Han pasado ya un puñado de horas y aún sigue sonando un «Eco» en el mundo del baloncesto nacional después de que se haya debatido intensamente y desde multitud de matices acerca del tema GBC. Para el que viva en otro mundo y aún no se haya percatado, el programa de ayer de «El jefe infiltrado», de La Sexta, se introducía en las entrañas de el Gipuzkoa Basket, uno de los equipos en situación mas complicada de la ACB. Cientos de cosas se han debatido a raíz de este programa y han surgido numerosas preguntas: ¿Beneficia o perjudica esto al club? ¿Y a la ACB? ¿Los protagonistas del programa seguían un guión? y tantas otras que os podáis imaginar. Mi opinión acerca del tema os lo cuento en las siguientes líneas.
Lo primero de todo, y sin profundizar mucho en la repercusión del asunto, voy el tema audiencias. El programa en cuestión fue visto por 1.647.000 personas (8,6% de Share) ¿Sabéis cual es el único equipo en este país que logra unas audiencias similares? Exacto, solo la selección española arrastra a tanta gente a una pantalla de televisión. Para que os hagáis una idea, el partido mas visto de la final de los últimos play-off de la ACB, entre Madrid y Barcelona tuvo unas audiencias de 1.210.000 espectadores (el resto rondaron los 800.000). Primera reflexión: a los gestores de la ACB se les debería caer la cara de vergüenza; segunda conclusión: El Gipuzkoa Basket protagonizó ayer el que probablemente vaya a ser el evento baloncestístico nacional a nivel de clubes con más impacto y difusión de la temporada, tiene tela la cosa. El propio club, no nos engañemos, hasta ahora «invisible» para la gran mayoría de los aficionados al deporte del país y ya no os quiero ni contar para toda la gente que vive ajena al deporte, consiguió posicionarse en un horario de máxima audiencia y en una cadena puntera durante aproximadamente una hora, reuniendo entre su publico a aficionados al baloncesto pero también a muchos que ni siquiera saben quien es David Doblas (y lo digo con todo el respeto), provocando un impacto de sus Sponsors en un espacio televisivo de referencia que ningún partido de ACB es capaz de lograr actualmente.
Lo segundo: no nos engañemos, todos sabemos, o al menos somos capaces de imaginar con bastante acierto la porquería que hay debajo de la alfombra de muchos equipos de «la segunda mejor liga del mundo». Que un equipo se muestre transparente frente al gran publico aporta mas de lo que perjudica. Ayer se mostraron parte de las miserias de la ACB. Toca ponerse las pilas, a nivel de equipos y de la propia liga (ojalá). Dejando a un lado que todos sabemos lo que hay y el «que la cosa esta muy mala», lo que hizo ayer el GBC, intencionadamente o no, fue la mejor campaña publicitaria que podía llevar a cabo: en una liga en la que (por desgracia), el mercado de muchos equipos es local o provincial. El GBC logró recordar ayer gloriosos tiempos pasados ante la audiencia e intentó (y mi impresión es que lo consiguió) tocar la fibra sensible de esos aficionados que por una cosa u otra han dejado de ir los domingos a Illumbe.
Además, de regalo, si con esto el club ha conseguido mejorar sus deficiencias (quiero creer que si), otra cosa que han ganado. Algo que desde algún que otro club no parecen tener muy claro aún es que no basta con ofrecer un partido de baloncesto cada dos semanas, hay que devolver a las distintas partes, al menos en cierta manera, lo que estas aportan al club, ya sean los voluntarios, las animadoras o el tío que suda debajo de un disfraz de felpa.
PD: Para los que después de ver las audiencias habéis soltado el típico «¡Para que luego digan que el baloncesto no interesa!»… Amigos, si nos lo venden bien nos interesan hasta las carreras de caracoles. No busquéis mas lejos, lo primero que tiene que pasar para que la gente vea baloncesto es que el baloncesto sea visible, no que viva en un continuo anonimato. A partir de ahí, liga y equipos se tienen que poner las pilas en generar entretenimiento mas allá de el partido del fin de semana. Desde los despachos se debe de pensar que que tener aficionados está muy bien, y por supuesto que hay que cuidarlos, pero para convertir este deporte en un deporte rentable hay que conseguir atraer a consumidores de baloncesto, convertir este deporte en una oferta mas de ocio. Por ello no vale con ofrecer un partido a la semana, hay que generar contenidos que atraigan al publico hacia el baloncesto durante los siete días de la semana. Lo dicho, queda mucho por hacer.