ANÁLISIS | En el alma de Denver Nuggets
La franquicia de Colorado está convenciendo a los incrédulos a base de competitividad
Habemus séptimo partido entre Denver Nuggets y Portland Trail Blazers tras una serie preciosa, de poder a poder en la que ambos equipos han hecho méritos para pasar. Sin embargo, hoy nos centraremos en los primeros. La franquicia liderada por Nikola Jokic está bordeando el sobresaliente general y ahora queda dar el siguiente paso.
Podríamos analizar la temporada de Denver Nuggets desde varios aspectos. Mirando por el lado de los datos, podríamos decir que los motivos de su gran año se pueden deber a su fantástico movimiento de balón (segundos en asistencias esta temporada); a su fuerza en el rebote, especialmente ofensivo (también segundos); a que tienen hasta siete jugadores que superan los 10 puntos por partido o que son top-10 tanto en rating ofensivo como defensivo. Y muchas más cosas pero, si algo está destacando de ellos es que se trata de un equipo con alma.
Después de que la enorme competencia de la Conferencia Oeste les hiciera quedarse fuera de la postemporada en el último partido de la temporada pasada pese a conseguir 46 victorias, este año han dado un paso adelante. O dos. Han peleado durante gran parte del año con los Warriors por reinar en su conferencia y han vuelto a entrar en Playoffs seis temporadas después.
Experimentadamente inexperimentados
Pero, claro, una cosa es la temporada regular y, otra muy diferente, las eliminatorias por el título. Así, pese a su gran año, surgían dudas con respecto a estos Nuggets. La primera de ellas, por la juventud del plantel donde sólo Paul Millsap, con 33, supera la treintena (no contamos a Nick Young, fichado empezada la temporada por las lesiones y cortado tras disputar 4 partidos). Para más inri, exceptuando al propio Millsap, ninguno de sus tres jugadores más importantes alcanzan los 25 años ni habían disputado previamente Playoffs. Nikola Jokic (23 años), Gary Harris (24) y Jamal Murray (21) son novatos en estos partidos.
Una falta de experiencia también extensible a la propia franquicia, la cual lleva sin disputar más de 82 partidos desde la 2012-2013 donde el quinteto titular era el compuesto por Ty Lawson, Andre Iguadala, Danilo Gallinari, Kenneth Faried y Kosta Koufos. Además de ellos, Corey Brewer, Andre Miller, Javale McGee o el hoy madridista Anthony Randolph defendían los colores de los Nuggets. Mucho ha llovido.
Sin embargo, había una persona que tenía claro que su juventud no sería impedimento. Hablamos de su entrenador, un Mike Malone alzado a los primeros puestos de los favoritos a COY. En verano, los Nuggets firmaron por el mínimo a un Isaiah Thomas aún a sabiendas de que se perdería la primera mitad de temporada pero con la esperanza de que estuviera disponible para los partidos definitivos de Regular Season y Playoffs. Así, el menudo base volvió a jugar el 13 de febrero tras recuperarse de la lesión… y dejó de hacerlo un mes más tarde. Esta vez sin problemas físicos por en medio. El 13 de marzo Malone le comunicaba que quedaba fuera de la rotación.
Thomas, aún lejos de su mejor versión, supone un plus de experiencia y competitividad pero también se trata de un jugador que amasa mucho balón y reduce su movimiento. Y ese es un principio que Malone no está dispuesto a negociar. No fue tanto su rendimiento individual, difícil de juzgar tras un sólo mes de juego después de tanto tiempo lesionado, sino el rendimiento colectivo con él en pista lo que provocó esta decisión. Denver Nuggets tiene un plan de juego y desde el banquillo están convencidos de que su plan y el puro talento que acumulan les basta para llegar muy lejos.
¿Hasta dónde pueden competir?
Otro motivo por el cual cabía dudar de la franquicia de Colorado es que desconocíamos donde se encontraba el techo de este equipo. Y aún hoy seguimos sin saberlo.
Porque Denver Nuggets empezó las eliminatorias haciendo frente a un caramelo (muy) envenenado: los San Antonio Spurs de Gregg Popovich. Los tejanos,según muchos, están faltos de talento y de una plantilla profunda pero son unos auténticos expertos cuando de pasar rondas se trata. Y en especial su entrenador, gustoso de alargar las series, vislumbrar las debilidades del contrario y atacar allí donde huele a debilidad. Los «novatos» frente al maestro.
Después de haber perdido el factor cancha en el segundo partido, los Nuggets se vieron 1-2 en la serie y tenían que jugar en cancha de Spurs. Prácticamente un match ball tras sólo tres juegos disputados. Y la juventud puesta a prueba. Pero Denver se levantó, frente a ellos Pops, lo más parecido al Dios de los Playoffs y como si de Arya Stark se tratara le dijeron “not today”, que no era día para morir.
Victoria por 14 puntos con un gran Jokic y de vuelta al Pepsi Center para colocar el 3-2 a su favor. Aún así, la serie llegó al séptimo partido. Al último minuto del último partido, para ser exactos. Y, de nuevo, la respuesta de este joven grupo de jugadores fue excepcional. Como lo fue la de su entrenador el cual supo contrarrestar el planteamiento de Popovich a lo largo de toda la serie. Primero, minimizando a las estrellas rivales (DeRozan y Aldridge sólo superaron los 20 puntos en tres partidos cada uno de los siete disputados) y después, anulando a Derrick White, factor X de la serie que anotó 69 puntos en los tres primeros duelos, 23 de media con un tercer encuentro en el que llegó a 36…por 37 en los últimos cuatro partidos de la serie, a una media de 9,25. Ajustes.
Lillard y McCollum; o perder, o ganar sufriendo
Con la clasificación a semifinales y sin hacer mucho ruido, se cruzaron en el camino de unos Portland Trail Blazers lanzados tras haber mandado de vacaciones a los Thunder de Westbrook&George, con Kanter supliendo a Nurkic fantásticamente y con un Lillard tan exhuberante que ha pasado de ser ser infravalorado a estar en boca de todos y ocupando el puesto de privilegio que por talento le pertenece entre los mejores bases de toda la NBA.
El base llegaba a la serie enchufado, con el DameTime sincronizado y anotando 33 puntos de media y rozando el 50% en triples (48.18%). Y de nuevo, han sabido contrarrestarle. Tras anotar 39 puntos en el primer partido con porcentajes, cuanto menos regulares, no ha vuelto a llegar a la treintena ni ha alcanzar 3 aciertos desde una larga distancia que le ha estado condenando hasta el sexto partido. Siete triples conseguidos en 32 intentos que dejan un acumulado de un 21% en los cuatro partidos siguientes.
El Lillard que llegaba enfundado en camisa de súper héroe ha sufrido una defensa extenuante que ha provocado que un decrecimiento claro y paulatino de sus números: tras los 39 iniciales pasó de 28 puntos en el segundo a otros 28 tras 58 minutos y cuatro prórrogas, 22 en el siguiente y 14 en un quinto partido que dejó dos match ball a favor de Denver.
Porque los Nuggets han vuelto a demostrar su alma. De nuevo han gritado al mundo que no son vírgenes en esto, que los palos sólo les endurecen y que su coraje está a la altura de su talento. Exhibiciones de McCollum mediante, los de Denver volvieron a verse por debajo 1-2 en la eliminatoria. Pero esta vez, era el más difícil todavía. Ante un rival con la moral rozando el cielo, con una batería de talento exterior formidable y tras un tercer partido que puso a prueba su instinto de supervivencia. Partido histórico con cuatro prórrogas, Jokic acumulando más de una hora de juego, Murray 55 minutos y Harris y Millsap rozando los 50 saldado con una dolorosísima derrota y a menos de 48 horas de que los gladiadores volvieran al Coliseo en Portland.
La reacción fue magnífica y los Nuggets hicieron uso de una de sus señas de identidad más claras: el anarquismo posicional. Con la verticalidad de su base, Jamal Murray ejecutando y su comodín dirigiendo desde el puesto de pívot, se sobrepusieron y devolvieron la serie empatada a su casa. El “Joker” acalló las dudas de quienes creían que su físico se podía resentir tras la maratón del tercer partido con un triple doble y liderando de manera soberbia a sus compañeros. Su debut en Playoffs se está saldando con 24,5 puntos; 13,1 rebotes y 9 asistencias. Casi nada.
«Llegar aquí (Portland) y ganar este juego 36 horas después de perder en cuatro prórrogas habla de lo duros que somos.» – Mike Malone
Un séptimo partido que separa el cuento de hadas del cruel epílogo
Así las cosas, la serie ha seguido evolucionando hasta llegar con empate a 3 al séptimo y definitivo partido en un camino en el que Lillard ha vuelto a encontrar su mejor versión en el sexto. Win or go home para ambos. Puerta grande o caída con honores tras una temporada meritoria para ambos equipos, con el aplauso del público, una invitación para volver el siguiente año pero muriendo en la orilla sin el premio gordo de jugarse la Conferencia ante uno de los dos cocos que andan con su propio duelo fraticida.
La respuesta de Denver Nuggets otra vez a prueba en otro duelo (uno más) con aroma y sabor a final en plena semifinal, pero esta vez sin dudas de si notarán los nervios. Los pupilos de Malone se han ganado ese crédito más que de sobra. Porque estamos delante de un equipo con tanto corazón que ha robado incluso el nuestro.