Al-Farouq Aminu – 28,6% de media -, Gerald Henderson – 30,9% tras pasarse sus tres primeros cursos alredor del 20% -, Maurice Harkless – 30,9% pero 17,9% en 2014-15 -. Esos son los jugadores que compartirán el perímetro presumiblemente a lo largo de la temporada. Ninguno de ellos se ha caracterizado por ser nunca un tirador exterior, pero en la NBA de hoy en día esa cualidad es imprescindible. Sin tiro de tres no hay ataque, y Portland ha pasado de tener amenazas reales como Batum, Matthews, Afflalo o Aldridge, a disponer de jóvenes muy físicos, con envergadura y con todavía posibilidades de mayor progresión, además de Henderson, que llegó al baloncesto quince años tarde.
Según datos de Blazer’s Edge, Portland lanzó el año pasado 2.231 triples, anotando un 36,2%. La primera marca fue la tercera mejor de la liga, y la otra la octava, lo que quiere decir básicamente que el conjunto dirigido por Terry Stotts cuenta con el triple como un recurso esencial para su juego. Esto choca con la composición actual de la plantilla de los de Oregon, donde se ha revitalizado la defensa con brazos jóvenes, largos y atléticos a costa de que ninguno de ellos haya probado, de momento, ser un tirador capaz de larga distancia. El novato Pat Connaughton acumuló un 36,8% de acierto en Notre Dame durante sus tres años allí, pero no es garantía que eso se traducirá al mismo nivel en la NBA, ni tampoco es seguro todavía que vaya a disponer de minutos importantes. Allen Crabbe podría ser el comodín aquí con su 36,4% en sus dos primeras temporadas en Portland. Pero generalmente la escuadra diseñada por el manager general Neil Olshey tiene un grave déficit, con apenas Lillard, McCollum y Leonard como triplistas más o menos establecidos.
Sin embargo, el mismo artículo de Blazer’s Edge se pregunta si tal vez el sistema de Stotts – motion offense, que podéis examinar en este enlace en inglés – no sería capaz de convertir a Aminu, Henderson y Harkless en, al menos, competentes tiradores, gracias a los tiros solos que un buen movimiento de balón suele conseguir en multitud de ocasiones. A esto se añade el peligro de Lillard como penetrador, que cierra defensas rivales y deja abiertos a sus compañeros. De tener un base All-Star que se desenvuelva a la perfección iniciando el ataque y siendo agresivo no se pueden beneficiar muchos más conjuntos, y este es el principal argumento de peso para pensar que tal vez sí sea posible mantener un decente juego exterior en la temporada que viene.
En algunos de los datos que menciona el estudio, se refleja que Afflalo encestó tan sólo el 33,6% de sus triples en Denver, y sin embargo en Portland esa cifra subió a un 40%, prueba clara de que el sistema es igual de importante para un tirador que su habilidad innata para armar el brazo desde lejos. Generar espacio es trabajo de equipo, y de Stotts dependerá también encontrar las mejores combinaciones posibles para que las defensas rivales no puedan descuidar el perímetro de los Blazers. Mientras que Aminu proporciona muchas posibilidades por su físico para defender 4 posiciones, será imprescindible que sea capaz de anotar algunos triples en cualquier momento, sobre todo si comparte pista con Ed Davis, Henderson y Harkless. La mejor solución será encontrar quintetos que puedan seguir generando tiros solos, ya que en esa faceta, por ejemplo, Aminu sí encestó el 38,6% de sus tiros de tres, mientras que en general el año pasado apenas acertó con el 27,4% de los mismos. Harkless no tuvo oportunidades el pasado año, y menos aún en unos Magic cuyo backcourt lo forman Payton y Oladipo. Henderson es esa rara avis que sigue prefiriendo tirar de 5 metros, aunque su mejora en estas últimas campañas es para tenerlo en cuenta.
Tener a Lillard – y a McCollum como base de la segunda unidad – ayuda en buena parte, pero eso es simplemente un buen comienzo. Para que el All-Star pueda seguir progresando como jugador franquicia los Blazers van a tener que ayudarle a generar espacio también, y así transformar a conocidos lanzadores de piedras en triplistas decentes, por lo menos.