OPINIÓN | Un enigma llamado Carmelo Anthony
El veterano alero sigue sin equipo y sin un rumbo claro
Ni un mes ha durado la aventura de Carmelo Anthony en Houston Rockets. El veterano alero decidía embarcarse en una ilusionante aventura junto con uno de sus mejores amigos en la competición, Chris Paul, tras la decepcionante temporada que disputó en Oklahoma City donde no consiguió pasar de primera ronda en los Playoffs. Tras haber caído eliminados en el séptimo partido de las Finales de Conferencia Oeste ante Golden State Warriors, los tejanos buscaban una nueva narrativa que les permitiera creerse capaces de batir al todopoderoso equipo de Steve Kerr. Daryl Morey y su insaciable deseo de ganar a los Warriors, consiguió que los Thunder llevarán a cabo una curiosa triquiñuela para que Anthony acabase en Atlanta, fuera cortado, y llegara por el mínimo a Houston.
Esta maniobra permitió al General Manager aferrarse a un último clavo tras haber perdido a dos piezas muy importantes de su éxito el curso anterior como Trevor Ariza y Luc Mbah a Moute. El dilema sobre si Carmelo merecía ser titular o no estuvo sobre la mesa desde que llegara a Oklahoma en un traspaso que envió a Enes Kanter a los Knicks. Su todavía estatus de superestrella y su orgullo personal evitaron que viésemos esa escena en la ciudad de Oklahoma. La situación era muy diferente en Houston, estuvieron a dos cuartos de poder disputar las Finales e intentar ganar su tercer anillo ante los Cleveland Cavaliers de LeBron James. Carmelo Anthony no llegaba para formar ningún ‘big-three’, sino para ser un arma más que les permitiese tener opciones de lograr ese ansiado objetivo.
Ante todo pronóstico, Anthony aceptó partir desde el banquillo, uno en el que se encontraba Mike D’Antoni, ese entrenador que tuvo que salir por la puerta de atrás en Nueva York tras no congeniar con su gran estrella. Las lesiones, las sanciones, y el mal rendimiento del propio Carmelo llevaron a los Rockets a una situación de peligro, de crisis latente que les obligaba a mover ficha y tomar una decisión lo antes posible. Los minutos que proporcionaba Carmelo Anthony no se ajustaban al deseo inicial de la franquicia. El alero seguía reclamando demasiados tiros y su papel de facilitador de James Harden y Chris Paul no estaba funcionando. A pesar de haber logrado alguna que otra actuación positiva como en Brooklyn sin Harden ni Paul, los integrantes de la franquicia se habían dado cuenta del gran error que habían cometido con la contratación del diez veces All-Star. Su pobre rendimiento ofensivo había llevado a los Rockets a la parte baja de la clasificación y el novato Gary Clark llamaba a la puerta para ofrecer minutos defensivos tan valiosos y necesarios en ese momento.
Sus compañeros hablaron con los periodistas del equipo diciendo que, según su impresión, la etapa de Carmelo Anthony en Houston había llegado a su fin. Y así fue, a las pocas horas Daryl Morey y Mike D’Antoni anunciaron que Carmelo Anthony estaría apartado del equipo y no volvería a jugar con ellos hasta que se resolviera su futuro. A día de hoy sigue sin equipo y no se ha formalizado ninguna oferta. Desde entonces, muchos han sido los debates que han surgido sobre si debería retirarse, marcharse a una liga extranjera, o proporcionar anotación para equipos que no tengan opciones de combatir por los Playoffs.
El dinero neoyorquino y el declive de una superestrella
“Soy de New York de corazón, estoy deseando continuar mi carrera de naranja y azul y trabajar junto con Phil Jackson, un campeón que construye equipos campeones”. Esas eran las palabras de Carmelo Anthony en 2014 que se oponían a las de LeBron James que abandonaba Miami Heat para poner rumbo a Cleveland Cavaliers en una segunda etapa que culminaría con su primer anillo en Ohio en el año 2016. Carmelo Anthony confiaba en la capacidad de Phil Jackson para reconstruir una franquicia que se había quedado fuera de los Playoffs la temporada anterior. Lo que Anthony no sabía era que el propio Jackson sería el destructor de una franquicia que se vería sometida inevitablemente al ‘tanking’ en los años posteriores.
Esta podría ser una de las primeras causas del declive de toda una superestrella como Carmelo Anthony que no logró tener a un equipo a su alrededor capaz de ayudarle a alcanzar la postemporada. Fue seleccionado en tercera posición en el Draft de 2003 junto con sus amigos LeBron James y Dwyane Wade, la dura realidad es que el tiempo no pasa de igual manera por todos. LeBron James ha conseguido mantener su nivel físico para seguir compitiendo al máximo nivel mientras que sus compañeros, especialmente Carmelo Anthony, han perdido gran parte de la chispa que los caracterizaba. Esos 120 millones de dólares en 5 años eran suficientes para retener a la estrella de los Knicks que solamente aguantaría 3 años más en la franquicia de la Gran Manzana. Los Knicks y Scott Perry necesitaban pasar página y para ello acabaron satisfaciendo las necesidades de un ‘Hoodie Melo’ que se consideraba incomprendido por los demás y que acabaría jugando al lado de Russell Westbrook y Paul George en Oklahoma.
Desde entonces, no ha conseguido igualar su mejor nivel, ese que demostraba en New York cada noche con actuaciones espectaculares como aquellos 62 puntos ante Charlotte Bobcats. Lo que sí ha mantenido de su etapa en los Knicks es su salario, ya que sigue cobrando esos millones que acordó en el mismo momento que James decidió a volver a casa para convertirse en un héroe y pasar a la posteridad. Dos caminos distintos que no terminan de encontrarse en su etapa final; el caso de una estrella sin rumbo que sigue sin equipo y sin amplias ofertas.
Oklahoma, Houston… intentos fallidos
Los Thunder recuperaron su sonrisa al hacerse con Carmelo Anthony mediante traspaso con New York Knicks. Habían olvidado la salida de Kevin Durant en la agencia libre y dos años más tarde, Russell Westbrook tenía dos estrellas para que le acompañaran e intentar conquistar el título. Lo que no sabían en Oklahoma era que Carmelo Anthony no congeniaría con ninguna de las otras dos. Desde su llegada a la franquicia estuvo presente el debate de la segunda unidad, uno que el propio Anthony finiquitó mediante una burla en el Media Day. Muchos consideraban que la mejor opción era que Patrick Patterson ocupase el puesto de cuatro titular y Anthony ayudase desde el banquillo.
El tiempo, y sobre todo Donovan Mitchell, acabaron dando la razón a todos aquellos que criticaban la decisión de Billy Donovan. Durante el su corta etapa en OKC, Carmelo mostró las “cualidades” que le han dejado sin equipo y sin ofertas. Pasividad defensiva, poco acierto en el triple y malas decisiones basadas en la ambición propia por ser el mejor anotador y el que más tiros intenta. Acabó pasando factura a unos Thunder que cayeron derrotados en primera ronda ante Utah Jazz y con la incertidumbre sobre el futuro del número siete. Finalmente, dejó claro públicamente que ejercería su opción de jugador para salir del equipo. De esta manera se aceleró el proceso de su salida y gracias a la ayuda de Atlanta Hawks consiguieron mandar a Carmelo a Houston.
En Texas pasó más de lo mismo y todavía siguen preguntándose cuál es el problema de Anthony y por qué los General Managers ya no lo consideran como una pieza valiosa para la rotación de sus equipos. La NBA evoluciona y Carmelo Anthony no ha sabido progresar junto a ella. Su valor hoy en día se limita al tiro de tres en ‘catch-and-shoot’, un movimiento que no le ha proporcionado los mejores porcentajes posibles. La necesidad de que juegue como ala-pívot en la mayoría de los sistemas y su pasividad defensiva le han catapultado hacia una cueva de la que no es fácil salir. Los equipos aspirantes al título no han encontrado todavía la manera de que Carmelo Anthony sea útil para sus rotaciones en un caso hipotético.
¿Qué opciones tiene?
Mucho se ha hablado de algunos temas como si sobre debería retirarse, la oferta de J.J. Barea para que juegue con la selección de Puerto Rico, o el deseo de verle jugar junto con LeBron James en Los Ángeles Lakers. A día de hoy su situación está en punto muerto y no parece que vaya a solucionarse en las próximas semanas. Como bien dejó claro tras anunciar su inactividad en Houston, su prioridad será buscar a un equipo que lo necesite y para ello esperará a conocer las exigencias de los equipos antes de que se produzca el cierre del mercado. Su salida de los Rockets no será inminente aunque a todo el mundo le pica la curiosidad por saber cuál será su siguiente destino.
Tracy McGrady apareció los medios de comunicación para defender el legado de toda una superestrella de la NBA con lo Carmelo Anthony. Su compañero le recomendaba dejar el baloncesto profesional y no ensuciar más su apellido. “No quiero verle deambulando en otra franquicia más”. No parece haber levantado el interés de muchos gerentes, a excepción de los que mencionaremos a continuación. A día de hoy, la retirada se presenta como una opción probable pero muy complicada, sobre todo sabiendo la ambición del jugador por conseguir un campeonato antes de que llegue ese momento. El problema está en el bajo interés de los equipos aspirantes en añadir a un Carmelo Anthony que podría resultar todo un problema para sus planes.
“Yo no decido si Carmelo debe incorporarse al equipo, no es mi trabajo” decía LeBron James al ser preguntado por su gran amigo. Verle jugar de púrpura y oro junto con LeBron James sería el sueño húmedo de muchos aficionados que podrían verle mucho más cerca que nunca de ganar un anillo, o al menos intentarlo. La realidad es que los Lakers no tienen mucho espacio más para un veterano en su plantilla, sobre todo tras la incorporación de Tyson Chandler tras su corte por Phoenix Suns. Otros equipos por la lucha en la postemporada como Portland Trail Blazers o New Orleans Pelicans se han interesado en una posible incorporación del alero. Ambos necesitarían un jugador que les pueda proporcionar buenos minutos en ataque desde el banquillo para poder llegar lejos en Playoffs.
La otra posibilidad que podría barajar Carmelo Anthony es marcharse a un equipo que no tenga en sus planes a corto plazo disputar la postemporada e hincharse a anotar puntos. Hay que recordar que el año que viene será agente libre y querrá seguir siendo relevante en el mercado. Esto solo lo podrá conseguir si se marcha a una plantilla que no piense en ganar y se hinche a anotar puntos, recupere su confianza en el tiro y se presente como un jugador capaz de proporcionar minutos valiosos a un ‘contender’.
El tiempo pasa y parece cada vez más claro que habrá que esperar al menos hasta el ‘trade deadline’ para saber cuál será su nuevo hogar. Carmelo Anthony necesita olvidar todas las críticas y aportar la mejor versión de sí mismo asumiendo un papel de veteranía en cualquier plantilla.