Este ha sido, como ya viene siendo costumbre desde que Mikhail Prokhorov adquirió los Brooklyn Nets a mediados del 2010, un verano movidito en las oficinas del equipo neoyorquino. El oligarca ruso adquirió un equipo que venía haciendo la peor temporada de su historia y que terminó con un desastroso récord de 10 victorias y 72 derrotas.
A pesar de ello, Prokhorov no dudó en señalar desde un primer momento que su objetivo era transformar la franquicia en un equipo ganador, algo que los Nets solo habían logrado en breves periodos de tiempo. Desde entonces, la organización, dirigida en los despachos por Billy King, ha apostado fuerte durante cada temporada para potenciar la plantilla, sin importar el coste económico que esto pudiera conllevar. No obstante, la presente temporada no parece seguir la misma dirección que las precedentes.
El equipo ha sufrido bajas sensibles, como las del veterano All-Star, Paul Pierce. Pierce, que pese a estar lejos de su mejor versión, demostró que aún le quedan algunos años rindiendo a un nivel más que aceptable. El alero fue asentándose a medida que avanzaba la temporada como uno de los jugadores más importantes y decisivos de la plantilla. En lo que parece ser un giro en su política económica, los Nets decidieron no renovar al jugador californiano debido al alto coste en concepto de impuesto de lujo que hubiera supuesto su continuidad.
Otra baja sensible ha sido la del renacido Shaun Livingston. El base, que estaba llamado a ocupar un rol secundario como segundo o incluso tercer base del equipo, emergió como una pieza clave durante la remontada que protagonizaron los hombres dirigidos por Jason Kidd durante la segunda mitad de la temporada, llegando a ser considerado el escolta titular.
Otros jugadores importantes del banquillo han causado baja. Marcus Thornton, que llegó a media temporada procedente de Sacramento en lo que supuso el primero de los traspasos “rejuvenecedores”, ha seguido su viaje dirección Boston mediante el traspaso que propició la llegada de Jarrett Jack y Sergey Karasev a Brooklyn.
Mención especial merece Andray Blatche. El jugador ha ofrecido durante sus dos temporadas en Brooklyn su mejor versión hasta la fecha, llegando a parecerse al jugador que muchos en Washington creían que podía llegar a ser y nunca fue. Pese a su buen rendimiento, la directiva dirigida por Billy King ha decido no acometer su renovación, por lo que el pivot continua siendo agente libre. La emergente figura de Mason Plumlee, la vuelta de una de las estrellas del equipo, Brook Lopez, y algunos lapsos temporales en los que el jugador demostró seguir siendo la mente inestable que desesperó a los dirigentes de los Wizards, han sido las principales razones para la partida del jugador.
Y por último, Jason Collins, el primer deportista gay (reconocido) que ha militado en una gran liga americana, tampoco continuará en la plantilla. Collins ha tenido un papel marginal desde su llegada durante el último tramo de la temporada. Su incorporación se debió más a aspectos de marketing y promoción de valores que no a lo que el veterano pivot podía aportar al equipo. Todo parece indicar que la retirada es el futuro inmediato del ex de Stanford.
Para paliar todas estas bajas, Billy King se ha movido con celeridad, incorporando vía traspaso a los mencionados Jarrett Jack y Sergey Karasev, y vía draft a Markel Brown y Cory Jefferson. La que parece ser guinda del pastel ha llegado pocos días atrás, cuando los Nets finalmente consiguieron traer desde Europa a Bojan Bogdanovic.
A simple vista, un patrón parece claro. Los de Brooklyn han sustituido piezas consagradas por jóvenes jugadores que aún tienen que demostrar que pueden ser competitivos en la NBA.
Pero vayamos un paso más allá. Pongamos los números encima de la mesa y comprobemos si esto que parece obvio es verdad y en qué medida.
Los Nets comenzaron la temporada anterior con una media de edad de 29.3 años. Un promedio que hacía del equipo neoyorquino el más veterano de la liga.
El cambio de chip se produjo a mediados de la temporada, cuando los Nets enviaron dos jugadores veteranos, Jason Terry (36) y Reggie Evans (33), que no estaban produciendo como se esperaba a cambio de un jugador mucho más joven: Marcus Thornton (26). De todos modos, la edad no fue el factor primordial. La flexibilidad que ofrecía el contrato de Thornton sí lo fue.
Anteriormente a este traspaso hubo uno que a la postre resultó irrelevante en lo que a lo deportivo se refiere. Los Nets adquirieron a Marquis Teague (20) en un traspaso a tres bandas que supuso el adiós de Taylor (23) y Shengelia (22).
Con la temporada más avanzada, encarando su tramo final, los Nets incorporaron como agentes libres a Jorge Gutierrez (24) y al mencionado Jason Collins (34). Con todo ello, los de Brooklyn finalizaron la temporada regular con un promedio de edad de 29 años, tres décimas inferior al promedio de inicio de temporada.
Estos datos indicaban una tendencia, aunque muy ligera, a rejuvenecer la plantilla, pero la verdadera revolución se ha llevado a cabo durante el último mes, en el que los Nets han disminuido su promedio de edad a 27.3, un valor más normal dentro de la liga.
La configuración de la plantilla se ha invertido. Basta observar el Gráfico 2:
La apuesta por un equipo más joven y atlético parece patente, máxime desde que el nuevo entrenador, Lionel Hollins, expresó su deseo de desplegar un juego más rápido.
Pero vayamos un paso más allá. Es cierto que el equipo de la temporada anterior era más veterano a tenor de sus componentes, pero la realidad es que Jason Kidd hizo hincapié en el uso de los jugadores más experimentados. Jugadores como Taylor o Shengelia apenas tuvieron impacto, así que en la práctica, Brooklyn era un equipo incluso más veterano que en la teoría.
Veamos el Gráfico 3:
Si tenemos en cuenta los minutos jugados por cada jugador, obtenemos un promedio efectivo 1,2 puntos superior al teórico. Brooklyn era un equipo realmente veterano que suplía ese déficit físico con la calidad de sus jugadores y varios puntos extras de experiencia.
Pasemos a evaluar la composición de plantilla actual.
Como hemos comentado, el promedio actual de edad es de 27.3 años (ver Gráfico 1). Pero al igual que la temporada anterior, este promedio se ve alterado con jugadores jóvenes que probablemente seguirán sin tener un gran impacto dentro del equipo. En el otro extremo, jugadores como Kevin Garnett y sus 38 añazos, también desvirtúan este valor.
Así que juguemos a ser adivinos. Hemos hecho una estimación (totalmente subjetiva) en función de lo que creemos puede ser la rotación que establezca Lionel Hollins.
Lo mostramos en el Gráfico 4:
Según nuestra previsiones, el peso del equipo seguirá en manos de Deron Williams y Joe Johnson, al que se unirá como puntal (si las lesiones le respetan) Brook Lopez. KG se centrará en ser el mentor de los jóvenes, pero su participación efectiva irá a la baja. Al contrario, parece probable que tanto Teletovic, Kirilenko y Plumlee vean su tiempo en pista notablemente incrementado.
Sobre las nuevas incorporaciones, tendrán un peso importante en el equipo. Bogdanovic parece ser el jugador destinado a suplir en mayor medida la baja de Pierce en el ala. Karasev, un jugador ansiado por Billy King durante el draft del pasado año, también está llamado a tener oportunidades tras un año aciago en Cleveland.
Por último, Markel Brown y Cory Jefferson parece que tendrán una temporada de aclimatación, desempeñando un rol secundario si no se produce una explosión en su juego que en la actualidad parece poco probable.
Con todo esto, obtenemos una edad efectiva promedio de 28,5 años. Así que sí que es cierto que se ha rejuvenecido la plantilla, aunque no tanto como en un principio pudiera parecer.
Este será una temporada en la que se intentará competir pero sin dejar de lado el desarrollo de algunos jugadores que se prevé puedan ser claves en el futuro de la franquicia.
Exitosa o no, solo el tiempo lo dirá.