Entrevista a Gonzalo Vázquez

Nos dio su opinión y hablamos de la actualidad NBA

Lo primero, ¿quién es Gonzalo Vázquez?

Bueno, creo que definirse es una de las cosas más difíciles que hay. Digamos que bajo esa firma pública hay una personita que cada vez encuentra más complicado definirse fuera del baloncesto. Así que vamos a dejarlo en un apasionado de este deporte, como hay otros muchos, que tiene el privilegio de poder contarlo, como otros tantos, pero de una manera que sí considero propia, personal, íntima. Y en esa intimidad de estilo es donde tal vez me defina mejor, donde me encuentro más en paz conmigo mismo.

Una de las cosas que más nos intriga a los aficionados de la NBA es conocer  de dónde sacas tantas estadísticas, casi al instante, de las cosas que suceden en los partidos.

De cualquier buen buscador de ellas. No se requiere ninguna habilidad especial. Todo el mérito es para los autores de esas monstruosas bases de datos. Yo solo me sirvo de ese yacimiento cada jornada. Las estadísticas son la cosa menos importante del baloncesto. Son los créditos de la película pero no la película. Ocurre que Twitter es una herramienta ideal para registrarlas.

Cada noche de partidos uno comprueba fácilmente que los comentarios técnicos tienen una acogida tibia. Pero en cuanto calzas un vídeo, una foto o una analogía estadística la cosa se dispara. Un ejemplo: si en mitad de un partido insinúo que Rondo renuncia a su zurda en las entradas por la izquierda como Stockton o Cheeks algún veterano lo agradecerá en silencio. Pero si recojo que su triple doble es el último de esa magnitud desde Payton en 2000 la gente se vuelve loca. Eso te enseña a manejarte en el medio, que no quiere muchas vueltas. Quiere el mate numérico y punto. Quiero decir, que yo pueda ver un increíble parecido entre Andrew Nicholson y Phil Hubbard o entre el Aaron Gray de los Bulls y Tom Boerwinkle no parece importar a nadie. Pero a Twitter la estadística le pone cachondo. Por ahí se explica la fiebre del dato. Y a menudo, hasta extremos absurdos. La verdad es que de las muchas cosas por las que uno quisiera ser identificado la estadística, que ni siquiera domino como otros, es de las últimas.

Podríamos decir que eres el gran especialista en NBA de este país. ¿Cómo empezó todo? ¿Quién fue el personaje, o el hecho, que te lanzó a este mundo?

Bueno, eso es decir demasiado. El baloncesto es un campo de conocimiento muy grande. Mucho más de lo que parece, que es lo que intenté contar en un viejo artículo titulado Baloncesto y Saber que todavía es posible encontrar. Soy especialista en lo mío, en la forma de entender y expresar el baloncesto, que ya es mucho decir. Ya he contado en otras ocasiones cómo fue aquella experiencia iniciática a la que espero poder dedicar algún día el capitulito de un libro, porque es como contar el flechazo del primer y último amor. En torno a 1983 veíamos poco baloncesto en televisión pero algo era: Real Madrid, Barcelona y selección básicamente. Una tarde de domingo frente a la tele me asaltó sin previo aviso un microvídeo de un baloncesto que yo no creía posible. No fueron más que unos segundos pero el tremendo impacto de lo que vi me arrodilló ante la pantalla. Yo no era más que un crío. Tenía nueve años. Desde aquel momento perseguí con todas mis fuerzas cuanto pudiera obtener de aquel mundo que no parecía real. Y así hasta hoy, más de treinta años después. Y con la misma fuerza que entonces. Ese es el milagro. Y casi creo que esto responde mejor a la primera pregunta.

Hablemos de tu libro, 101 historias NBA: Relatos de gloria y tragedia. ¿De dónde surgió la idea de hacer este libro?

Lo primero fue el temor a perder parte de lo escrito hace más de diez o quince años. Hace tiempo que algunas de las viejas historias publicadas habían empezado a desaparecer de la red. Suelo ser muy cuidadoso con lo que escribo pero un desastre a la hora de guardarlo. Así que una noche comencé a recopilar lo que encontrara y andando la cosa me di cuenta de que estaba montando, sin querer, algo parecido a un libro. Fui añadiendo prácticamente todo al montón. Y cuando vi que había mucho más que un libro me pegué el gustazo de acometer una selección más ordenada pensando más en el lector, en darle las historias que juntas pudieran dibujar un panorama de todas las épocas sin mayor hilo conductor que la historia de la NBA.

Y quise hacerlo a través de algunos de sus personajes, como un libro de cuentos aunque algunas narraciones sean realmente duras. Si te digo la verdad, es el libro que a mí me habría gustado leer con veinte años menos.

¿Estás contento con cómo ha salido?

Ya estoy contento con que haya salido. Porque lo demás no me pertenece. Quiero decir, todo eso de las ventas no es algo que uno pueda controlar. Uno hace lo que puede. A lo más, promocionar las primeras semanas con alguna entrevista y regularmente en Twitter con cierta discreción. Nada más. Tuve algún problema con la extensión porque las editoriales temen los tochos, el papel, su precio. Pero ese número, 101, era para mí innegociable. No quería trocearlo en dos o tres libros pequeños.

Y como era de esperar, 101 ha salido comercialmente mejor que “Invasión o Victoria” aunque este último sea una obra de mayor peso histórico, mucho más única.

Vamos ahora con la actualidad: San Antonio Spurs, recientes campeones, ¿qué futuro les espera?

Si es a largo plazo no vale la pena preguntárselo. Si es a corto, sí. Es como preguntarse por el amanecer. Sabes que lo habrá como sabes que los Spurs estarán un año más ahí arriba. Mantienen intacto el bloque campeón. Y con ellos ya no vale hablar de la edad. Ni de reconstrucción. Lo suyo es otra cosa. Es el modelo ejemplar a todos los niveles. Como filosofía de gestión trascienden lo meramente deportivo. En torno a ese núcleo de jugadores, la llave del éxito por la que suspiran todas las franquicias año tras año, han conseguido siempre renovarse con lo estrictamente necesario.

Cuando cayeron en primera ronda en 2009 y 2011 era difícil abstraerse a la idea de que tal vez había llegado su final. Y no solo no fue así sino que remontaron hasta conquistar su cima quince años después del primer anillo. Eso es lo admirable. Lo que identifica su modelo a un milagro. En el fondo, la combinación de experiencia y juventud responde a un proceso muy superior de mezclar tradición y vanguardia. La incorporación de Messina y Hammon a su cuerpo técnico es la última prueba de ello. No es ya la idea de eficacia. Es que van también muy por delante en audacia.

Creo que preguntarse por el futuro de los Spurs es simplemente concebir, y no es fácil hacerlo, que llegará el día en que esa marca sagrada persista sin Popovich, Duncan, Parker y Ginobili. Pero mientras no llegue ese día más vale entender que esto, ellos, son lo mejor que hay no en términos anuales. Sino históricos. Es la prueba real de cómo hacer bien las cosas en el deporte profesional de élite.

¿Ves en Kawhi un jugador que pueda entrar, realmente, en el Olimpo de la NBA?

Ocurre con él que hay dudas por su forma de ser, por su carácter introvertido, generoso y como de antihéroe. Y creo ese escepticismo equivocado. Basta que su progresión siga adelante, e incluso que mantenga el nivel de competición próximo al de las dos últimas Finales para que su perfil admita el plano de cualquier otra estrella. Es curioso. Pero su caso simboliza lo mismo que los Spurs. Y si estos son campeones, si son la Dinastía más prolongada de la historia y han conquistado el valor más sagrado del palmarés por mucho que representen algo distinto al star system, no hay nada que impida a Kawhi Leonard igual reconocimiento que una estrella aunque su perfil se asemeje al de un monaguillo. En cierto modo Joe Dumars formuló esta misma incertidumbre antes que él.

Parece que Cleveland emerge ahora sobre el resto. ¿Cómo ves a la franquicia de Ohio? ¿Con Wiggins saldrían ganando los Cavs y sin él no?

Una vez un directivo me dijo que en la fase previa a un traspaso el puzzle de piezas que intercambiar, lo que se negocia sobre la mesa, lo que se ofrece y retira, podía variar hasta veinte veces para luego volver al escenario inicial. Y la verdad, no hay nada que ratifique mejor esta idea que lo ocurrido entre Cavs y Timberwolves el último mes y medio.

Si limpiamos todo lo accesorio, si retiramos de la mesa cuantos nombres llegaron los Cavaliers a ofrecer, incluyendo la remota posibilidad de preservar a su último número uno, todo queda en un Wiggins-Love frente a frente que luego arropar con más nombres para satisfacer a ambas partes, y especialmente a Minnesota, porque el único objetivo en Ohio era conseguir a Love. Como si lo demás no importara.

Esto convertiría de inmediato a los Cavaliers en la nueva potencia del Este. Aprontaría además ese lento proceso que LeBron sugería en su carta para aspirar de inmediato a la conquista del anillo. Eso es todo al final. La diferencia en Ohio entre Wiggins y Love es algo muy evidente: es la disyuntiva entre cocinar el futuro o sentarse ya a comer. Y parece que LeBron tiene hambre.

Pau Gasol jugará por primera vez en el Este. ¿Cómo ves el futuro del español?

Para empezar lo veo digno. El lugar elegido le favorece. Chicago es un lujo para un jugador de su edad que tiene el vicio de tomarse cada temporada muy en serio, como si hubiera que competir año a año por el título y lo demás fuera una deshonrosa pérdida de tiempo. Este punto es donde de verdad Gasol y Bryant coincidían como jugadores.

Gasol agradece la disciplina, el sentido del orden y la unión del grupo. Los Bulls de Thibodeau le van a dar eso como no conocía desde Jackson. Aún es muy pronto. Solo diré que sobre el papel esta especie de gradual frontcourt formado Noah, Gasol y Gibson que alcanza hasta Mirotic y McDermott es una experiencia que merece contemplarse. Insisto que sobre el papel y al mando de un tipo con las ideas tan claras se trata de una combinación fascinante. Sumar además el redescubrimiento de Rose añade todo lo necesario para conceder a los Bulls, que han sobrevivido lisiados desde 2011, carta blanca en el nuevo escenario del Este, por primera vez abierto desde The Decision.

Kobe Bryant declaró que los Lakers resurgirían en la mayor remontada que se pueda recordar, y los fichajes han sido bastante pobres. ¿Cómo ves el futuro de los púrpura y oro? ¿Crees que Kobe volverá a un alto nivel?

Desgraciadamente para los aficionados angelinos se les exige un año más otra enorme dosis de paciencia vacía, precisamente el factor que más desconocen. Creo más en otro admirable regreso de Bryant que en las aspiraciones Lakers en un Oeste implacable. Y creo que mientras se les exija paciencia hasta los veranos de 2015 y 2016 deberían disfrutar más de lo que su mito sea capaz de brindarles que sufrir con las desventuras de una plantilla que de nuevo no estará a la altura de lo que esta franquicia exige. Se trata de una visión realista, más próxima a la descripción que a la especulación. Todo lo demás sería una increíble sorpresa.

Parece que con la lesión de Embiid el rookie del año está entre Wiggins y Parker, y que esta edición del draft dominará la NBA. ¿Por quién apuestas? Y realmente, ¿son tan buenos estos chavales?

Por lo general son necesarios mínimo cinco años para comprobar la magnitud de una cosecha del draft. Nominalmente la de 2014 ha venido buena, incluso muy buena. Pero eso hay que demostrarlo.

Hay una saludable virtud de la derrota en los novatos que disputarán minutadas en proyectos jóvenes y embrionarios como ellos. Novatos que por eso dejarán de serlo antes de acabar el invierno. En el caso de Parker dispone de un equipo, los Bucks, que a priori girarán en torno a él, incluso a mayor grado que Wiggins si finalmente, como parece, termina en Minnesota. De Embiid solo cabe esperar una recuperación total para que en un futuro cercano podamos, al menos, disfrutarle además de como promesa como pareja de Noel, del que no hay que olvidar que también será rookie esta próxima temporada. Es una cosecha que disfrutar descubriendo a otros muchos prospectos interesantes como Gordon, Exum, Randle, McDermott, Stauskas, Payne, Ennis, Smart o Napier. Pero con los grandes nombres hay que ser muy cauto. Y eso incluye a Wiggins y Parker. No vale olvidar que son apuestas de cabo a rabo. Apuestas. Y que no hay draft que no depare sorpresas de muy distinto signo.

Parece que Adam Silver quiere aumentar la edad de entrada en la NBA. ¿Te parece una medida necesaria? También se habla de que el margen salarial se multiplique en dos años y que por eso el contrato tan corto de LeBron. ¿Cómo ves este tema?

La intención de Silver, o sea, la continuación del plan Stern como cuenta pendiente, es real con la anuencia del comité rector NCAA. Pero cualquier medida en este sentido deberá contar con la aprobación del sindicato de jugadores. Sobre el incremento salarial a partir de 2016 es una evidencia por el nuevo contrato de televisión una de cuyas consecuencias será un notable repunte del tope salarial y los contratos máximos. Tampoco conviene olvidar la cláusula que permite a jugadores y propietarios intervenir el vigente CBA en 2017. En el caso de LeBron, su nuevo contrato se interpreta con arreglo al nuevo escenario económico y en términos de máxima flexibilidad en el espacio salarial del equipo, al que seguramente no quiera ver ahogado como en su anterior etapa en Cleveland. Se trata de elegir una posición de control, algo que en las grandes estrellas veremos en adelante con mayor asiduidad.

Me gustaría proponerte un “juego”. Te doy algunos nombres y a ver si me los puedes definir en una sola palabra.

Michael Jordan > Dominio

LeBron James > Genética

David Stern > Padre

D’Antoni > Ataque

Drazen Petrovic > Soledad

Kobe Bryant > Ambición

Pau Gasol > Finura

NBA > Magia

Phil Jackson > Calma

Magic Johnson > Genio

¿Cuál es tu mejor quinteto de la historia?

No lo tengo y no debería haberlo. Pero creo que una hipotética formación de salida con Magic Johnson, Michael Jordan, LeBron James, Tim Duncan y Shaquille O’Neal, todos ellos en su esplendor, difícilmente podría ser derrotada por cualquier otra combinación posible.

Fue sonado tu caso cuando te volviste de EEUU. ¿Crees que ahora sería posible vivir de corresponsal en NY?

En ese sentido nada ha cambiado. Incluso el escenario profesional ha empeorado desde entonces. Solo volvería allí sabiendo que, esta vez sí, podría ganarme la vida con mi trabajo.

Para ir terminando, vamos un poquito con el baloncesto español. Recientemente se ha dado la lista a conocer y una vez más Ibaka ha podido con Mirotic. ¿Realmente hay debate?

En términos generales, como dos jugadores enfrentados técnicamente, podría haberlo más adelante. Pero en el mismo momento en que tu objetivo anticipa medirte a Estados Unidos en algún peldaño final, Ibaka entra a primer plano por delante de cualquier otro jugador. De cualquier otro a excepción de Marc Gasol.

Víctor Claver, un jugador que ha tenido una presencia testimonial en Portland, ¿qué puede darle a España?

La pregunta debería ser qué puede darse a sí mismo. Urge a Claver definirse ya como jugador, descubrir qué tipo de alero es, dónde está su principal fortaleza y si dentro de ella asoma la sola idea de progresión. Algo en definitiva de lo que echar mano para un examen que no acabe en blanco. Porque en caso contrario nos seguirá quedando ese alucinante cuerpo de tres como no había conocido jamás el baloncesto español. Pero como un retrato sin vida. En su favor diré que es imposible crecer sin jugar.

Sergio Rodríguez se ha destapado como el base que se veía que era, dando un nivel increíble durante el 90% de la temporada. ¿Es un base para la NBA?

Si ya lo era cuando decidió venirse y rechazar la oferta cualificada de los Knicks, si lo era incluso con todas las dudas que despertaba para varios directivos NBA que aún lo pretendían, imagina ahora. Sí, lo es. Y lo es estando aquí. Otra cosa es que algún día decida demostrarlo allí, cosa que ignoramos. Porque para esa futura posibilidad el caso Prigioni ha abierto el abanico de la edad como nunca antes.

Y por último, de cara al Mundial, somos los segundos máximos favoritos para hacernos con el campeonato. ¿Puede España competir a Estados Unidos durante 40 minutos al máximo nivel?

Sí. Otra cosa es que lo hagan. Pero poder lo que se dice poder lo han demostrado ellos hasta en dos ocasiones en torno a 34-38 minutos de partido al máximo nivel. Esas dos finales son uno de los más grandes regalos que ha brindado el baloncesto FIBA en toda su historia.

@cualmono13

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