Lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad

Kobe Bryant supera a Michael Jordan como 3º anotador histórico

A menudo me gusta comparar a jugadores de baloncesto, entrenadores, o incluso General Managers con algún personaje cinematográfico o película. Es divertido pensar qué pueden tener en común un personaje y otro, qué citas de uno cuadrarían con la forma de ser y juego de su homólogo baloncestístico. A veces uno queda muy por encima del otro en algún aspecto, otras al revés. A veces incluso llego a pensar que es injusta la comparación, que no le hace ni sombra, pero otras en cambio llego a una similitud que hace que piense dos cosas: la primera es autocriticarme por pensar tonterías, la segunda es una sensación de complicidad y buen sentir que hacen que siga indagando sobre el paralelismo ficticio.

Durante toda su carrera a Kobe Bryant le ha pasado lo mismo con Michael Jordan. Siempre, desde sus inicios ha sido comparado con «su majestad». La sombra era alargada, el legado era imposible de acercarse incluso a igualarlo, algo bastante injusto de afrontar para un chico de 19 años. Sólo un jugador con la personalidad lo suficientemente fuerte para afrontar tal reto sería capaz de simplemente intentarlo. Una mentalidad como la de Michael Jordan, una mentalidad como la de Kobe Bryant.

Y desde el primer momento Kobe aceptó el reto, pero no vale con aceptarlo, hay que demostrar que vales para la comparación. Su comienzo era prometedor, pero no fue hasta su 3º temporada en la NBA cuando parecía tomar forma verosímil. Kobe siempre ha cargado el peso de la sombra de Michael Jordan en su espalda, algo que no se valora los suficiente. Se suele decir que Michael Jordan fue, es y será el mejor jugador de todos los tiempos, que Kobe Bryant sólo se acerca pero que no lo superará nunca. ¿Cómo es posible jugar sabiendo eso? ¿Cómo es posible estar condicionado de tal forma y aún así seguir intentandolo? Pues es posible porque Kobe Bryant sí es comparable a Michael Jordan. Las estadísticas en su mayoría dan como superior a Michael, pero todos sabemos que la estadística es un sólo número, cómo 36, la edad en la que Bryant sigue jugando a un nivel difícil de imaginar.

El deseo de ser respetado por los mejores jugadores de la historia del baloncesto ha llevado a Kobe Bryant a ser uno de ellos. Ese deseo, ese temperamento, el instinto depredador, de ganador es único en su especie. Pero todos tienen un motivo. El motivo de Kobe es ganarse el respeto del Olimpo de este deporte, el de Máximo Décimo Meridio vengar la muerte de su familia y dar a Roma un futuro prometedor. Y es en este punto dónde me viene la comparación a mi mente. Hace poco escribía sobre Bryant como «El Caballero Púrpura» comparándolo con citas de Batman. Pero hay veces que no encuentro sólo una comparación. Es inevitable seguir rebuscando entre la inmensidad de frases y personajes cinematográficos.

«Hay que saber cúando se es conquistado» le decía Quinto a Máximo, a lo que respondía «¿Tú lo sabrías?, ¿Y yo?»

Kobe Bryant sabía que había sido conquistado antes de empezar su carrera NBA, o tal vez no. Eso explica que aún ahora siga queriendo demostrarse a sí mismo y al Mundo entero que es capaz de ser el mejor. ¿Michael Jordan sabe que ha sido conquistado? Eso es otro asunto.

Durante 19 temporadas en la mejor liga del Mundo, Bryant ha pasado por multitud de altibajos. Desde tocar el cielo con 5 anillos de campeón hasta morder el polvo en las temporadas no tan agraciadas colectivamente. Pero lo que nunca ha tenido altibajos ha sido su juego. Siempre ha dado el 100% tanto física como mentalmente. 19 años en la cima también es un logro digno de ser elogiado. Y seguir con la misma ambición que en 1996 parece ya algo sacado de una película. Sin duda la llama de Bryant se apagará algún día, más pronto que tarde ya con 36 años pero parece que mis palabras me llevan a las de Juba en Gladiator: «Volveremos a vernos, pero aún no, aún no» Y es que a Kobe Bryant aún le quedan cosas pendientes en las páginas de su libro. Nuevos récords, retos, nuevas victorias.

«No han quedado adversarios señor» eran las palabras de Quinto hacia su General, Máximo, el cual al igual que Bryant, sabía que… «Siempre queda alguno» 

Y en esas está «El Caballero Púrpura», poniendo su objetivo en Karl Malone en la lista de máximos anotadores de la historia de la NBA. No es cuestión de obsesión, es cuestión de «Fuerza y Honor», cuestión de seguir alimentando la llama que hace que Bryant siga con esa mirada. El día que los ojos de Kobe dejen de mostrarnos el veneno que la Mamba tiene será el día en el que diga adiós. No os preocupéis por ese día, es algo que ya sabemos que llegará.

 «La muerte nos sonríe a todos, lo único que se puede hacer es devolverle la sonrisa»

Y hasta el día de la sonrisa final, a los amantes de Bryant les digo que disfruten de cada partido, cada canasta y cada momento de su legado tanto cómo el propio jugador, y a los detractores me permito el lujo de parafrasear a Francisco Pinto, compañero de TWC Deportes: «La grandeza no se cuestiona, se aprecia y se disfruta». Y para los neutrales, la frase que inspiró mi artículo, que sirve para todo tipo de momento:

«Lo que hacemos en la vida, tiene su eco en la eternidad»

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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