La llegada de un rookie a la NBA nunca es fácil. El aterrizar en un mundo de lujos, lleno de viajes con todas las comodidades y convertirse en alguien idolatrado por muchas personas puede ser difícil de gestionar emocionalmente por los jóvenes jugadores.
Sin embargo, no parece que a Rondae Hollis-Jefferson, rookie de los Nets, vaya a subírsele el estrellato a la cabeza… no al menos de momento.
Tal y como explica Alex Raskin (Wall Street Journal) en una entrevista con el rookie, el jugador participó en el «Rookie Transition Program» el pasado mes. El programa, que se realiza cada año desde 1986, consiste en una serie de ponencias y tutelajes dirigidos a los nuevos integrantes de la NBA. En ellos se les guía de, por ejemplo, como administrar su dinero, seleccionar bien las compañías o mantenerse una vida sana, alejada de las drogas y el alcohol.
Pues bien, parece que el nuevo número 24 de Brooklyn Nets ha llegado a la gran liga con la lección bien aprendida.
«No tomo drogas ni bebo, pero nunca sabes por lo que una persona puede llegar a pasar», dijo a Alex Raskin. «Una mala decisión puede arruinarle la vida a cualquiera.«
Pero por el momento, lo que más preocupa a Rondae es el tema económico. A pesar de que su nómina asciende a más de 1,3 millones de dólares garantizados para esta temporada, el rookie de los Nets ha podido comprobar en sus propias carnes lo duros que son los impuestos para los ricos.
«Cuando recibí mi primer cheque, la mitad del dinero se había esfumado. Y estando en Nueva York, más de la mitad. Me quedé en plan ‘A quien llamo ahora? Que está pasando?'»
Y es que vivir en Nueva York no es fácil, ni siquiera para los jugadores profesionales de la NBA, al menos en sus primeros años.
«Puedes vivir en un bonita casa con tres habitaciones en Dallas por unos dos mil dólares al mes. En Nueva York, por algo con tres habitaciones y tres baños vas a pagar ocho de los grandes. Es increíble.«
Por el momento, y en espera de recibir salarios más suculentos, Rondae ha decidido emprender su carrera en la gran compartiendo alojamiento con su hermano y un amigo. Los tres se encuentran afincados en estos momentos en el norte de Nueva Jersey. Desde allí, el alero de los Nets tiene 25 minutos hasta las instalaciones de entrenamiento de East Rutherford, trayecto que realiza en coche, con ayuda de un navegador.
El jugador no duda en señalar que lo peor de vivir en Nueva York es «el tráfico», por lo que considerará muy seriamente mudarse a Brooklyn cuando los Nets inauguren el nuevo centro de entrenamientos, situado en el denominado Industry City de Brooklyn, presumiblemente el próximo febrero.
Pero por ahora, Rondae se centra en intentar tener tanta conexión con los aficionados como pueda, y ha pedido a los directivos de los Nets ser uno de los jugadores incluidos en los encuentros con los abonados de temporada.
Pero no todo es malo en Nueva York. Para Hollis-Jefferson es el sitio perfecto para darse a conocer.
«Si intentas ser la clase de persona que tiene muchas aspiraciones, muchos objetivos, y quieres hacer grandes cosas, este es el mejor mercado.»