Una vez terminada la temporada, el foco de atención de los Jazz se dirige a Gordon Hayward, quien tiene opción de jugador para convertirse en agente libre este verano y es prácticamente imposible que no la ejecute. Tras haber hecho un esfuerzo muy importante por mejorar la plantilla del año pasado y aumentar las esperanzas de retener a su jugador franquicia, Utah debe confiar en que el progreso mostrado esta temporada será, junto con la posibilidad de darle más dinero que ningún otro equipo, un atractivo irrechazable.
Por mucho que Gordon Hayward dijese en la sesión del equipo para la prensa de fin de curso del martes que todavía no ha pensado si hará efectiva la opción de su contrato – que le permite terminarlo este verano en vez de en 2018 – o no, lo cierto es que está en su interés hacerlo. Cuando el natural de Indiana firmó su extensión con los Jazz lo hizo en base a un límite salarial mucho menor que el actual, y pasar un año más cobrando cerca de 17 millones de dólares sería poco rentable para su bolsillo comparado con los más de 152 millones por cinco temporadas que firmó Mike Conley con los Grizzlies en 2016, por ejemplo.
«Es difícil pensar sobre eso ahora mismo, por la temporada que hemos tenido y todo por lo que hemos pasado. Hoy todavía parece que estás a la espera del siguiente partido, esperando al siguiente rival. Eso obviamente se acabó. Pero es difícil olvidarlo así de golpe».
Los Jazz se quedaron a tiro de piedra de los Playoffs el año pasado cuando lo tenían todo a favor, incluyendo caer derrotados ante unos Clippers sin sus cuatro mejores jugadores en la prórroga. Tras dejar caer Gordon Hayward que valoraría ganar por encima de todo a la hora de elegir nuevo destino cuando su contrato finalizase, Utah se puso manos a la obra para conseguir retenerle a largo plazo. Se reforzó el plantel con jugadores veteranos contrastados y con experiencia en momentos clave, llegando así George Hill, Joe Johnson y Boris Diaw, que han sido piezas imprescindibles en el gran año de los Jazz. Se pasó de 40 victorias a 51 y el primer título de división desde 2008, y se consiguió doblegar a Los Angeles Clippers en la primera ronda de Playoffs.
La eliminación a manos de los todopoderosos Golden State Warriors en apenas cuatro partidos puede haber dejado un sabor amargo en Hayward, pero el alero mismo está orgulloso de todo lo que ha crecido la franquicia desde los momentos más sombríos de su etapa en Salt Lake City, cuando los Jazz eran uno de los peores equipos de toda la NBA:
«De dónde partimos es algo de lo que definitivamente estoy orgulloso. Pasar de 25 victorias a donde estamos este año, definitivamente me pone una sonrisa en la boca».
Gordon Hayward dice que va a dejar en manos de su agente sus opciones, pero convirtiéndose en agente libre tendrá la oportunidad de decidir dónde quiere pasar el resto del culmen de su carrera. Los Jazz pueden ofrecer más dinero – e incluso una de las nuevas extensiones de seis temporadas que establece el CBA acordado en diciembre si Hayward entra en uno de los tres quintetos All-NBA – y también cuentan a su favor con un futuro brillante con Rudy Gobert renovado, la presencia de Rodney Hood, Dante Exum y Trey Lyles y la posibilidad de retener a George Hill, entre otras piezas. Sin embargo hay otros equipos que pueden competir en este último apartado, entre ellos los Boston Celtics del que fuera entrenador suyo en Butler, Brad Stevens. Boston trató de hacerse ya con Jimmy Butler o Paul George en invierno y es de sobra supuesto que quieren adquirir otro jugador de referencia al precio apropiado.
Los Celtics cuentan con Isaiah Thomas cobrando poco más de seis millones la próxima temporada y con Jae Crowder y Avery Bradley en asequibles salarios, además de otros jugadores importantes como Marcus Smart todavía en su contrato rookie. Por no hablar de la cantidad de elecciones de draft de las que dispone, que pueden ser movidas para añadir otra estrella más y sumarse al propio Thomas, Al Horford y Hayward en el hipotético caso de que marchase a la costa Este.
Apenas terminó una temporada bastante exitosa para los Jazz, pero las preocupaciones están a la vuelta de la esquina. La temporada 2017 fue una oportunidad para Utah, con sus problemas para atraer agentes libres de postín, de convencer con resultados a su jugador insignia de que merece la pena quedarse y construir algo grande. Ya han hecho todo lo que podían hacer, y ahora la pelota está en el tejado de Hayward.