La NBA es una liga en la que cada día se premia aún más el atletismo en la competición. Las estrellas que logran mantener en perfecta sintonía el dilema talento-físico son la clase de profesionales que, junto con una gran ética de trabajo, terminan cumpliendo sus sueños en la mayor liga del mundo.
Pero, ¿qué hay de los jugadores especiales?, ¿quiénes son y por qué? No nos referimos a estrellas ni a jugadores de rotación valiosos. Los hay de muchas características diferentes, a gusto de cada uno. Su influencia en el juego pasa por la soltura para realizar acciones que cambien el curso de un partido, el descaro por lo difícil de realizar, la habilidad de crear formas de competir, una velocidad distinta a la de los demás.
Esta especie de jugador se ve claramente, apenas necesita unos segundos para tener la atención del aficionado que lo sepa apreciar, que vea frescura en sus acciones e imaginación en la forma que tiene de actuar.
Entonces, ¿Mirotić lo es? Sí. Belleza, o más bien delicadeza, es lo que sientes al ver moverse al español. Cada acto que desarrolla en la cancha puede llegar a ser destacable: su ejecución de muñeca, cada pase concluido, un reverso o un gran rebote acompañado de un semigancho, atravesar al contrario y borrar del mapa cualquier intento de maniobra para pararle.
Los defectos de potencia o fuerza que luce no son sino la muestra clara de la imperfección hasta dentro del encanto irresistible, los cuales disfraza simplemente con el propósito de que sus contrincantes no se percaten de que hay una manera de derrotarle. Incluso los hay que lo han conseguido, ya que todo triunfo siempre viene acompañado de fracasos anteriores (o éxitos menores).
Es por ello que ya está aquí, habiendo degustado los distintos sabores de los estados por los que pasa un competidor a lo largo de su carrera, salvo uno. Él ha reclamado lo que se ha ganado, el sitio que le corresponde. Su carrera NBA no acaba nada más que comenzar, con la esplendorosa incertidumbre de qué será de ella. El ejercício al que se va a someter a partir de ahora es el más arduo al que jamás se ha encarado, más, sin reparo a ello, su condición de superclase es imponente. Cumplidor de cometidos titánicos, presto entero, ha fijado su próxima meta, su victoria pendiente, la gloria.