Primera victoria de Cleveland Cavaliers en unas Finales de la NBA, victoria ante los todopoderosos Golden State Warriors, campeones del viejo Oeste, con la que LeBron James y sus Cavs consiguen igualar 1-1 las series finales, y apoderarse del factor cancha. Partido marcado por los errores constantes de los dos equipos, por las defensas eclipsadoras, y por una figura que lo pudo todo, la de un coloso, LeBron James.
Llegábamos a este segundo partido de las Finales 2015 siendo muy pesimistas para los Cavaliers, tras perder en el primer partido a Kyrie Irving para lo que resta de temporada, y sumando esta baja a las ya archiconocidas por todos, Kevin Love y Anderson Varejao. La lógica parecía dirigirnos a que pensásemos que las finales estaban en manos de los Warriors, y que un LeBron sin escuderos de lujo a su lado, sería demasiado poco para sorprender a los de Golden State en su fortín de Oakland. Y una vez más, la lógica se equivocó.
Más que nunca en una liga de jugadores estrella como la NBA, las miradas se dirigían a la pizarra de David Blatt, el entrenador “debutante” de los Cavs. Blatt, todo un veterano de los banquillos en las mayores guerras baloncestísticas de Europa, y que en su primer año en USA, debía hacer lo más difícil todavía, encontrar soluciones para salir airoso del Oracle Arena, con LeBron, sí, pero sin tres jugadores que serían determinantes en cualquier otro lugar.
Y la pizarra del entrenador israelí-estadounidense de los Cavs se convirtió en oro, y encontraría todas esas soluciones necesarias para conseguir la machada de ganar en Okland, y con todos los handicaps añadidos que los de Cleveland llevaban a sus espaldas. El de Boston se la jugó todo a una carta, con una fuerte defensa de los suyos, donde Matthew Dellavedova sería elemento diferenciador, y dejando todo el protagonismo ofensivo al enorme talento de LeBron James. Y la carta de Blatt fue ganadora.
El partido deambulo entre igualdades máximas y sensaciones preocupantes para los locales, donde solo Klay Thompson estaría a su nivel habitual, y en la que los Cavaliers se encontraban muy a gusto pese a la igualdad, siendo superiores a su rival en defensa , y donde el dominio reboteador fue un factor decisivo.
Todo esta superioridad se tradujo en un +11 de los Cavs faltando 3 minutos, con un triple de Lebron que ponía pies en polvorosa, los Warriors parecían muertos y enterrados en este partido. Sorprendemente, los de Golden State, cuando más tocados estaban, soltaron un sorprendente arreón, que sorprendió a propios y extraños, en un gran momento de basket, y como soltando toda la rabia contenida por verse superados por su rival. Los locales marcaron un parcial de 15-4, en los últimos tres minutos, y con una bandeja de Curry, el encuentro se iba a la prórroga.
Parecía la estocada definitiva, en un partido que los Cavaliers habían dominado de principio a fin, y tras perder una ventaja de 11 puntos, la prórroga era la peor de sus noticias, y los Warriors parecían reforzados para llevarse el partido en este tiempo extra. Así los locales, empezaron mandando en el marcador, tras 30 minutos por detrás, pero los errores continuos, y sobretodo el no tener el control del rebote, sobretodo el defensivo, acabó llevando los huesos de Warriors hacia la derrota final. Curiosamente el partido se resolvió con dos tiros libres anotados de Dellavedova, tras rebote ofensivo, que resumían en una misma jugada, muchas de las claves de este partido, defensa, rebote y Dellavedova.
Porque, sin ningún género de dudas, el australiano fue una de las claves del partido, fue el perro de presa perfecto para frenar a Stephen Curry, y vaya si lo consiguió. Curry firmaría uno de los peores partidos que se le recuerde, no conseguiría anotar en jugada cuando Dellavedova fue su defensor, 0/8 en tiros de campo. De su defensa, y de la falta de acierto de Curry, saldría uno de los récords de estas finales, el 2/15 en triples de Curry es récord negativo en unas finales, nadie en un solo partido de las finales había fallado tantos triples antes. Curry acabaría con 19 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias, solo 5 canastas en juego, insisto, ninguna de ellas con Dellavedova encima.
La otra clave, está la más global de todas, la debemos situar en la sola figura de LeBron James, que firmaría una de esas actuaciones para el recuerdo. ‘King’ James sumaría un triple doble más a su gigantesca hoja de servicio, su quinto triple doble en unas finales, a sólo 3 del récord que sigue siendo propiedad exclusiva de Magic Johnson. El líder de los Cavs añadiría, para los suyos, la friolera de 39 puntos, 16 rebotes y 11 asistencias, o lo que es lo mismo, James sería el máximo anotador, reboteador y asistente del partido, casi nada. Además, nadie metía más puntos en los dos primeros partidos de unas finales desde Jerry West. Sin duda, el Rey, ya es historia viva de este deporte.
A LeBron le acompañaría en esta lucha sin cuartel, la de aportar en lo ofensivo, sin otros hombres clave fuera por lesión, la enorme figura de Timofey Mozgov. Única referencia ofensiva en la que se puede apoyar James en estas finales, acabaría hoy con un buen doble doble, con 17 puntos y 11 rebotes, básica su aportación como referencia interior para la victoria de hoy de los Cavs.
En Warriors solo Klay Thompson encontraría aro con facilidad, con 34 puntos y 5 rebotes, pero sin acierto regular desde el triple, la ahogante defensa de los de Cleveland también sería erosionadora con el mejor hombre local. Más allá de Klay, o del desacierto más absoluto de Curry, ningún otro jugador conseguiría ser importante en la ofensiva, aunque sí hay que destacar que Barnes o Green consiguieron superar la decena ofensiva, pero no ser baluartes reales en su ofensiva.
En consecuencia, los Cavaliers se llevan el segundo partido de las Finales, unas Finales donde se han mostrado superiores hasta la fecha, pese a sus ausencias, y con un Lebron James, que a día de hoy parece de otra época. En una noche donde James parecía jugar contra el mundo, el mundo acabó sucumbiendo a sus pies.