Pocos calificativos le quedan a Larry Bird por recibir. Líder, trabajador, incansable, determinante… Pero si hay alguno que lo define perfectamente es leyenda. Leyenda porque un chaval de pueblo desgraciado y con aptitudes físicas nada impresionantes consiguió llevar a la franquicia más importante de la NBA a la dura lucha por el anillo en la que para muchos fue la época dorada del baloncesto. Sus batallas con Magic, Kareem o Erving engancharon a una generación y salvaron a la liga. Por todo esto está en el exclusivo panteón de los mejores Celtics de la historia.
El 7 de Diciembre de 1956 nacía en West Baden, Indiana, Larry Joe Bird. Aún así, el algo mayor pueblo de French Lick será el lugar donde se criará y crecerá. Las penurias económicas de su familia, eran seis hermanos y su padre tenía dificultades para conseguir trabajo, comenzaron a forjar el carácter de la futura estrella. En su etapa en el instituto se interesó realmente por el baloncesto, ese interés le llevó a entrenarse hasta la saciedad. No le importaba si estaría acompañado o no o incluso las condiciones meteorológicas, siempre que podía amartillaba las canastas cercanas a su casa. De hecho, consiguió un permiso especial para poder entrenarse siempre que quisiera en las canchas de su instituto, todo era poco para el máximo anotador histórico del High School Spring Valley.
Sus impresionantes y múltiples cualidades impresionaron a numerosos ojeadores universitarios. Era el líder de su equipo en rebotes y asistencias, el mejor pasador y además, anotaba con una eficiencia mortal. “No siempre era el mayor encestador pero con su presencia los demás jugaban mejor”, esta frase de la época lo define perfectamente. Mucha gente acudía a ver a este chico espigado desplegar sus armas en las canchas de su condado y ganaba adeptos allí por donde pasaba.
Estos logros le valieron una beca para la potente universidad de Indiana. Esta universidad era un verdadero templo dentro del estado más fanático por el baloncesto de USA, pero el gran tamaño de sus instalaciones (el centro educativo contaba con casi 3000 alumnos) y la impersonalidad que reinaba chocaban con su acostumbrado ambiente familiar de French Lick. 24 días después de haber llegado y tras varios pequeños y descorazonadores entrenamientos con el equipo que ese año conseguiría increíbles metas, Larry reunió sus pocos enseres y se volvió haciendo “auto-stop” a su hogar.
A pesar de las volcánicas reacciones familiares, Larry permaneció impasible y comenzó a buscarse un trabajo para poder ayudar al mantenimiento de su familia. Gracias a un primo consiguió ser empleado de la limpieza de las calles de French Lick, siempre declaró que este trabajo le agradó y le ayudó en los momentos que vinieron. Este oficio le valdría el mote de “El Basurero” en la NBA.
Pero la llama del baloncesto no se apagó, la estrella de French Lick siguió jugando al baloncesto en distintos conjuntos de los alrededores hasta que dio con la figura de Bill Hodges, este entrenador asistente de la pequeña universidad de Indiana State consiguió ser el único de muchos ojeadores que convenció a Larry Bird para volver a iniciar una aventura universitaria. Tras una increíble insistencia, la futura estrella accedió a probar suerte otra vez en la universidad tan sólo de la mano de Hodges.
La pequeña ciudad de Terre Haute (100.000 habitantes) se convertiría en una nueva casa para Bird. A pesar de todo, Larry no pudo participar el primer año en el equipo por culpa del reglamento universitario y calmó su carácter competitivo mejorando distintos aspectos de su juego. Durante ese año Bob King, el entrenador, sólo dejó participar al recién llegado en contados partidos de entrenamiento para no deprimir a sus jugadores.
En su segunda universidad, Larry destacó de manera notable con su completo estilo de juego y su ya extraña pero efectiva mecánica de tiro. Su fama le valió ser drafteado en 1978 en el sexto puesto por los Boston Celtics en otra genial jugada de Red Auerbach. El ya jugador de los Celtics se valió de una norma a partir de ese momento inexistente que le permitió pasar otro año en la universidad para acabar sus estudios y llevar a Indiana State por primera vez en su historia a las finales de la NCAA. Esas grandiosas finales contra los Spartans de Magic Johnson fueron seguidas en todo el país y reavivaron el interés por el baloncesto en USA. La dura derrota que sufrió el hasta el momento invicto equipo de los Sycamores se alojó en lo más hondo de su estrella. La rivalidad Magic-Bird comenzaba y el primer tanto era para el casillero del de Michigan.
Pero el flamante fichaje de los Celtics se repuso y se preparó para volver a llevar a la élite a la franquicia de Boston. Larry hizo buena su exhaustiva preparación y consiguió que los verdes mejoraran su récord de liga regular en 32 victorias hasta la marca de 61-21 en un año, hecho por el que fue recompensado con el Rookie del Año arrebatándoselo a Magic. A pesar de los esfuerzos de su joven estrella que firmó 21,3 puntos, 10,4 rebotes y 4,5 asistencias por partido y la ayuda de Nate Archibald y Cedric Maxwell, los Celtics no fueron capaces de superar a los poderosos Sixers de Erving. Estos Sixers accederían a las Finales para caer ante los Lakers de Magic que conseguía así su primer título.
La temporada siguiente, la NBA asistió a la formación del genuino “Big Three” de Boston, mediante otro gran movimiento orquestado por Red Auerbach se consiguió el pick de Kevin McHale y a Robert Parish de los Warriors. A pesar de la retirada de Dave Cowens, el gran equipo de los Celtics no defraudó y firmó una gran marca de 62 victorias y 20 derrotas en la temporada regular. En Playoffs, los Bulls fueron barridos sin contemplaciones en primera ronda, más adelante se presentaron los Sixers de nuevo. Esta eliminatoria llegó a estar 3-1 a favor de los de Philadelphia pero los Celtics liderados por Bird consiguieron sobreponerse y remontar las series. Así, Larry Bird accedía por primera vez a unas Finales. Los Rockets de las “torres gemelas” se erigían como el único obstáculo restante para conseguir el anillo… y ese obstáculo fue salvado gracias entre otras cosas a la sangre fría de Cedric Maxwell (MVP de las Finales) en los momentos decisivos del quinto y sexto partido.
El juego desplegado por los Celtics se basó en la gran idea de su mejor jugador de favorecer el trabajo en equipo. La gran visión de juego de Larry Bird dio muchas alegrías a Boston, de hecho, Bob Cousy llegó a decir: “Cuando Bird está en cancha, los otros cuatro jugadores saben que tienen que moverse y buscar el mejor sitio porque la pelota llegará allí” y en esta casa valoramos mucho la opinión del gran base verde. Este estilo de juego comulgaba con la forma de ser de los Celtics y con el carácter trabajador y obrero de Boston. Larry se convirtió en una estrella para todos ellos.
Después del éxito, llegaron los fracasos. En la 81-82, los Sixers fueron capaces de derrotar sorpresivamente a los Orgullosos Verdes en las Finales del Este en siete partidos. Puede que hubiese un exceso de confianza o incluso una obsesión innecesaria por mejorar el récord de liga regular, pero los Celtics cayeron en el momento de la verdad. En las Finales, los Sixers se verían sobrepasados por los Lakers del Showtime. Un año después, otra derrota sonada sacudiría los cimientos del Boston Garden, la llegada de Moses Malone a los Sixers reforzó sus posibilidades de obtener un campeonato que a la postre consiguieron, además, los Celtics no estaban en su mejor momento lo que provocó una fractura en el vestuario que acabaría con la destitución del entrenador Bill Fitch tras la tragedia que supuso la derrota ante Bucks por 4 a 0 en segunda ronda de Playoffs.
A partir de ese momento, el entrenamiento continuo al que se sometió El Pájaro fue la muestra de que esta situación ya era personal. El nuevo entrenador, K.C. Jones, dirigió un verdadero resurgimiento reforzado por el fichaje de Dennis Johnson, otro histórico de la franquicia. Tras una gran temporada por la cual Larry recibió el MVP, y unos excelentes Playoffs, Celtics y Lakers se volvieron a encontrar en las Finales por el título. Estas series estuvieron marcadas por la reacción de los Celtics tras el 2-1 en contra, esta remontada se dio en parte por la lapidaria frase de Larry Bird, persona tan introvertida que rehuía a la prensa constantemente, tras este partido: “Hemos jugado como un atajo de mujeres”. Esta frase abrió una guerra sin cuartel en los próximos partidos que tras determinados errores de Magic en el “clutch time”, se decantó de lado de la garra de los Boston Celtics.
El capitán de los Celtics conseguiría dos MVP más en las dos siguientes temporadas pero se cosecharían resultados muy distintos en lo colectivo. En la temporada 84-85, los Celtics arrasarían hasta una debacle en las Finales ante Lakers en la que se evidenció la poca aportación de banquillo de los verdes y ciertos errores de Bird. Afortunadamente, los Celtics se resarcirían con una convincente siguiente temporada que les llevaría a la consecución de su 16º título ante unos Rockets claramente inferiores. Ese mismo año, la jugada que permitiría a los Celtics iniciar un paulatino rejuvenecimiento del bloque, la selección de Len Bias en el draft, se tornó trágica cuando se le encontró muerto a los pocos días por una sobredosis de cocaína.
A partir de ese momento se inició un lento declive marcado por la aparición continua de lesiones en jugadores importantes como Bird o McHale y el inexorable desgaste de los años. A pesar de todo, el de Indiana se las arregló para liderar a su equipo a una última gran batalla. Tras unos durísimos Playoffs con los Pistons que más tarde dominarán el Este con el permiso de los Hawks y en el que se tiró de genialidad y orgullo para ganar, se llegó a unas últimas Finales contra los poderosos Lakers, que estaban en su apogeo. Otro Bird-Magic, otro Celtics-Lakers, otro de esos partidos en los que el famoso trash-talking de Larry Bird era útil como pocos factores.
«Había nacido para jugar al baloncesto» -Kevin McHale.
A pesar de la derrota de los agotados y faltos de profundidad de banquillo Boston Celtics, la amistad entre Bird y Magic se mantuvo fuerte y duradera. Esta amistad llevó a Bird a apoyar a Magic tras su retirada del baloncesto por contagio del VIH en 1991 y este le devolvió el favor asistiendo a la ceremonia de retirada del mito Celtic en un abarrotado Boston Garden en 1993 portando una camiseta de los Celtics. Esta sana rivalidad en la que dos estilos opuestos se enfrentaron dio lugar a partidos memorables: la clase contra el trabajo, el talento individual contra el hombre de equipo, el ataque contra el equilibrio, en definitiva Larry Bird contra Magic Johnson. Su retirada tras comandar juntos al mítico Dream Team de Barcelona 92 y llevarlos a un rotundo oro, marcó un cambio de época tras la que los Bulls de Jordan se harían un nombre grabado con letras de oro.
Así se fue “Larry Legend”, como vino, consiguiendo éxitos. Ese amor por la perfección y el máximo esfuerzo en cada jugada lo llevó a acortar sensiblemente su carrera y a sufrir severas lesiones. “Debería haber jugado de otra manera, pero es que no sé jugar de otra manera”. La impronta que dejó el 33 de los Celtics fue tan grande que hasta el 2008, los Celtics buscaron en una larga travesía por el desierto, un grupo de jugadores que llenase el inmenso vacío del equipo de Larry Bird, una estrella que se le acercase. A cambio de su compromiso y dedicación, los fans de los Celtics entre los que me incluyo siempre le guardarán un gran respeto, no menos reconocimiento y un profundo agradecimiento. Señoras y señores, LARRY BIRD.