recientes temporadas de los Suns, como con los traspasos de Goran Dragic e Isaiah Thomas y el despido de Jeff Hornacek. Sin embargo tras el pasado verano se esperaba, quizás, una mejor de imagen por su parte.
Desde luego los Playoffs se quedaban lejos, aunque el equipo, los seguidores y hasta algunos periodistas veían a los de Phoenix en postemporada. Desde el Draft llegaron dos jóvenes promesas como Marquese Chriss y Dragan Bender, más el base de los Kentucky Wildcats y gran amigo de Devin Booker, Tyler Ulis. Las firmas de Jared Dudley y Leandro Barbosa significaban veteranía y solvencia.
El proyecto se veía, a comienzos de campaña, con uno de los mejores young cores de la NBA, Devin Booker, T.J. Warren, Alex Len y los tres rookies, pero se dudaba de la orientación del equipo desde el primer minuto. Ya que al contar con jugadores que pueden rendir, como Eric Bledsoe, Brandon Knight, P.J. Tucker, Tyson Chandler, Dudley y Barbosa, podían optar por quintetos más competitivos. La duda era si los veteranos tendrían más importancia en el vestuario o en las rotaciones de Earl Watson.
A pesar de que las cosas se veían con un tinte positivo dado el tremendo rendimiento la pasada temporada de Devin Booker, y la buena combinación de jugadores veteranos y novatos, las cosas no han estado saliendo como cabría esperar. La disciplina defensiva ha sido un apartado en el que más han sufrido los de Arizona, motivo por el que jugadores del calibre de Russell Westbrook han sido capaces de hacer grandes destrozos sin realmente apreciarse en ellos un esfuerzo fuera de lo común.
Para más problemas, Brandon Knight está cuajando la peor temporada de su carrera, forzando las cosas en la ofensiva y tan poco solvente en defensa como es habitual. Se esperaba que fuese uno de los candidatos a Sexto Hombre de la temporada y ahora parece tener pie y medio fuera de Phoenix. Al pobre rendimiento de este hay que sumarle la irregularidad de Devin Booker, que tras impresionar a propios y extraños la pasada temporada, no está logrando rendir con la consistencia esperada. Ha tenido noches en las que nos ha permitido ver a ese gran jugador de futuro que se espera de él, pero también ha tenido otras en las que desde luego no se puede decir que haya brillado con luz propia.
La tarea de estos Phoenix Suns está clara: seguir jugando con sus jóvenes y seguir desarrollando a un grupo lleno de talento que en unos años podría estar llamando a la puerta de las grandes oportunidades en la NBA. Aunque no hay que descartar que dada la gran cantidad de trade assets con la que cuentan, pudiéramos ver un traspaso que les ayudara a suavizar la tarea de volverse un conjunto competitivo.