Cuando la afición gana partidos

Mi testimonio de la final vista desde la grada

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La afición del Valencia Basket fue clave en la final – Gustavo Zaragoza (SB)

Por fin ha sucedido. Por fin estoy escribiendo el artículo que siempre quise escribir. Por fin la afición del Valencia Basket consigue lo que se merece. Por fin el Valencia Basket es campeón de la liga ACB por primera vez en 30 años de historia. Y vaya manera de celebrar este aniversario.

La serie fue increíble, simple y llanamente. A pesar de un primer tropiezo, tras el cual los más oportunistas daban al Real Madrid «un claro 3-0. Como mucho Valencia Basket ganará un partido», el equipo Taronja supo redimirse para vencer a los madridistas en su feudo, y no tener que volver. A base de una increíble defensa por momentos, quizás la mejor jamás exhibida por este equipo durante una serie de Playoffs, los taronja ganaron en  su cancha con autoridad para mandar callar a todos los críticos que no creían en ellos. 

Ahora bien, el factor diferencial en esta eliminatoria no ha estado dentro de la cancha. Ni siquiera en el banquillo o en los puestos de dirección. El factor diferencial se encontraba sentado en la grada del estadio, dejándose la voz y el alma por su equipo. Quizás peque de soberbia diciendo esto, pero esta liga la hemos ganado nosotros: la afición. Sin ninguna duda, hemos demostrado la importancia de jugar con 6 jugadores, uno de ellos alentando con cada grito desde la grada. Una prueba más de que la afición taronja es la mejor afición de España.

«La afición del Valencia es increíble, hacen mucho ruido y apoyan, pero nosotros tenemos que estar unidos los cuarenta minutos», – comentaba Luka Doncic antes del último encuentro.

Yo he asistido a los dos partido de esta final en la Fuente de San Luis, nuestro templo baloncestístico particular. Os puedo asegurar de primera mano que jamás había sentido nada así en mis propias carnes. En ambas ocasiones he repetido a mis amigos varias veces la frase «debe ser muy complicado jugar en la Fonteta de visitante». Y es que no podéis imaginar lo atronador, ensordecedor y contagioso que es el ruido de la Caldera taronja. Conforme empezaron los partidos, nos entró a cada una de las 9.000 personas presentes un ansia por animar incontrolable. La grada que habitualmente anima al equipo en cada partido, no se ha encontrado sola a cada ocasión importante que ha tenido el equipo este año, y la ha arropado todo un estadio que ha llevado en volandas a este grupo de héroes. Tanto ayer, como durante todos los playoffs, como durante la fase final de la pasada Eurocup.

Y es que precisamente el fantasma de la Eurocup estuvo muy presente durante todo el encuentro anoche en la Fonteta. Para nosotros como aficionados, habría sido muy fácil abandonar tras aquella final. Habría sido muy fácil dejarnos llevar y pensar que estábamos ante un equipo perdedor, que jamás daría la talla en las ocasiones importantes. Podríamos haber pensado directamente que éramos el equipo que iba a perder tres finales seguidas el mismo año. Pero nada de eso ocurrió. La afición jamás, e insisto, JAMÁS, dejó de creer.

Valencia Basket campeón afición
El público de la Fonteta tuvo su ansiado premio – Carlos Calvillo (SB)

Desde dentro, vivimos un partido similar al de la Eurocup. Estaba yo con mis amigos, viendo el partido, y pidiéndole al mundo que no se repitiese de nuevo. Pero algo dentro de nosotros nos decía que no iba a ocurrir, esta vez no. Ante un rival, sobre el papel, más poderoso, y con más experiencia en las finales. el Valencia Basket no se dejó intimidar gracias a una afición que no les dejó hacerse pequeños. El equipo siguió, y siguió apretando empujados por una afición que no descansó en ningún momento. 

De todos los errores se aprende, y sin duda este equipo ha aprendido, y mucho, del Unicaja. Esta vez la afición no lloró de tristeza, sino de alegría. A mí mismo me salió alguna lagrimilla cuando quedaban 30 segundos y todo el pabellón cantábamos «Campeones, campeones». Hoy no puedo casi ni hablar por cómo me dejé anoche la voz en nuestra cancha. Pero ya os digo que no fui ni el único caso, ni el más extremo. La imagen en la Fonteta era la representación de la satisfacción por el esfuerzo y el trabajo duro llevados a cabo durante tanto tiempo. Podíamos ver desde padres con hijos disfrutando de su equipo, hasta jóvenes como yo aportando nuestra fuerza y nuestras ganas a cada cántico, pasando por personas mayores emocionadas por ver como, tras tres décadas siguiendo baloncesto en su ciudad, por fin salían campeones. 

En definitiva, lo de ayer fue histórico. Cuesta imaginar que alguien pueda volver a ganar un título de manera tan épica, con una comunión equipo-afición tan sumamente increíble. Todos los que estuvimos anoche en el pabellón sabemos que ésta será una historia para no olvidar jamás. Se lo contaremos orgullosos a nuestros hijos, cuando los llevemos a ver a nuestro equipo de siempre. Cuando nos pregunten sobre los títulos de nuestra historia, los que las vivieron hablarán de la copa del 98 y de la copa ULEB del 2003. Los que vivimos las otras, hablaremos de las Eurocups del 2010 y del 2014. Pero sin ninguna duda, todos coincidiremos en insistir mucho, muchísimo, en la mágica noche del 16 de junio del 2017. La noche donde ganamos cada uno de nosotros al mejor equipo de Europa. La noche donde los sueños de tanta gente se cumplieron.

Moltíssimes gràcies València Basket/Muchísimas gracias València Basket

AMUNT!