Cuando el pasado diciembre Brook Lopez se lesionó el pie y se confirmó que no podría volver a jugar en toda la temporada todos los aficionados de los Nets temieron que lo que era hasta el momento una temporada nefasta, se convirtiera en algo aún peor.
Los de Brooklyn tenían por aquel entonces una racha de 9 victorias y 17 derrotas y, por si fuera poco, unas semanas después el que tuvo que acudir a la enfermería fue Deron Williams. A raíz de las lesiones del pivot y el base, dos de los pilares del equipo, Jason Kidd decidió cambiar algunas posiciones y probar con un quinteto inicial formado por Shaun Livingston, Alan Anderson, Joe Johnson, Paul Pierce como ala-pívot y Kevin Garnett como único hombre grande. Un quinteto que logró revertir la situación del equipo y firmar una de las mejores rachas al comienzo del nuevo año.
Brook López es un gran anotador, pero no destaca por su faceta defensiva. Su ausencia dotó al equipo de mayores recursos ofensivos y una mejora en defensa gracias, especialmente, al buen rendimiento que Garnett tuvo en ese aspecto. El small-ball fue la mejor solución posible para unos Nets que comenzaron la temporada siendo un auténtico desastre y la terminaron en 6ª posición. A raíz de la mejoría del equipo se empezó a hablar sobre si eran mejor equipo sin Brook Lopez. Sin embargo, nadie duda de que el #11 de Brooklyn es uno de los mejores centers ofensivos de la NBA, si no el mejor. ¿Y quién no quiere a alguien así en su equipo?
Ahora, varios meses después, desde la franquicia se confía plenamente en que López volverá al 100% y podrá entrenar con normalidad en el training camp de octubre. Con un tema tan delicado como las lesiones nunca se sabe, pero si vuelve completamente recuperado se espera que Lionel Hollins saque mayor partido de él de lo que hizo Kidd en su día.
Es previsible que el nuevo técnico, conocido por ser un entrenador defensivo, dé un rol a Brook Lopez similar al que Zach Randolph desempeñaba en Memphis: Esto es, que saque todo su arsenal ofensivo y sea un pilar interior en ataque, mientras que otro compañero le cubrirá las espaldas en el apartado defensivo, aunque Lopez es un gran taponador y tiene buen físico, por lo que no tiene las mismas dificultades que Z-Bo. En una charla que entrenador y jugador tuvieron hace unos días, Hollins le recomendó al californiano que debía ser algo más agresivo. Hollins es un entrenador al que le gustan los Pick&Rolls y tener a sus hombres grandes en el poste bajo, por lo que el bueno de López le viene de perlas a su sistema.
“Hay muchos estilos de juego que son propicios para el juego de Brook. Puede jugar en la pintura, pero también por fuera, puede hacer muchas cosas diferentes y puede encajar en cualquier estilo de juego que llevemos a cabo”, explicaba recientemente Hollins, para quien el center será, sin duda, una pieza fundamental.
Durante esta temporada Brook deberá mejorar su defensa y su faceta reboteadora. Si vuelve sano a la competición será la oportunidad perfecta para él perfeccionar estos aspectos del juego bajo la dirección de su nuevo técnico, y convertirse así en uno de los pívots más completos de la NBA.