Se acabó la espera. La temporada puso fin con unos Chicago Bulls agotados y sumamente devorados por la gran carga de minutos, por lo que la rotación y la mejora de plantilla era el gran objetivo para el verano, y eso se está haciendo.
La adquisición del veterano Pau Gasol, sumada a la llegada de Nikola Mirotic, los novatos McDermott y Bairstow, más la renovación de Kirk Hinrich y el posible fichaje de Aaron Brooks, no hacen otra cosa que reforzar el buen bloque que se tenía. Pero, por supuesto, a un gran bloque le hace falta un líder, un jugador que marque el ritmo del equipo y que sepa, con su determinación, guiar a su conjunto a la victoria.
Aquí puede entrar perfectamente el nombre del experimentado Joakim Noah, al mismo tiempo que no podemos olvidar el del esperanzador Jimmy Butler, o, desde la sombra y con un rol más secundario pero trementamente importante Taj Gibson. Pero, sabes el porqué has entrado a leer esto, pues los aficionados del equipo de la «Windy City» llevamos dos años aguardando el retorno de nuestro buque insignia. Solo el imaginar su camiseta con el uno a la espalda volviendo a levantar a todos los asistentes del United Center nos hace entrar en un estado de júbilo sin retorno. La odisea vivida, tanto por él como por nosotros, únicamente es un aliciente añadido para creer en la unión del equipo y la afición, no obstante, ¿cómo va a ser la vuelta?.
La mayoría de las noticias que nos llegan sobre él es que está bien, que, con toda seguridad, necesita rodaje, y eso mismo va a ser una de las claves de la vuelta. El año pasado, a la escasa cantidad de 10 partidos disputados, volvió a pasar. Los viejos fantasmas se aparecían de nuevo para dejar a nuestro equipo sin su estrella. Mucho se ha escrito sobre el tema, pero carente de toda comprensión hacía el jugador. Puede que la culpa fuera suya por intentar volver al máximo antes de haber pasado si tan siquiera por el resto de niveles, pero de los errores exclusivamente se aprende, y parece que así se ha hecho. La preselección de Estados Unidos para el Mundial de Basket que se celebrará en España guardaba un sitio para él, y será una gran oportunidad para ver con nuestros ojos su estado de forma, y además, gracias a que estará acompañado de otras once estrellas, no tendrá el peso principal de liderar al conjunto, y es que ahí es donde reside la otra clave principal, el enemigo, ya que el principal antagonista de esta historia también ocupa el rol de héroe, principalmente porque el volver al nivel mayúsculo desde el minuto cero fue lo que nos arrebató a nuestro gurú.
No sabemos que prototipo de jugador nos vamos a encontrar después de dos catastróficas lesiones, más nuestro guía tiene que empezar a creer en que no está solo, ya que va a tener a su disposición a la mejor plantilla con la que jamás ha contado, una sinfonía cada día más sobresaliente trabajando para él. No hay duda de que él es el director, y que lo marcado por su persona, será lo realizado por la orquesta. Tal vez no volvamos nunca más a ver al mismo jugador que, junto con Kevin Durant, ha sido el único que le ha ganado un MVP a LeBron James, dentro de la dinastía de este, pero sí que hay una verdad suprema, la cual es adonde reside el verdadero propósito de la misión: la obtención de la gloria por parte de nuestro equipo es lo ansiado por cada uno de nosotros, el equipo lo sabe, nuestro líder es consciente, y esa va a ser nuestra determinación y finalidad. La derrota de estos años anteriores no ha hecho más que acrecentar nuestra hambre de éxito. Tenemos los cuernos afilados, no bromeamos, estamos listos para batallar.
En todo el artículo no he pronunciado en ningún momento el nombre del protagonista, pero no hace falta. Él sabe el propósito, tú también lo conoces, él sabe a lo que ha venido, y nosotros también lo sabemos. Qué comience la función.