Nuevos directores de juego para los Knicks
Han cambiado totalmente la posición con Ntilikina y Sessions
La próxima temporada va tomando forma. Las franquicias van puliendo sus plantillas con los últimos fichajes que puedan caer en un mercado especialmente entretenido y que ha movido demasiadas piezas. En ese sentido, los Knicks han sido uno de los conjuntos que menos se ha movido, pero los pocos movimientos realizados han sido sonados.
El más destacado no fue de un jugador que pise el parquet de las canchas NBA. Hablamos, como no, del acuerdo para la rescisión del contrato que unía a Phil Jackson, el Maestro Zen, con la franquicia neoyorquina como Presidente de Operaciones. Su salida implicaba un cambio de rumbo importante para entender el devenir de los fichajes que analizaremos a continuación.
A la espera del que, quizás, sea el último gran movimiento del mercado —hablamos de Carmelo Anthony— los Knicks han decidido cambiar de rumbo comenzando por la posición de base, en la que se han empeñado en conseguir justamente lo contrario a lo que poseían en la pasada campaña en el Garden.
Experimento fallido
La llegada de Derrick Rose ilusionó. Lo hizo por su status y su, otrora, impacto en la liga como MVP más joven. Al final, acabó traduciéndose en desesperación. Una tónica en la Gran Manzana una vez entra la segunda mitad de la campaña. Siendo justos, su rendimiento no fue para nada malo, ya que el base recuperó parte de las cualidades que le habían llevado a la cima de la liga pero se le notó falto de chispa en metros finales y entradas a canasta y no supo mezclar con los jugadores franquicia hoy por hoy de los Knicks, Melo y Porzingis. Ni con el veterano alero ni con el letón acabó Rose de formar la química necesaria para llevar al equipo más alto.
En muy pocas ocasiones vimos un Rose sabiendo interpretar momentos del partido, leyendo pases y situaciones favorables para dichos compañeros y acabó por pecar de egoísta, uno de los lunares de su carrera. Sus números en asistencias no convencieron (4.4 por noche) y su nivel defensivo fue de menos a más, para volver a decrecer conforme finalizaba la campaña. A todo eso, hubo de añadirle el famoso plantón en vísperas de un partido ante los Pelicans en el Madison. Las causas son desconocidas todavía hoy y su principal valedor, Phil Jackson, ya no está en el cargo.
Al final, DRose ha acabado emprendiendo un camino un tanto inesperado. No seré yo quien juzgue si es el camino fácil o el más difícil, pero desde luego ha sido una decisión controvertida. Este mismo verano, sabiendo que New York no sería su destino, sonaron franquicias que codiciaban un base con su experiencia para poder avanzar en el crecimiento de sus jóvenes promesas. A priori, proyectos como los Lakers o los Bucks tenían intención de tentar a Derrick, pero él mismo acabó deshechando estas ideas para enrolarse con LeBron James en las filas de Cleveland en pos de un anillo que ansía. En el momento de escribir este artículo, el acuerdo de los Cavs con los Celtics hace posible el intercambio de bases entre las franquicias, lo que hace indicar que Rose comenzará campaña como suplente del All-Star Isaiah Thomas en la franquicia de Ohio. Con 28 años, Rose parece conformarse con un mínimo de veteranos y vivir ya a la sombra de la nueva camada de jugadores NBA, como si de una vieja reliquia se tratase.
Mucho ruído, pocas nueces
Así podría definirse la estancia de Brandon Jennings en el Madison Square Garden. El base es de ese tipo de jugadores que sabe conectar rápido con la afición e, incluso antes de anunciar su fichaje por los Knicks, Jennings parecía querer comerse el mundo con los knickerbockers. Al final, acabó desentonando presa de su ineptitud defensiva y su escasa aportación ofensiva.
Sin lugar a dudas, el base ha dejado fríos a todos aquellos que depositaran un ápice de confianza en sus posibilidades. Un base atlético, con buenas manos, ágil y con intención de liderar el segundo quinteto de los Knicks. Conectó rápido con los suplentes habituales, especialmente con un Willy Hernangómez que aún hoy le agradece alguno de sus highlights, pero tal pronto como vino, ese Jennings se evaporó. Se dice que tuvo algún roce en el vestuario, también fruto de ese carácter explosivo que le ha llevado a pasar por cuatro equipos en dos temporadas y a afirmar que Ricky Rubio era «todo hype» y él era el mejor jugador de la camada de 2009. Ha acabado por tener que morderse la lengua.
La realidad hoy, con Jennings de camino a los Shanxi Brave Dragons de la liga china con 27 años dista bastante de ser lo que, intuyo, el propio jugador imaginó en su desembarco en la NBA.
Savia (europea) nueva
Tras otro nuevo sinsabor, la noche del Draft era lo único en lo que los aficionados neoyorquinos pensaban desde que comenzó el año 2017. Se presentaba una oportunidad de oro, con una buena camada de jóvenes talentos que, a priori, están llamados a revolucionar desde ya el panorama baloncestístico. Los Fultz o Lonzo Ball quedaban lejos, pero en la Gran Manzana la gente estaba ilusionada con nombres como Dennis Smith Jr., De’Aaron Fox o Frank Ntilikina.
He de reconocer que el joven francés era del que menos había visto, pero acabó siendo el elegido. Desde ese mismo instante, los Knicks decidieron darle las riendas de su futuro a un espigado base francés con escasa experiencia en Europa pero un futuro brillante. De primeras, su defensa puede marcar un antes y un después en la franquicia. Ha sido siempre el lunar de los últimos bases de los Knicks, y «Niki» podría marcar la diferencia. Posee un excelente potencial defensivo en parte porque tiene todas las virtudes para destacarse en este ámbito: altura, brazos largos y agilidad. Además, es capaz de poner mucha intensidad y presión, lo que le convierte en un defensor aplicado. Sus mayores carencias, recordemos que hablamos de un jugador de 19 años, es su aportación ofensiva. No es un gran triplista, no posee tampoco un gran manejo de balón ni saca demasiadas faltas a pesar de penetrar bien.
Un veterano con cosas que demostrar
Su acompañante en la posición posee las características contrarias. Con 31 años, Ramon Sessions ha decidido enrolarse en las filas de los Knicks para seguir demostrando que tiene hueco en esta NBA. Siempre se ha destacado por ser un jugador de rol y los knickerbockers ampliarán experiencia en una plantilla y posición rejuvenecida. Mima el balón, es peligroso en transiciones y no es mal anotador. Al contrario que el rookie de los Knicks, Sessions es débil en defensa a pesar de su estatura.
Su contrato, 2.33 millones de dólares en un año, está lejos de ser una carga pesada para los neoyorquinos. Sessions tendrá la oportunidad de seguir aportando, de tener minutos de calidad con jóvenes y de hacerse notar en una liga en la que, quizás, ya no se lleve el perfil de jugador que él puede aportar. Por sus manos pasa el revertir esta idea y aportar, en una sola temporada, lo que se espera de un veterano de sus características.
Lo que está claro es que estamos ante una nueva idea de la gerencia de los Knicks para la posición de base. La llegada de un joven y un veterano abre un nuevo horizonte en el Madison. Atrás quedan grandes contratos y viejas glorias. Los knickerbockers parecen decididos a cocinar su proyecto a fuego lento y todo parece ya en manos de Porzingis y Ntilikina. Veremos a donde llegan.