Descubriendo a Jahlil Okafor

ES FAVORITO AL PICK UNO JUNTO A TOWNS
Foto: USA Today (cc)

Volvemos con los “Descubriendo a” de cara al próximo Draft. En estos análisis revisaremos cómo llegan los principales jugadores de la promoción a la NBA. Los publicaremos por orden de importancia, siguiendo el mock de SomosBasket. Tras haber analizado a Karl-Anthony Towns, llega el turno del jugador de Duke y favorito durante todo el año a hacerse con el número uno de esta promoción, Jahlil Okafor.

Si el jugador de Fort Smith lleva dando que hablar desde el instituto es por algo. El center nacido en 1995 es un jugador muy ágil, extremadamente ágil para un jugador de su tamaño, lo que unido a su gran físico le hace estar llamado a marcar una época en la NBA. Aunque desde la irrupción de Garnett en la NBA esto ya empieza a ser más habitual, sigue siendo imponente ver a un jugador de 6-11 pies (2.11 metros) de altura, 270 libras (122 kilos) de peso y 7-5 de envergadura correr la pista con la habilidad y velocidad que lo hace este chico.

Lo primero que llama la atención en él son sus movimientos de espaldas a la canasta. Con una presencia en la zona devastadora y unos muy buenos fundamentos, ya ha habido algún iluminado lo ha comparado con su graciosa majestad Hakeem Abdul Olajuwon. No es para tanto la cosa, al menos de momento. Es, eso sí, muy ágil y tiene un gran movimiento de pies que le permite deshacerse con relativa facilidad de su par y anotar gracias a que es muy buen finalizador – como analizaremos más adelante -, solo decir que tiene una gran variedad de recursos que va desde los mates, ganchos, spin-moves, utilización del cristal, o lo que requiera la jugada.

Otra cualidad que tiene y que no es demasiado común en su especie es la que es un gran pasador, mide muy bien los tiempos y es muy paciente a pesar de tratarse de un center de tan solo 19 años. No tiene problema para sacar el balón fuera si le están haciendo un marcaje doble o ver a un compañero con una buena posición en el perímetro. Su gran envergadura y altura le permiten pasar el balón por encima de cualquier jugador en la pista, asistir tras bote a un compañero dentro de la pintura o dar un skip-pass a cualquier tirador abierto o en la esquina.

Si ya hemos comentado que es realmente bueno creándose sus propios tiros y ocasiones, su efectividad al acabar las jugadas no le va a la zaga, alcanzando un porcentaje del 79% de acierto en los tiros cercanos al aro, el mejor porcentaje de la NCAA por un amplio margen. Todo gracias a que domina casi todos los registros y puede finalizar cortando, tras pick and roll o corriendo la pista al contra-ataque; además, sus cualidades físicas le permiten palmear la pelota como si de una de tennis se tratase (tiene unas manos enormes) y gracias a la longitud de sus brazos puede soltar el balón de una manera suave desde una gran variedad de ángulos.  Por último, decir que no solo tiene un gran físico, sino que sabe controlarlo. Utiliza mucho y bien los shot-fakes y es capaz de provocar la falta a su par en el 18% de las ocasiones, aunque su porcentaje de tiros libres es un lamentable 51%.

Para acabar con sus puntos fuertes, decir que el de Duke no es solo una máquina de hacer puntos, sino que es muy capaz de llenar todos las casillas de su boxscore. Es una presencia imponente en el cristal ofensivo, agarrando 4.6 rebotes cada 40 minutos. Su cuerpo, obviamente, es una gran arma en esta tarea, pero sus fundamentos y falta de miedo a la hora de utilizar el cuerpo y moverse alrededor del defensor le ayudan aún más en la tarea de capturar balones perdidos.

Tiene una grandísima IQ, por lo que mucho de estos recursos, muy difíciles de adquirir para cualquier jugador de su tamaño, le salen de manera natural. El equipo y entrenador que le reciban podrán incluso utilizarle de manera muy efectiva en ataques tanto estáticos como dinámicos a media cancha. Aunque no es muy explosivo, su gran velocidad de pies le permite hacer movimientos muy rápidos en espacios pequeños, mostrando mucha seguridad a la hora de atacar el aro.

En cuanto a sus puntos débiles, hay uno que venía notándose durante toda la temporada y que acabó subrayado en rojo durante su enfrentamiento contra Kaminsky: su inconsistencia defensiva. Dado su físico y condiciones atléticas no debería resultarle demasiado complicado mejorar en este aspecto, y que lo lleve a cabo parece más una cuestión de mentalizarse y encontrar un entrenador que le haga esforzarse en ello que de falta de talento.

Suele mostrarse demasiado conformista, bajando la pista con evidente desdén y despreocupándose por guardar su posición durante ciertos tramos de partido. Pero lo que más suele llamar la atención de su defensa es la falta de agresividad que muestra en ella, evitando en la medida de lo posible establecer contacto físico con el atacante, justo lo contrario que cuando es él el que tiene el balón en sus manos. Alguno de sus garantes y él mismo han declarado en ocasiones que lo hace para evitar cargarse de faltas, pero es una excusa demasiado vaga como para ser tomada en consideración.

Aún más preocupante es lo que le cuesta salirse de la pintura cuando tiene que defender situaciones de pick and roll, mostrándose lento y con las piernas pesadas. Viendo que en ataque sus pies son más que rápidos, esta pachorra zócalos cuando de defender se trata solo puede deberse a su poca voluntad defensiva, tardando siglos en reaccionar a los movimientos de los contrarios. Su equipo se vio forzado a jugar con un sistema defensivo muy conservador ante el pick and roll, con Okafor yendo a la pantalla baja para no quemarse físicamente, lo que no parece recomendable cuando tenga que enfrentarse a los grandísimos bases que hay ahora mismo en la NBA.

Al no ser especialmente explosivo, tampoco se le puede considerar como un gran protector del aro, lo cual es un grave problema para jugar de cinco en la actual NBA, donde prácticamente todos los sistemas defensivos parten de tener un gran hombre en la pintura que actúe como ancla, limpie los errores de sus compañeros y no permita canastas fáciles.

Finalizando con sus puntos débiles, decir que Okafor no es un gran reboteador defensivo. Sus números no van más allá de los 6.5 rebotes defensivos cada 40 minutos, lo que es una de las peores tasas dentro de los hombres altos de la liga y que, claramente, se diferencia del ya citado rebote ofensivo donde es un Top-3 de la NCAA. Sus malos números en este apartado se deben una vez más al poco interés que pone a la tarea, mostrándose un poco perezoso a la hora de poner su cuerpo por delante del de su oponente y no siendo el más rápido del mundo a la hora de reaccionar a la hora de coger los balones que vienen rebotados del tablero.

En definitiva, cualquier equipo que cuente con un ala-pívot capaz de rebotear de manera consistente, y que una a esto un tiro abierto bastante decente, podría armar una pareja interior demoledora desde el día uno. Pero, al tratarse de un jugador de tan solo 19 años con todo el tiempo del mundo para pulir sus defectos, defectos que además son entrenables, hacen que Okafor sea una opción interesante para cualquiera de los equipos que han caído a puestos de lotería… y para muchos de los que están fuera de ella.

 

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Comentarios (2)
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  • Sloan

    Buen análisis, parece que aquí tenemos a alguien que sabe de baloncesto

    • Javier R. Rodríguez

      Muchas gracias Sloan, decía mi abuelo que cuando no sepas o no tengas algo, intenta disimularlo. En ello estamos 🙂