Avery Bradley, preparado para organizar
El escolta incluye el pase en su repertorio
Todo comenzó en la defensa. Ese jugador que había destacado en el instituto, llegando a estar entre los más valorados de su quinta, promediando más de 18 puntos por partido, ese «terror ofensivo» según los analistas, decidía centrarse en otro aspecto de su juego, en el cuál era soberbio, para ganarse un puesto entre los profesionales. Avery Bradley llegó a la NBA con la fama de ser uno de los mejores defensores individuales del país, y no ha dejado, durante sus 7 años en la liga, que el título sobrepase la realidad.
Dejando a un lado ese repertorio ofensivo mostrado en épocas anteriores, Bradley empezó su carrera con el cartel de perro de presa colgado al cuello. Callado y sin hacer mucho ruido, el escolta siguió trabajando para, en su día, volver a sacar a la luz su afinidad con la canasta rival.
«Quiero que la gente me vea como un two-way player«, decía el escolta. «Un jugador defensivo y ofensivo».
Después de varios veranos en los que sus porcentajes desde más allá del arco saltaron del 31% al 39%, tras ser el perimetral con más votos para el premio al Jugador Defensivo del Año y luego de ser incluido en el mejor quinteto defensivo de la NBA, Avery Bradley no ceja en su intento de convertirse en el jugador más completo posible.
Entendiendo que, tras la marcha de Evan Turner, surgía una necesidad, Avery Bradley se puso en manos del entrenador Tim Grover, con el objetivo de convertirse en un mejor playmaker. Con unos promedios pobres en el apartado de asistencias (1.6 por partido), Bradley ha sorprendido a propios y extraños en sus dos primeros partidos de pre-temporada. Un total de 11 asistencias, con minutos limitados, y mostrando un alto grado de inteligencia en pista, leyendo bien el juego y encontrando a sus compañeros con facilidad.
«Sabía que era algo en lo que tenía que mejorar«, decía Bradley tras un entrenamiento. «Si quería llevar mi juego al siguiente nivel, era algo que tenía que añadir. Me he retado a mí mismo en cada partido, en cada entrenamiento, para poder conseguir involucrar a mis compañeros. Sé que tengo muchas oportunidades para hacerlo. He empezado a observar el juego, y a verlo diferente, entendiendo dónde están mis tiros y cuando puedo hacer que otro tire«.
Los jugadores rivales han empezado a defender a Bradley de forma diferente. Cualquier entrenador que estudie el sistema de los Celtics, antes de enfrentarse a ellos, puede observar el tipo de jugadas que sirven para dejarlo en una buena posición de tiro, como esos lanzamientos de media distancia tras repetidas cortinas que se han vuelto una costumbre en el inicio de los encuentros.
Viendo esto, Bradley ha tomado una decisión inteligente en el hecho de mejorar su manejo y habilidad de pase. Aprovechando su velocidad y jugando con dos buenos bloqueadores, el escolta puede ser un arma muy interesante con el balón en las manos, amenazando a una defensa que, si le encima mucho por temor a su tiro, dejaría huecos que un buen pase haría pagar.
Una probable mejora de Bradley como pasador, no solo incrementaría la productividad del jugador, sino que ayudaría a unos Celtics demasiado necesitados de creadores de juego. La marcha de Turner ha dejado un agujero en el equipo, y no hay ningún jugador que pueda taparlo por sí solo. Brad Stevens lo sabe y seguramente veamos que los equipos que estén en pista compartan mucho balón, intentando repartirse la responsabilidad.
Muchos van a agradecer que Bradley pueda absorber parte de la misma, pero puede que el más beneficiado sea Thomas, jugador que asumía todo el peso creativo de la primera unidad, y que ha visto que, con la llegada de Horford y la evolución de Bradley, es capaz de desatar su juego y aprovechar su velocidad en jugadas sin balón. Todos recordamos ese partido de 42 puntos contra los Hawks, en el que Thomas, debido a la trampa que la defensa repetía una y otra vez, se vio forzado a jugar sin balón, con unos resultados fantásticos.
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— Coaching Clipboard (@CoachClipboard) 7 de octubre de 2016
Todo comienza con la serie de bloqueos que Bradley conoce como el camino de vuelta a casa desde el pabellón. Esa jugada puede terminar con un tiro abierto del propio #0, pero si los bloqueos no resultan productivos, un jugador sin manejo y pase se vería forzado a parar, ralentizando el juego y atascando al equipo. El nuevo Bradley puede pasar el bloqueo con solvencia, levantar la cabeza y encontrar al compañero desmarcado. En este caso es un Thomas que agradece poder tirar desde parado, posición en la que sus porcentajes mejoran mucho.
«Está creciendo, se está convirtiendo en un jugador más completo», decía Thomas sobre Bradley. «Está haciendo la jugada correcta. Todo va más despacio para él. Cuando sale de los picks and rolls ya no va tan rápido. Está bajando el ritmo y buscando todas las opciones. Está haciendo la jugada correcta, y puedes decir que ha mejorado en muchos aspectos. No solo anotar y defender, en lo que ya es genial, sino en crear jugadas para otros«.
Doc Rivers intentó hacer funcionar a Bradley de base, pero no lo consiguió. Hoy en día, el único jugador que sobrevive a la era pre-Stevens, está intentado ganarse la confianza del entrenador para poder llevar parte del peso organizativo del equipo.
Es interesante ver como uno de los perfiles más humildes de la plantilla se ha convertido en uno de los jugadores más determinantes de la misma. Con solo 25 años, Bradley llega a su séptimo año en la liga promediando 15 puntos por partido, siendo uno de los mejores defensores de la liga, cobrando una miseria y añadiendo recursos a su repertorio ofensivo, intentando volver a los días en los que los analistas los consideraban una pesadilla para la defensa rival. Si lo consigue, nadie va a poder descansar cuando juegue contra los Celtics, el capitán quiere controlar toda la pista, y puede ser muy divertido.