El alero de 28 años ahora sabe que la famosa expresión de “ver las estrellas” es mucho más que una frase hecha. En el partido que enfrentaba a los Charlotte Hornets con los New York Knicks, Williams se encontraba persiguiendo un balón dividido cuando recibió un codazo fortuito con el pívot rival Jason Smith.
El de Washington trató de levantarse y continuar, pero fue la elección errónea.
“El golpe fue lo peor de todo” dijo Williams. “Por lo general, soy el tipo de persona que, si se cae, trata de levantarse de nuevo, pero el problema está en que cuando me levanté estaba literalmente viendo las estrellas. ¡Literalmente! En ese momento me di cuenta que debía marcharme. Cuando me llevaban hacia el vestuario tuvimos que pararnos porque yo estaba fuera de mí”.
Decir que Marvin parecía mareado esa noche es un eufemismo, pues fue diagnosticado con una conmoción cerebral y una fractura en la nariz.
Williams volvió a los entrenamientos el pasado viernes, y, aunque aún no puede hacer entrenamientos con contacto, puede estar de vuelta para el partido ante Washington del próximo lunes, aunque no se apresura con su recuperación.
“He tenido varias conmociones cerebrales. Tuve una en mi primera temporada en Utah (2012-2013) y mis padres me contaron que tuve una cuando era pequeño, pero no lo recuerdo”.
Esta es la segunda conmoción cerebral que sufren los Hornets en esta temporada. La primera la sufrió Gary Neal en la derrota ante Golden State Warriors del pasado 15 de noviembre.
La NBA tiene un estricto protocolo que todo jugador debe seguir antes de volver a jugar tras haber sufrido una lesión de este tipo. En primer lugar, tiene que haber pasado un día sin síntomas para poder volver a entrenar y, a partir de ahí, es obligatorio pasar una serie de pruebas de esfuerzo para ser declarado apto para jugar.
“Lo estoy haciendo bien. Ayer (jueves) fue el primer día sin síntomas. Esta mañana me desperté con una sensación genial. Hice el test para comprobar si seguía teniendo na conmoción y lo pasé. Hice algo de trabajo físico. Todavía me molesta un poco a veces, pero la mayor parte del tiempo me encuentro bien”.
“Estoy bien, sin lugar a duda. Esta es mi segunda o tercera conmoción cerebral, así que no voy a hacer nada temerario. El entrenador me ha dicho que me tome mi tiempo para volver, y Strick (Steve Stricker, jefe de atletismo) se ha portado genial conmigo”.
Williams aún tiene que someterse a un proceso para sanar su hueso roto en la cavidad nasal izquierda. El alero va a posponerlo hasta el parón del All-Star Game dentro de dos semanas y, a partir de ahí, jugará con una máscara protectora.
Marvin Williams espera que la noche del 24 de enero haya sido solo un doloroso recuerdo.
“Me acosté en la segunda mitad (del partido) y eso me hizo sentir un poco mejor. Cuando llegué a casa me encontraba mejor, pero sin duda fue un momento de miedo”.