Serge Ibaka y la inspiración

ayuda en congo y en África durante el verano

El ejemplo de Serge Ibaka trasciende más allá de la pista, especialmente en su país de origen, el Congo. El jugador pasa parte de sus vacaciones en la capital, Brazzaville, ayudando en todo lo que puede como embajador de UNICEF, centrándose especialmente en los niños, como explica Adrian Wojnarowski en Yahoo! Sports. Unos niños que sueñan con la extremadamente remota posibilidad de jugar en la NBA como su ídolo.

Hace unos años, debajo de los pies de Ibaka en la vieja pista de su comunidad, el cartón separaba los agujeros de sus zapatos de la suciedad del suelo. Ahora, esa pista es  moderna y reluciente. Inaugurar esa pista y contribuir a la remodelación de dos orfanatos regionales son ejemplos de sus acciones en África. Pero lo que más impacta a Ibaka es la profundidad de sus acciones y su influencia en la sociedad africana. Para él, ningun título le podría afectar tanto como el viaje como emisario de UNICEF que ha hecho este verano. Él cambió el baloncesto en el Congo y desempeña un papel importante en su evolución futura en África.

«Es una de las cosas más increíbles. Siento que soy la…».

Pese a que Serge habla cinco idiomas, no encuentra la palabra exacta para esta frase. No la encuentra y sus ojos miran a Jordi Vila, su publicista de toda la vida, que propone: «Inspiración?». E Ibaka asiente:

«Sí!Sí! Soy la inspiración de algunas personas!».

El jugador de OKC explica como motiva y ayuda a los niños de su país:

“Les digo a todos: “Si yo puedo ser jugador de la NBA, todo es posible. Cuando estaba en el Congo, el baloncesto en el país no era nada comparado con la actualidad. No miraba la NBA. Solo conocía dos jugadores: Michael Jordan y Magic Johnson. Bueno, quizás a Rodman también. Solo conocía unos pocos equipos; era todo lo que sabía. No veía baloncesto. Ni sabía que existía el Draft de la NBA. Pero me decía a mí mismo constantemente: “Un día, seré un jugador profesonal”. Creía eso cada día. Cada día. Y se hizo realidad.

La fe de Ibaka es extraordinaria. Cuando los médicos de OKC le dijeron que se perdería hasta dos meses con la lesión de los PlayOffs, Serge siguió creyendo como lo hizo en el Congo años atrás y su cuerpo, como se pudo comprobar en el Game 3 contra San Antonio, le hizo caso:

«Durante toda mi vida he creído lo que mi mente y mi corazón me han dicho. Hace tiempo en el Congo me funcionó y ¿por qué no voy a creer ahora?. Mi corazón y mi mente me decían que no creyese que se había acabado mi temporada».

La salida de Ibaka del Congo fue muy dura: su madre falleció y su padre fue encarcelado como preso político de la guerra civil. Los 17 hermanos tuvieron que buscarse la vida, momento en el que Serge consiguió venir a España como jugador de baloncesto. Su espectacular mejora y su llegada a la NBA ya son conocidos por todos.

Serge Ibaka en uno de los orfanatos que ayudó a reformar en el Congo. (Yahoo! Sports)

El continente africano ya había dado grandes jugadores, como Hakeem Ojaluwon o Dikembe Mutombo, pero no había tenido la suficiente red de comunicaciones para seguirles, cosa de la que sí que disponen con Ibaka y Deng en la actualidad. Serge es consciente de ello:

“Con Twitter, las redes sociales y la televisión por cable, la globalización de la NBA, imagina a Olajuwon y a Dikembe en su mejor época”.

El presidente y General Manager de Toronto, el nigeriano Masai Ujiri, creador de una fundación para ayudar al desarrollo de los jóvenes atletas africanos con la colaboración de Serge y Luol, también mantiene esa opinión:

“Si los africanos hubieran visto a Olajuwon ganado campeonatos en Houston se habrían vuelto locos. Ahora, África tiene a Serge y a Deng para que hagan lo que Nowitzki hizo por Europa y Ginobili por Sudamérica. Lo están haciendo.”

Desde su nacionalización como ciudadano español en 2011, antes del Eurobasket de Lituania, Ibaka ha estado dispuesto a tomar un rol secundario en el equipo nacional tras los hermanos Gasol. Igual que en Oklahoma City, tras Russell Westbrook y Kevin Durant.

Ibaka siempre se muestra sincero, y una vez más lo demostró al ser preguntado por si extrañaría a Durant, MVP de la temporada en la NBA, durante el Mundial que se está celebrando en España. El congoleño no lamenta que su compañero de los Thunder se haya ausentado, pues nadie quiere jugar contra él:

«Nadie quiere jugar contra Kevin. ¿Alguien quiere jugar contra él? Por supuesto que no. Le vi en la final en Turquía. Cada vez que tiraba, la gente empezaba a llorar. Cada vez que cogía el balón, la gente decía: «Nooooo … Noooo…». Nadie quiere jugar contra él».

Oklahoma City siempre ha sido ideal para Ibaka, pues le proporcionó un sentimiento de pertinencia, de comunidad, que no siempre había sentido en su vida nómada. Serge, que comenzará su tercer año de un contrato quinquenal de $50 millones, quiere jugar con KD durante muchos años, pero entiende las prisas que hay por llevar un título de la NBA a Oklahoma City antes de 2016, cuando el alero será agente libre. Ibaka sabe que a Durant le gusta ganar:

«Él controla su vida. Pero hay una cosa que sé de Kevin. Le gusta ganar. Cueste lo que cueste. Esto es lo que sé: le gusta ganar. Eso es seguro».

Ante la posibilidad que la estrella de OKC deje el equipo en 2016, Ibaka cree que aún no se tiene que pensar en ello, pues distraería al equipo:

«Considero que es muy pronto para hablar de Kevin quedándose o marchándose. Distraerá a la gente. Distraerá al equipo. Tiene dos años más. Se hablará cuando llegue el momento y ya veremos. Es demasiado pronto. Tenemos trabajo por hacer».

Serge Ibaka, quien recibió en abril el NBA Comunity Assist Award por su trabajo con los niños africanos, es consciente de que juega para muchos y siempre tiene en mente una palabra: Inspiración.

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