Dwight ¿»moneda de cambio»? Powell

No ha dado el rendimiento esperado

Dwight Powell, 26 años: ¿techo alcanzado?/Nil Alemany (SB)

Cuando Rajon Rondo llegó a los Dallas Mavericks se trajo desde Boston a un joven alto, atlético y canadiense que pasó desapercibido para todos: este hombre era Dwight Powell y, años después de ese momento, es el último resquicio que queda en Texas de tal malogrado traspaso. Y es que, sin hacer prácticamente nada de ruido, el ex de Stanford consiguió hacerse un pequeño —muy pequeño— hueco en el roster entrenado por Rick Carlisle.

La sensación era de que Powell no dudaría mucho en los Mavericks; pero desde hace dos veranos (donde destacó con la selección canadiense), en Dallas comenzaron a percibir el potencial de este jugador que, sin ser una estrella, podría ser de muchísima utilidad para el futuro. Carlisle vio lo mismo y Dwight Powell comenzó la temporada 2015/16 jugando todos los partidos una cifra entorno a los 20 minutos. Parecía que el ala-pívot podría establecerse en ese rol de interior suplente pudiendo jugar tanto de «4» como de «5», con movilidad en ataque y el atletismo suficiente para ser un buen defensor. Pero sus actuaciones nunca terminaron de ser verdaderamente relevantes; por lo que sus minutos fueron en descenso hasta pasar casi al ostracismo en los meses de marzo y abril.

Tras esta montaña rusa de juego y sensaciones. No estaba nada claro qué tipo de estrategia iban a seguir los Mavericks en la agencia libre, donde Dwight Powell era agente libre restringido. Pero el consenso entre ambas partes fue total: los Dallas Mavericks veían en él a un jugador al que renovar y Powell esperó a la oferta de los texanos a toda costa, rechazando salarios superiores (como el ofrecido por los Nets) para no arriesgarse a que Cuban no igualase dicha cantidad. El resultado fue el siguiente: cuatro años (3+1 con opción de jugador) por una media de 9 millones por temporada; una cantidad que parecía alta, pero que con el incremento del límite y su previsible progresión lo podría convertir en un buen trato.

Pero esta confianza no se ha visto reflejada en juego —ni casi en minutos—en esta campaña. Al inicio, con la lesión de Dirk Nowitzki, Dwight Powell sí que tuvo una cantidad de tiempo en pista considerable; pero su rendimiento fue extremadamente pobre. Sorprendentemente, Carlisle le siguió dando confianza y consiguió, tras un mal mes de noviembre, hacer el mejor mes en su carrera (hasta abril) promediando casi 10 puntos y más de 5 rebotes en diciembre. Pero llegó el cambio de año e, incomprensiblemente, Powell volvió a desaparecer de la pista, pasando muchos partidos sentado en el banco todo el tiempo. La mala temporada de los Dallas Mavericks le ayudó a que el golpe no fuera tan duro. E incluso pudo disfrutar de un último mes de RS donde, ya abonados al tanking, promedió más de 10 puntos (y consiguió su career-high con 21 ante los Suns). De todos modos, este rendimiento es tan irreal como el protagonismo que se le dio e incluso se puede considerar hasta insuficiente. Salah Mejri le ha superado en la rotación «competitiva» y Hammons ha estado acumulando buenas actuaciones en la D-League a espera de una verdadera oportunidad. Sin olvidar que Powell ya tiene 25 para 26 años y, sin ser un veterano, está mucho más cerca de poder alcanzar su tope, si no lo ha hecho ya.

En la escala salario/rendimeinto, Dwight Powell es el peor entre los interiores y el único con verdadero valor. Con Noel (si renueva) y Dirk como intraspasables y con Mejri y Hammons con un salario mínimo; el único interior puro (Barnes y Finney-Smith juegan de PF aunque son aleros y, además, el primero está en el grupo de intocables y el otro en el de salario mínimo) que su salida no signifique solo un hueco vacío es Dwight. Y es que un traspaso por el canadiense no solo puede dar con los huesos de algún segunda ronda más joven y con proyección en Dallas, sino con el espacio salarial liberado. Si a los 9 millones de dólares de Powell le sumamos lo que pueda reducirse el salario Nowitzki, el resultado puede ser la firma de un jugador importante en la agencia libre.

Este «mecanismo» para mejorar la plantilla es algo que, en mi opinión, se terminará dando en los Mavericks pero, probablemente, no en este 2017. Sino en el 2018 cuando pueda salir junto con Matthews para poder re-firmar por lo que pida a Seth Curry (si sigue mejorando como hasta ahora no saldría barato), juntando este posible sueldo al seguro de Harrison Barnes y al también probable de Nerlens Noel. Pero estas cifras son todavía muy futuras. No tendría mucho sentido que en una teórica temporada de transición se prescinda de un jugador como Powell, aunque nunca digas nunca y si LA opción aparce… ¿Por qué no?

Probablemente, estemos ante el verano/temporada más importante en la carrera de Powell como maverick, la confianza ha sido depositada y es el momento de que el activo muestre dividendos o despliegue sus talentos en otra franquicia.