Análisis de temporada 2016-2017: New Orleans Pelicans
Los Playoffs se resisten un año más, pero con vistas al futuro
Las lesiones vuelven a truncar la temporada
Comenzaba un año prometedor para los New Orleans Pelicans. Tras una temporada lastrada por las lesiones y el cambio de entrenador, un equipo completamente renovado, pero manteniendo el núcleo, se encomendaba al mismo reto de siempre: conseguir disputar la post-temporada de la NBA restringida a tan sólo los ocho primeros equipos de cada conferencia. Abandonaban el barco jugadores como Eric Gordon o Ryan Anderson, pero se embarcaban nuevos fichajes como Terrence Jones, Buddy Hield o Solomon Hill, que permitían soñar con opciones de acabar octavos en una difícil conferencia. Y la verdad es que no todo ha salido como se esperaba.
El primer palo para el equipo fue el lamentable comienzo de temporada. Con un equipo completamente renovado, lo peor que podía pasar para la química del equipo era que los dos mejores jugadores de la plantilla a parte de Anthony Davis causaran baja, y así fue. Jrue Holiday por problemas familiares y Tyreke Evans por su lesión de rodilla que todavía no estaba recuperada se perdieron el inicio de temporada, que se materializó en un 0-8 para empezar, con un rendimiento sublime por parte de Anthony Davis, muchas dudas acerca de los nuevos y un equipo que, una vez más, veía muy lejos la clasificación.
Con la vuelta de Jrue Holiday todo cambió; tanto los resultados como la imagen del equipo, pero no para mucho, ya que se entró en un bucle de inconsistencia que no logró salvar ni la recuperación de Tyreke Evans, allá por mediados de diciembre. Y para colmo, el rendimiento del rookie Buddy Hield, del que se esperaba mucho al principio del curso, no era del todo alentador. La situación del equipo fue una intermitencia de victorias y derrotas desde que el base californiano volviera al quinteto titular. Se seguían perdiendo partidos en el 4Q, el equipo no lograba coger rachas muy largas de victorias, mejor no hablar del rendimiento ofensivo… Para ello, se decidió implantar el small-ball como sistema de juego, con Anthony Davis de pívot, pero no fue una solución definitiva.
Durante este periodo, se logró ganar a los Cavaliers y a los Spurs, pero se perdió contra equipos como Brooklyn Nets, situación que afirmaba una vez más que este equipo necesitaba regularidad. En fin, que entre infortunio e infortunio, el equipo no lograba carburar y se llegaba al All-Star break aún con opciones de Playoffs debido al bajo precio de la octava plaza, pero con unos Pelicans que necesitaban cambios. Realmente siempre hubo opciones viables, pero la inmersión de los Denver Nuggets en un gran juego colectivo y el descubrimiento de Nikola Jokic, el joven el cual ha mantenido sus opciones hasta la última batalla, dejaban a los Pelicans como una opción secundaria dada su inconsistencia.
El fin de semana que cambió el rumbo de la franquicia
El All-Star de la NBA de New Orleans era la excusa perfecta para aclarar ideas y levantar el ánimo del equipo. «La ceja» jugaría el partido de las estrellas y Buddy Hield el de rookies, con lo que había un margen para buscar soluciones a una temporada aún salvable. Durante este periodo, se vivió con gran ilusión que el MVP del partido se quedara en la ciudad y que fuera para Anthony Davis, representando así una de las gestas más honorables de la historia de la franquicia, batiendo también el récord de puntos de un ASG, con 52.
Tras la entrega del MVP del All-Star Game a Anthony Davis, llegaba un momento que quedará en la retina del aficionado de NOLA para muchos años. Mientras éste recibía el galardón, se anunciaba uno de los traspasos del siglo: DeMarcus Cousins y Omri Casspi llegaban a los New Orleans Pelicans a cambio de Buddy Hield, Tyreke Evans, Langston Galloway y la primera elección del Draft de 2017 que poseían los de NOLA. Es decir, los Pelicans lograban reunir en el mismo equipo a los dos mejores interiores de la liga, dando a Anthony Davis ese ansiado jugador All-Star que se llevaba buscando desde principio de temporada. AD y DMC iban a jugar juntos, en el mismo equipo. La alegría se culminaba en una ciudad necesitada de buenas noticias.
La mentalidad del equipo cambiaba por completo. Ahora, el objetivo no era más que ganar, ganar, ganar y ganar y volver a ganar. Tenías en el equipo a dos jugadores que promediaban 28 puntos y 12 rebotes, no podías buscar otra cosa. Al principio costó un poco anexionar a DMC al sistema, pero a medida que pasaban los partidos, se fue notando una mejoría notable en el equipo, de la mano de incorporaciones como Jordan Crawford o iniciativas como colocar a Jrue Holiday de escolta y pasar el mando de base titular a Tim Frazier.
Aún así, lamentablemente, el objetivo de los Playoffs se acabó evaporando y los New Orleans Pelicans deberán esperar una temporada más para lograr el objetivo de brindar a Anthony Davis una experiencia en tal evento. La temporada terminaba con una victoria ante los Portland Trail-Blazers, un gran rendimiento de Cheick Diallo con minutos en los últimos partidos y un récord de 34-48, mejorando el de la pasada campaña en dos victorias.
Anthony Davis vuelve a dar la talla
La razón por la que los New Orleans Pelicans no han quedado últimos de su conferencia tiene nombre y apellidos: Anthony Davis. La estrella del equipo, ya más que consolidada en la liga, ha vuelto a demostrar que es un señor mayor metido en el espeluznante físico de uno de 24 que cada vez va teniendo más presencia en esta liga, y cada vez más presencia, y cada vez más presencia… Y es que su evolución no tiene fin. Este año se ha quedado en unos números de 28 puntos (supera por cuatro su mejor marca), 11,8 rebotes (supera en casi 2 rebotes su mejor marca), 1,3 robos, 2,2 tapones, 50,5 % en tiros de campo y 2,1 asistencias. En la liga vuelve a haber un hombre grande después de mucho tiempo, en una época donde los tiradores están en su auge. A parte, ha logrado jugar esta temporada una cantidad de 75 partidos cuando nunca en su carrera había sobrepasado los 68, algo que se le achacaba mucho. Es innegable que se ha convertido ya en uno de los mejores jugadores de la liga y, con un equipo más competitivo para el año que viene, el anillo empieza a ser una opción factible para él. La pregunta ahora es; ¿seguirá Anthony Davis mejorando ahora que ya es una institución en la liga con 24 años? Si las lesiones le respetan, AD podría ser incluso de los grandes de la historia dadas sus cualidades.
DeMarcus Cousins era el siguiente nivel
Dos años buscando el siguiente nivel, el golpe sobre la mesa, el juego que catapultara a Anthony Davis y a sus New Orleans Pelicans al siguiente nivel… Y al final ha sido encontrado. El siguiente nivel no era un nuevo entrenador, ni más tiradores en el quinteto, ni un nuevo estilo de juego… El siguiente nivel es DeMarcus Cousins. Aunque al principio no congeniaba, DeMarcus Cousins ha demostrado en el poco tiempo que lleva el talento del que dispone y ha sabido complementarse a la perfección con AD, siendo la estrella que necesitaban junto a TheBrow para postularse en el mapa del Oeste con la zona interior más temible de los últimos años. Ofensivamente ya sabemos de sus capacidades, como son la anotación (ya sea desde dentro o desde fuera) o su excelente visión de juego, pero es que además también ha sabido aportar desde la defensa, donde está promediando sus mejores marcas en rebotes y en DRtg. En un total de 17 partidos en NOLA, acaba con unos buenos 24,4 puntos, 12,5 rebotes, 3,9 asistencias, 1,5 robos y 452 % en tiros de campo, 37,5 % en triples. Ha sabido aceptar su rol de segunda espada en el equipo y ha aprendido a jugar para el equipo, adaptándose a la perfección al esquema. Tendremos que ver si mantiene el nivel para la temporada que viene, pero lo que está claro es que tanto Davis como el se partirán el lomo por traer éxitos a una ciudad que lleva varios años esperándolos.
Alvin Gentry, otra vez desbordado
Una de cal y otra de arena para el Head Coach del equipo. Otra vez lesiones al principio, otra vez planteamientos que no logran sacar el máximo rendimiento del equipo, otra vez dificultades para cerrar los partidos en el último cuarto… Y otra vez sin Playoffs. Alvin Gentry se ha visto otro año más con numerosas dificultades para plantear los infortunios del equipo y no ha estado del todo acertado con algunas decisiones que ha tomado, especialmente al final de los partidos. Acaba su segundo año en los New Orleans Pelicans con un récord de 34-48, mejorando el récord del año pasado en cuatro victorias e iguala el récord de la temporada sophomore de Anthony Davis. Aún así, tiene algo que le salva, y es el final de temporada. Con la llegada de DeMarcus Cousins, ha logrado mejorar un poco el rendimiento del equipo, ayudado en gran parte por la aparición de Jordan Crawford, al que ha sabido dar minutos. Su continuidad aún está en el aire, pero lo cierto es que tiene más factores en contra que a su favor para retener su trabajo, cosa que no le beneficia en absoluto.
Dell Demps finalmente no sale tan escaldado
Tras innumerables decisiones totalmente fuera de contexto y sin sentido o errores en la planificación de la plantilla, Dell Demps ha protagonizado una de las mejores gestiones de la historia de la liga: Anthony Davis y DeMarcus Cousins en la misma plantilla. El General Manager, muy criticado estas últimas temporadas por todo lo que he dicho antes, parece que ha dado con la tecla y por fin hay un núcleo ganador en los New Orleans Pelicans. Esto no significa por tanto que todo lo que ha hecho se vaya a pasar por alto, pero es cierto que es un gran acierto por parte de su gestión y le da una pequeña ayuda para mantener su puesto que, a priori, sigue pendiendo de un hilo. Si logra mantener el trabajo, su consolidación podría ser la renovación de Jrue Holiday, firmando algún que otro buen jugador de rol para el banquillo. Estamos hablando de un gerente que seleccionó a Anthony Davis en un draft, cosa que tampoco se le ha dado mal. En definitiva, 50-50 en su situación laboral y un buen sabor de boca al final de temporada.
La temporada de los New Orleans Pelicans estaba siendo un desastre hasta el traspaso de DMC, y eso lo saben hasta en Groenlandia, es un hecho. La plantilla no daba para más y las elecciones del draft tampoco eran nada por lo que ilusionarse. Pienso que ahora los Pelicans sí tienen una base ganadora, pero que la clave es realizar un buen trabajo en la agencia libre, al igual que renovar a Jrue Holiday o, en su defecto, buscar un base de un nivel parecido. Es cierto que este año no se ha cumplido el objetivo, que era ir a Playoffs, pero si echamos la vista de cara al futuro, esa palabra vuelve a estar en las cabezas de lo aficionados: ILUSIÓN. Anthony Davis, DeMarcus Cousins, Jrue Holiday… Si están bien acompañados, no hay límite para este equipo que, si implanta una filosofía basada en las victorias, puede dar mucho de que hablar a partir de la temporada que viene. Eso sí, también pienso que aún hay mucho trabajo por hacer.
Mi valoración de la temporada, por lo tanto, teniendo en cuenta que ya hay un núcleo ganador pero no se han conseguido los Playoffs es un 4, pero con las vistas puestas en el futuro, que será lejano o cercano en función de las decisiones que se tomen de ahora en adelante. Anthony Davis y DeMarcus Cousins en el mismo equipo… Es algo que habrá que disfrutar porque no sabemos si se verá pronto otra vez.