Está siendo una liga atípica. Aún nos resulta extraño ver pabellones sin aficionados, escuchar sin reparo todos los lamentos de los entrenadores o el ruido del bote dentro del parqué, que a su vez es una sensación tan efímera como plancentera para aquellos que amamos este deporte. Nos resulta tan extraño, que cuando todo esto acabe, y podamos volver a poblar nuestras segundas casas dentro de unos meses, hasta lo echaremos en falta.
Mientras, nosotros seguimos a nuestra película. Hoy toca maratón de DiCaprio.
Rápida y mortal
Comenzamos con un western. Rápido y mortal, del año 95. ¿Se imaginan que Darío Brizuela hubiera nacido en el 95, tan sólo dos meses después? Habría sido la madre del cordero que tanto el título como el año de la película hubieran coincidido. Pero bueno, la vida está llena de coincidencias, ya nos tocará la china más adelante. Rápida y mortal, además de un peliculón, con todas las letras, es el debut cinematográfico de Russell Crowe en Estados Unidos y el cierre de la carrera de Woody Strode, a quien se dedica el filme después de que un cáncer de pulmón acabara con su vida un año antes.
De los primeros papeles de DiCaprio, de los primeros que se le recuerdan, no puede contar mejor la historia del donostiarra, un pistolero que anda suelto desde hace ya un tiempo. Fugaz y explosivo como tarda una bala en abandonar su tambor, «El Chico», que está dejando de ser tan chico, encadena ya cinco de siete partidos con más de 15 puntos, lo que le convierte en la cara visible de este Unicaja de Málaga y lo coloca como el séptimo pistolero con mejor puntería del lejano Oeste. Sus 23 puntos de ayer frente a Herbalife Gran Canaria son otra prueba más de lo peligroso que es cuando apunta (5/7 en triples). A pesar de que, ni Málaga sea Redemption, ni el Granca sea «El Campeón Sueco».
No sabemos cuantos duelos acabará saldando victorioso esta temporada. En la película, DiCaprio acababa sucumbiendo -lo siento, los delitos de spoiler prescriben como mínimo pasados diez años- a manos de John Herodes. No es que sea del todo un mal desenlace. Al final, en la historia del cine, los muertos suelen ser los personajes que mejor se recuerdan. No obstante, si Darío quiere seguir creciendo, lo único que tiene que hacer es seguir siendo el más rápido. Y Brizu es de gatillo fácil.
Titanic
Un clásico. Titanic no podía faltar. Grandísima Kate Winslet, grandísimo el propio DiCaprio, y sobre todo, grandísimo James Horner; la banda sonora, para mí, lo mejor de la película.
De la misma manera que se hundió el Titanic, por culpa de lo descompensado de su estructura en relación al lujo y las necesidades más prácticas, Herbalife Gran Canaria profundiza una mala racha que dura desde ya el curso pasado, exactamente por el mismo motivo. Jugador por jugador, la Granca es una de las mejores plantillas de la liga; Stan Okoye, Javier Beirán, Frankie Ferrari, Andrew Albicy, Matt Costello… Pero jugador por jugador, también es una de las más descompensadas; defensa del ala, rebote intimidación, presencia dentro de la pintura… En definitiva, mucho lujo y muy poca solidez; igual que el trastlántico que embarcó desde Southampton en abril de 1912.
A diferencia del Titanic, en alta mar no se pueden hacer correcciones de estructura, pero en competiciones europeas de baloncesto… sí. Y si queremos evitar que Jack se ahogue por poco espacio en la balsa (aunque en el fondo, todos sabemos que cabía), Willy Villar tiene que emplearse a fondo inmediatamente. Las necesidades son evidentes: el barco no puede pasar un minuto más sin cerrar la contratación de un protector de aro que ayude a evacuar aguas, que evite a los rivales campar a sus anchas en la pintura amarilla y conseguir rebotes ofensivos fáciles como ocurrió el día de Estudiantes (¡44-21!), además de buscar un defensor versátil que pueda equilibrar el equipo. Ya sabemos cómo es el mercado en Europa, y el amplio margen de jugadores que hay para escoger. Lo que sí que no corre a tiempo es el iceberg en forma de 1-5 para un equipo que, en condiciones normales, debe estar en proa, no en popa.
El renacido
El renacido en 2015 fue, además de manera muy poética, el papel que finalmente acabó haciendo a DiCaprio ganador de ese ansiado premio Oscar que la academia le había negado hasta en cuatro ocasiones. El bueno de Leonardo, tras una ristra de personajes algo tópicos y estereotipados de la sociedad estadounidense, volvió a hacerse náufrago en sus orígenes para interpretar uno de sus papeles más terrenales, a pesar de tratarse de una realidad completamente paralela; un navegante en la América salvaje que había sido dado por muerto por sus propios compañeros y que, tras ser mutilado por un oso, busca con todo el dolor de su corazón una venganza que tan sólo Dios puede darle. Y acabó, efectivamente, sorprendiéndonos a todos. Volviendo a sorprendernos a todos.
“Ya no tengo miedo de morir, eso ya me ha ocurrido.”
La historia de Hugh Glass, como la de DiCaprio, como la de Alessandro Gentile, no pueden significar más que la historia de una redención. De pelea, pelea contra sí mismos mientras la lucha continúa fuera. Una redención que tiene que encargarse cada temporada de ratificar para encontrar equipo. Siempre parece que es su culpa, siempre parece que es él el que no se esfuerza lo suficiente, el que no entrena como tiene que entrenar o el que es demasiado arrogante como para liderar un equipo a pleno derecho. Pero también es el que siempre acaba dando la cara, el que siempre acaba siendo clave para las victorias de sus equipos, por mucho que se empeñen en señalar lo anticuado que está su juego de media distancia. Su tremendamente estético juego de media distancia.
Gentile ha vuelto a Estudiantes para esto. Para hacer de nuevo lo que tiene que hacer cada año. Regresar al lugar donde su inconmensurable talento, y por qué no decirlo, esa confianza ciega en sí mismo, bonito eufemismo de arrogancia para aquellos ignorantes que quieran modificar su discurso, le acaban siempre llevando cada fin de curso; volviendo a sorprendernos a todos. Aunque, muchas veces, no dependa de él.
“La venganza está en las manos de Dios… no en las mías”.