Harrison Bryce Jordan Barnes nació el 30 de mayo de 1992 en Ames, Iowa. Mide 2,03 y su posición es la de alero.
Barnes fue colocado en el número uno en 2010 de la lista de los mejores jugadores de instituto del país por ESPNU 100, y Scout.com y como número dos por Rivals.com.
Ese mismo año fue elegido para disputar el McDonall`s All-American Game que se celebró en Colombus, Ohio, siendo elegido co-MVP del partido junto con Jared Sullinger.
En su etapa universitaria jugó durante dos temporadas con los Tar Heels de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, en la que promedió 16,4 puntos, 5,5 rebotes y 1,2 asistencias por partido. En su primera temporada fue elegido rookie del año de la Atlantic Coast Conference tras promediar 15,7 puntos y 5,8 rebotes por partido.
Al año siguiente fue incluido en el mejor quinteto de la conferencia, junto con sus compañeros Tyler Zeller y John Henson.
En sus dos temporadas como Tar Heel, Barnes jugó 70 partidos, 69 como titular.
Acabada su etapa universitaria decidió presentarse al Draft de la NBA. Lo hizo en el 2012, en el que salió seleccionado en la séptima posición por los Golden State Warriors.
Su primera temporada en la franquicia de la bahía fue impresionante. En su temporada rookie en la NBA contó con la confianza del por entonces entrenador de los Warriors, Mark Jackson, y empezó los 81 partidos que jugó como titular, jugando poco más de 25 minutos por partido fue capaz de conseguir unas medias de 9.2 puntos y 4 rebotes, con unos porcentajes de 44% en TC, 36% en triples y 76 en tiros libres. Estos números le valieron para jugar en el partido de Rookies contra Sophomores en el All Star Weekend y para ser seleccionado en el primer quinteto de rookies de la temporada 2012/13.
Sin embargo, lo mejor de la temporada 2012/13 para Harrison Barnes vino después. Y es que los Golden State Warriors lograron el sexto puesto de la Conferencia Oeste, clasificándose así para los Playoffs de la NBA. Y ahí es donde más brilló Barnes. En dichos Playoffs la figura del «Halcón Negro» creció de manera significativa, tanto como sus números. Barnes pasó de los 9.2 puntos y 4 rebotes a los 16 puntos y 6,5 rebotes. Su papel en el equipo fue muy importante y contribuyó a que los Warriors superaran a los Denver Nuggets en primera ronda, para después poner en aprietos a los San Antonio Spurs.
A pesar de su gran final de temporada, la franquicia californiana durante el verano de 2013 hizo un gran movimiento fichando al alero All Star André Iguodala.
La llegada de Iguodala supuso un parón en la progresión de Barnes, ya que pasó de disputar 81 partido como titular a sólo 24, y su presencia en el quinteto titular sólo surgió por lesiones de compañeros.Además de que evidentemente su rol fue cambiado a un segundo plano. A pesar de que sus minutos eran más que en su año rookie, el hecho de no salir titular hizo mella en Barnes y propició una bajada de moral en el jugador. Sus números fueron prácticamente los mismos solo que con peores porcentajes.
En esta temporada su equipo volvería a repetir posición en la Conferencia Oeste, sólo que esta vez fueron apeados de los Playoffs en primera ronda por Los Ángeles Clippers.
Para Barnes fue un año muy complicado anímicamente por la llegada al equipo de Iguodala, pero eso no hizo que su empeño en ser titular decayera. Su compañero Andrew Bogut tuvo estas palabras el verano pasado:
“Es un jugador joven y fue difícil para él sobrellevar el tema mentalmente.”
“Tuvo un año de rookie muy bueno, y luego trajeron a un All Star para ocupar su sitio, así que lógicamente estaba frustrado.”
“Nunca paró de trabajar. Siempre estaba en el gimnasio haciendo ejercicio extra, incluso cuando había tenido un mal partido. No estuvo tan acertado de cara al aro como le habría gustado, pero pienso que con un poco más de movimiento del balón y un ataque fluido, todo cambiará para él este año.”
El mal sabor de boca dejado por la pronta eliminación del equipo en los Playoffs propició el despido del entrenador Mark Jackson, y la llegada a los Warriors de Steve Kerr.
Con la llegada al banquillo de Steve Kerr todo cambió para Harrison Barnes. Para empezar Kerr tuvo claro desde el principio que para recuperar a Barnes y su confianza en si mismo tendría que ponerlo en el quinteto inicial. Y así lo hizo. Desde el principio no tuvo reparos en afirmar que Barnes sería titular y que Iguodala empezaría desde el banquillo y lideraría la segunda unidad.
Pero ese no fue el único cambio que llevó a cabo el entrenado rookie. Y es que a pesar de la subida de nivel que el equipo de la bahía había experimentado con el antiguo entrenador Mark Jackson, el ataque seguía siendo un desastre, ya que consistía en aclarados continuos. Algo que perjudicaba entre otros a Harrison Barnes. Porque las jugadas diseñadas para Barnes eran siempre las mismas, aclarados y posteos. Sin embargo la llegada de Kerr predicando un mayor, más rápido y más dinámico movimiento del balón cambió por completo el ataque de los Warriors.
Steve Kerr confió en Harrison Barnes y no le decepcionó. 82 partidos como titular esta temporada, promediando 10 puntos, 5,5 rebotes y 1,5 asistencias por partido, además con una mejora sustancial de sus porcentajes: 48.2% en TC, 40% en triples y 72% en tiros libres.
Su evolución esta temporada ha sido espectacular, quizás no en números pero si tanto táctica como mentalmente. Su papel en el equipo sigue siendo secundario (normal teniendo en cuenta que juega con Curry, Thompson o Green), pero ha demostrado ser un jugador consistente y competente, en ambos lados de la pista, en el que se puede confiar. Además lo más importante de Barnes no es lo que puede aportar a día de hoy, si no lo que puede aportar en el futuro. Y es que Harrison Barnes tiene ante todo mucho futuro.
Esta ha sido una temporada refrescante para el joven alero en la que ha vuelto a demostrar que tiene un potencial enorme y que en un futuro puede ser un jugador vital para la franquicia de la bahía.