Una de esas noches de los Splash Brothers
Los triples de Thompson y Curry hicieron sucumbir a unos Bulls que aguantaron muy bien todo el ritmo del partido pero finalmente se les escapó la victoria por solo siete puntos, 112-119.
No era un partido fácil el que tenían delante los Warriors una noche más fuera de casa casi sin descanso y ante un rival que llegaba en muy buena forma. Tocaba gestionar el descanso en una gira muy complicada de cinco partidos en apenas nueve días, esta noche jugaban el cuarto en apenas seis noches. Casi sin darse cuenta pasaban por Chicago y, ganaron, sin más, pleno de victorias en la gira y ya con la vista puesta en unos Rockets que no atraviesan su mejor momento del año con dos derrotas en los últimos cinco partidos, la última con una gran polémica envolviéndola.
La realidad es que van con catorce victorias consecutivas fuera de casa, igualando su mejor marca lograda en el año del 73-9 y están a solo dos victorias de igualar la mejor racha histórica lograda por los Lakers en el 1971-1972. Si quieren seguir acumulando récords sin fin, en su mente tiene que pasar ya ganar en Houston, en Utah y finalmente a los Kings en Sacramento para lograr establecer una nueva marca, un nuevo récord. Y así, casi sin darse cuenta.
De inicio los Warriors no contaban ni con Green, al que se le sigue cuidando mucho por culpa de si hombro malherido, ni con Iguodala. Por si fuera poco, en la primera acción del partido Jordan Bell se lesionaba intentando taponar un mate de Robin Lopez y caía fulminado al suelo en una acción bastante fea de apariencia, pero por suerte parece que no será para tanto, al menos eso ha revelado la primera observación. A eso hay que sumar los 40 puntos encajados por los visitantes en el primer cuarto, se les había olvidado salir con defensa al partido. Pero el ataque tuvo la chispa de siempre y el cuarto acabo 40-38. Se encajó un parcial de 18-0 que hizo que pasasen de un 28-38 al 46-38, una locura, y Kerr cabreado en la banda como un mono sin saber qué hacer para que espabilasen.
De eso pasamos a un 12-32 con dos protagonistas clave: Stephen Curry y Klay Thompson. Los chicos de Chicago se pasaron casi siete minutos sin hacer ni una sola canasta y eso permitió un nuevo parcial total de los Warriors: pasaron de 72-72 a 72-91, una locura en la que los locales fallaron 12 tiros seguidos y se quedaron muy atrás ante un rival al que no puedes darle libertad en el tercer cuarto, pues en los terceros cuartos suman un total de +238 hasta ahora, el mejor total de cualquier equipo siendo el cuarto que sea.
Pero aún quedaba un último baile, los Bulls decidieron que aún no habían dicho la última palabra y con poco menos de tres minutos de juego se situaron solo a cinco puntos de los Warriors, 102-107. La canasta del 102 dejó una acción muy preocupante para los de Chicago, pues tras un mate con robo anterior Dunn acabó estampándose contra el suelo y levantándose con la boca ensangrentada, pero o fue más que el susto por suerte. Tras ello, Klay y Durant decidieron conducir al equipo y llevarlo, sin pausa pero sin prisa, hacia la 21º victoria de los Warriors fuera de casa y el 37-9 en total.
Nada que ver estos Bulls con aquellos a los que los Warriors vapulearon hace algún tiempo con ese 143-94 tras una noche brutal de Curry en el Oracle Arena, ahora son un equipo más formado y que ha recuperado además a un LaVine que ha vuelto con muchas ganas y que, seguro, va a dar más de una alegría esta temporada.
Como hemos dicho anteriormente, el partido lo dinamitaron los Splash Brothers: Klay acabó con 38 puntos y 7/13 en triples, mientras que Curry firmó 30 con 6/11 y 9 rebotes y un total de 13/24 entre los dos. Les acompañó Durant con 19 puntos y 8 rebotes.
Por parte de los Bulls el máximo anotador fue el español Mirotic, que firmó un gran partido con 24 puntos y 4/7 en triples, Robin Lopez y Dunn firmaron 16, 12 para Portis, 11 para Markkanen y 10+7+7 para Valentine.
A continuación un resumen del partido: